Capítulo 12: Trato o consecuencia.

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¡Buenas, lectores! Espero que la estén pasando bien. n.n
A pesar de ser relativamente corto, espero que busquen un lugar cómodo para leer.  Sin mucho que decir espero que disfruten la lectura tanto como yo lo hice escribiendo.

  Sin mucho que decir espero que disfruten la lectura tanto como yo lo hice escribiendo

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Esa misma noche, en el muelle.

De todos los lugares alrededor, había uno que llamaba la atención debido a que se encontraba algo apartado. Se trataba de lo que parecía ser un almacén del que el paso del tiempo no le había tenido piedad debido a las marcas de óxido, moho  y una que otra grieta que permitía que la luz amarillenta de los faroles se colara un poco. Pero ni aún con esas era suficiente para que toda la oscuridad en su interior lograra ser opacada.
Otra cosa se entrometía dentro de aquel lugar, y eran dos voces. Voces que discutían, reían de vez en cuando o se quejaban. También otro sonido recurrente era el del movimiento del agua.
De las pocas cosas que se podían identificar de aquellas palabras, una oración en particular si pudo escucharse sin problemas en medio de un breve pero inquietante silencio:

—Ve a revisar ese lugar.

Y no mucho después, el sonido de unos pasos acercándose. Pronto, el rechinido de la puerta de hierro abrazando cada rincón de las cuatro paredes, haciendo que la luz se apoderara de una gran parte del alrededor. Una silueta apareció en medio de la entrada para caminar entre las estanterías, mirando las cajas y baúles de hierro. Los estantes de más al fondo casi en las paredes estaban cubiertos por sábanas blancas llena de polvo y suciedad. Otras apenas tenían un pedazo de tela, dando a entender que quizá los insectos habían tenido un festín con las coberturas. 

En cierto momento la figura se movió a un lado extendiendo su mano al escuchar pisadas que no eran las suyas, pero al ver se dio cuenta de que solo era una rata que pasó por ahí. Luego siguió caminando hasta el fondo, envolviéndose de las telarañas que habían esparcidas entre estantes por el almacén. Las responsables corretearon por ahí, unas más grandes que otras. Aquella figura se inclinó para abrir su mano cuando notó una de ellas enfrente, pero al transcurrir el tiempo, el arácnido se escabulló detrás de unas de las cajas.
Después de dar otro vistazo a su entorno, la figura  decidió salir del lugar.

—¡Todo despejado, como me cansé de decirte! —gritó para luego cerrar la puerta con algo de enojo.

Después de eso pasaron un par de horas donde ya no se escuchó ninguna voz. Quizá apenas la sirena de algunas patrullas que pasaron cerca, pero nada más. El silencio llegó a tal punto que solo las patitas de las ratas, sus chillidos y el aleteo de las cucarachas que revoloteaban por ahí hacían acto de presencia.

Súbitamente, varios insectos escaparon de un rincón al sentir un movimiento brusco: algo había salido detrás de una caja para empezar a sacudirse como loco. Poco después detrás de la estantería salió otra figura dando tumbos retirando su mano de su nariz para empezar a sacudirse el polvo haciendo movimientos ásperos al sentir varios insectos encima. Otra figura que parecía recostada detrás del baúl de hierro se levantó para ir de inmediato junto a los demás.

Silencio. Pese a estar llenos de terror, ninguno dijo nada. Solo se miraron envueltos de telaraña y polvo. Le importaba poco todos esos insectos que aún se movían encima de sus cuerpos. Daba igual. Algunos se iban solos, pero ese terror de haber tenido que esconderse tan pronto escucharon que personas se acercaban cuando pensaron que estaban solos parecía que se les iba a quedar por más tiempo. No tenían idea de quienes eran o qué buscaban. Solo deseaban que no los encontraran porque no sabían los problemas en los que se estarían metiendo.

Con las luces de sus celulares se iluminaban entre sí.

—Mierda.

Fue lo único que pudo soltar uno de ellos que tenía una cámara en sus manos.

Luego todos intercambiaron miradas. Quien tenía la cámara sentía un poco de alivio, porque pesar de la situación nadie parecía regalarle una mirada de odio. Más bien todos seguían atemorizados por toda la sorpresa y confusión. Y ni aún creyendo que aquellas voces se habían ido estaban tranquilos.

—Si aparece alguien o nos encuentran en la calle, diremos que nos perdimos —manifestó el que sostenía la cámara.

Los demás asintieron. Luego se pusieron de acuerdo para saber al padre de quién iban a llamar con la esperanza de que no fueran regañados o ser recibidos con un extenso interrogatorio. También se pusieron de acuerdo para no contar nada a nadie hasta saber con claridad que harían.
Otro detalle a tomar en cuenta es que dirían versiones ligeramente diferentes cuando recibieran las preguntas de sus padres, porque si ellos se contactaban entre sí y se enteraban exactamente la misma historia podría resultar sospechoso. También tomaron otro tiempo para inventar excusas creíbles en caso de que las preguntas se extendieran más de lo esperado.

—Saldré a revisar —avisó el de la cámara.

Nadie se opuso, y con mucha razón.

El joven respiró hondo, y nada más abrir la puerta se encontró con dos figuras encapuchadas con los brazos cruzados.

—Eres más terco que una mula, y ni hablar de quienes seguro te escucharon —reprendió una de las figuras, paralizando de miedo al joven.

El enmascarado se dio cuenta de que tenía una cámara en una de sus manos, mientras el joven parpadeó intentando averiguar que significaba ese breve silencio.

 Luego el encapuchado extendió su mano, emanando un tenue resplandor morado.

—Perdona, pero no tengo tiempo para charlar. Podemos hacer esto de dos maneras: me entregas la cámara para revisarla, o haré que me la entregues. Ambas no involucran la violencia si se portan bien, pero con un movimiento en falso me veré en la necesidad de responder. De hecho, si me ayudan yo los puedo ayudar a regresar sanos y salvos a sus hogares. Acepta la oferta mientras esté de buen humor —sentenció.

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Estaré encantado de leer sus comentarios o teorías. ¡Nos leemos luego! nwn

Sombras del pasado.  (Fnafhs)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora