Capítulo dos

92 13 0
                                    

— Para empezar, cada alpha tiene tres presas que fueron elegidas al azar —dijo directamente el beta elegido para eso, para que explique las reglas que impuso el Gran jefe antes de iniciar el juego—. Hay tres reglas que deben respetarse al pie de la letra, son las siguientes:

• No se puede herir o intentar asesinar a una presa ajena, eso deberá hacerlo su respectivo cazador.

  Algunos alphas gruñeron insatisfechos con aquella regla. Anteriormente se podía asesinar por pura "causalidad" a quien se le cruce en el camino, de esta forma aseguraban su victoria pues para ganar los cazadores debían entregar los cuerpos de sus presas sin vida, aparte de una pequeña caja donde se colocarían sus corazones.

• Las presas pueden armarse, claramente sin sobrepasar el límite. Esto depende de cada alpha.

  Eso fue suficiente para que ellos corrieran a destruir cualquier intento de arma o herramienta que les sirviese a las presas. Eso era injusto. No, simplemente no podían permitir que alguna presa se diera de importante e intentase atacar a algún jefe con tal de "salvarse".

• El tiempo establecido para la Cacería es de treinta días, después de ese tiempo, si alguna presa sobrevive será liberada de sus cargos y podrá regresar a su manada sin ningún impedimento.

— ¿Eso sería todo? —interrogó el alpha Namjoon, observando sin interés la daga en sus manos.

  El beta, que aún se mantenía en estado de shock por observar el salvaje escenario por destruir cualquier instrumento de salvación para los de su clase, asintió despacio sin dejar de mirar al mayor. Namjoon bajó de su pequeño asiento y caminó hasta él, y dejando sigilosamente el arma en sus manos examinó el rostro ajeno.

Nos falta uno, o mejor dicho, me falta uno. —enfatizó analizando su reacción.

N-no entiendo a qué se r-refiere, señor.

  Al momento apareció Hoseok seguido de su hermano, Jungkook, y todos formaron una fila frente a la pareja. El Gran jefe caminó de un lado al otro examinando a sus menores, les sonrió y miró atrás de ellos, directamente al beta que examinaba con asombro el arma que antes le fue entregada.

¡Seokjin! —le llamó sonriente. Seokjin levantó la mirada y corrió a su lado, dejando caer frente a todos el objeto corto punzante.

Que inútil. —murmuró Namjoon, sonriendo y sacándole una sonrisa a todos.

Señor Hoseok, yo... —intentó escudarse el beta, pero en realidad no tenía una buena escusa, así que agachó la cabeza y guardó silencio.

Oye, Namjoon, ¿no dijiste hace unas horas que una de tus presas había muerto antes de lo esperado? —mencionó Kai, intentando llamar la atención del alpha de rango mayor, consiguiendo su objetivo al instante.

¡Oh, es verdad! —sonrió entendiendo sus palabras— Hoseok, no creo que tener dos presas sea justo para el resto, yo necesito mi tercera víctima, digo, presa.

  Hoseok lo pensó unos segundos— Por el momento, el resto de miembros que nuestros alphas eligieron, fueron asesinados brutalmente —ofreció una mirada pesada a todos, quienes enseguida bajaron la cabeza como cachorros regañados—. Pero si lo dices supongo que debes tener un candidato.

— Efectivamente, y de hecho ya se encuentra aquí.

  Las risas no tardaron en llegar cuando Namjoon recargó su mirada en el beta arrodillado a un lado del Gran jefe. Ese exquisito aroma de miedo inundó sus sentidos y los hizo volverse locos, comenzando a reírse sádicamente.

  Hoseok bajó la mirada. Seokjin le había servido bien toda su vida, era un gran beta y por supuesto un gran amigo, ¿por qué debería dejarlo en manos de semejantes asesinos psicópatas? Luego recordó, él también iba a entregarlo el día de ayer pero no lo halló correcto hasta ese momento.

Supongo que estaría bien.

Cacería || Omegaverse → VKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora