- amor pedite unas pizzas con unas birritas - gritó Martín desde su oficina.
- bueno - agarré el celular sin ganas y abrí pedidos ya, busqué la pizzería favorita de Martín y pedí su pizza favorita con sus birras favoritas.
Me senté a escribir mientras llegaba la comida.
narra Paulo
- che Londra, tenes los pedidos, anda yendo a dejarlos que ya se te juntaron - asenti sin ganas, entré busqué los pedidos y los metí adentro de la caja de la moto, busqué en mi celular la primer parada y ahí fui.
Después de 8 entregas, ya iba en dirección a la última, cuando llegue era un departamento re de conchetos, le dije al portero que tenía un pedido y me dejo pasar, subí hasta el piso 8 y toqué timbre.
Cuándo me abrieron la puerta casi me caigo de culo culiao.
- hola porfin - dijo el ángel que tenía adelante.
- sí.. serían... am, ochocientos treinta - hablé como pude.
narra Rocío
- Okey, haber - saqué de la billetera con mis manos temblando y sudando, el pibe era hermoso. Saqué dos billetes de 500 y se los entregué.
- ¿no tenes... treinta pesos? - preguntó con la plata en una mano y en la otra el pedido.
- no - agarré el pedido.
- haber - saco una billetera y buscó el vuelto.
Me entregó doscientos pesos y buscó el resto.
- quedante con el vuelto, rey - le sonreí y el se quedó como estatua mirándome, yo me puse más nerviosa de lo que estaba y solo sonreí.
- gracias linda - me dijo con su hermoso acento cordobes y se fue mirándome de vez en cuando.
narra Paulito
Quedé embobado con la tremenda mina que me recibió, volví al restaurante y me senté a tomar un agua.
narra Rocío
Paso el mes y seguí pidiendo al mismo lugar para que viniera el mismo pibe, lo veía todas las noches, y de vez en cuando intercambiamos algunas palabras, pero no muchas. Hasta que parece que el tomo coraje y me invito a tomar mates.
- Paulo, tengo esposo - me sincere.
Él se quedó como piedra mirándome.
- ¿por qué nunca me dijiste Ro? - dijo decepcionado.
- no se, no lo veía necesario - él me entregó el pedido y se fue.
Seguí meses intentando que me volviera a llevar algo, pero siempre venía un pibe diferente.
Narra Paulito
Me cambié de restaurante y traté de olvidar a Roció, pero era imposible, me había enamorado, pero nunca me metería con una mina casada.