3. Necesitamos un tiempo

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Entré en la celda, miré la cama en la que habíamos hecho el amor, que seguramente sería propiedad de Zulema, por lo que me subí a la de arriba y me recosté de lado. Estuve un rato largo hasta que sentí la presencia de alguien dentro de la celda, sin embargo, no pensaba abrir los ojos.

- Rubia esa es mi cama – dije con tono autoritario.

- Pues, te jodes y duermes en la de abajo, ahora es mía -.

Puse el pie en la escalera y me dejé caer sobre ella aplastándola – Es mi cama -.

- Quita de encima, no quiero que peleemos -.

- Pos bájate -.

- No quiero, bájate tú -.

- Rubia... - en ese momento abrió sus ojitos hermosos y no me resistí a rozar mi nariz con la suya – Siento cómo te he hablado... soy una imbécil – le di un beso tierno en la frente y me acomodé encima de ella.

- Bájate, no quiero hablar contigo ahora. No quiero discutir, por favor – dije mirándola a los ojos.

Puse mis manos en su cadera empezando a acariciarla – Yo no quiero discutir amor – le di otro beso en la frente – No sabes las ganas que he tenido de reventarle la cabeza a Rizos con la bandeja del desayuno, me ha molestado que no te apartaras – le di un beso en la mejilla – y cuando ha venido a decirme que qué le había hecho a su rubia... ag... la quiero matar – metí mi cara en el hueco de su cuello y empecé a dejar pequeños besos.

- El beso me ha pillado de sorpresa, no he sabido cómo reaccionar y lo siento. También, el intentar defenderte, entiende que eres mi vida que... - me cortó con un beso muy suave en los labios.

- No digas nada... he hablado con Brida y me ha contado todo. ¿Pequeña has estado tomando drogas? – beso – quiero la verdad -.

- Sí – dije mientras metía mi cara en el hueco de su cuello.

- Bueno, ¿No lo vuelvas a hacer vale? Y menos aquí – me separé, aparté su flequillo con delicadeza y dejé otro beso tierno.

- Te lo prometo – le di un pequeño beso en la mejilla, lo malo será cuando me empiece a dar el mono, había estado consumiendo a diario durante más de un mes.

- Tenemos mucho que hablar, por ejemplo, no te he dicho que me están tratando del trastorno, me han cambiado el tratamiento y me va muy bien. Solo he tenido una alucinación y al principio, aunque tengo que ir a terapia martes y jueves con el psicólogo de la prisión. No te asustes, no tiene nada que ver con Sandoval -.

- ¿Quieres que te acompañe? – dije acariciándole la cara.

- Claro amor, me encantaría – sabía que me la había terminado de ganar, que le diga amor es su debilidad. – También me gustaría que hablaras con él, después de como has estado por mi culpa -.

- Ayer fue hermoso estar contigo, y te perdono lo de hoy, sin embargo, me va a costar mucho olvidar que me dejaste sola -.

- Maca... lo hice para salvarte, estuve bastante grave. No me hubiera perdonado que te pasara nada – le di un piquito en los labios al que no me contestó.

- ¿Y no entiendes que prefería morirme contigo a vivir sin ti? -.

- Ya mi amor... olvidemos eso ¿sí? – le di otro piquito.

- Zulema, no se puede simplemente olvidar todo -.

- Rubia... - me habían atravesado sus palabras – si piensas así, quizás lo mejor sea darnos un tiempo. Noto que no te refieres solo a lo del helicóptero y eso me hace daño. Yo te quiero, te amo con toda mi alma, pero si ves que estando aquí dentro vas a sufrir a mi lado, es mejor dejarlo -.

- Necesito pensar – la aparté con delicadeza para que se bajara de encima de mí, me bajé de la cama y salí a la galería.

Pasé el resto de la mañana con Tere y Antonia, llegó el almuerzo, cogimos la comida y fuimos a la misma mesa, se incorporaron Goya y Triana, y Antonia se quedó en la cocina. Poco después llegó Rizos, por si no tenía suficiente, se sentó a mi lado y se puso a comer tranquila. No dije nada, solo que la mirada de dolor que me dedicó Zulema al pasar por al lado, me terminó de derrumbar y empecé a sollozar.

- Eh... ¿Rubia que pasa? – la acaricié la cara con confianza.

- ¿Qué pasa? No sé cómo tienes el coño de sentarte aquí, has empujado a Zulema y hemos discutido por tu culpa – me levanté, tiré la comida y me fui camino a la celda.

- Rizos tía... nos ha aclarado que está con ella y vas tú y montas pollo... ¿Qué tienes en la cabeza? Ya te digo yo que lo que sientes por Maca no es amor, estás obsesionada con ella desde el día que entró. Tal vez te duela, pero como mira a Zulema nunca te ha mirado a ti -.

- Tere no me toques el coño, ¿cómo va a querer a la tía que la hizo abortar y le destrozó la vida? -.

- Hace casi 4 años de eso Rizos y tú no sabes por lo que ellas han tenido que pasar juntas -.

- Yo solo os digo que la Zule se muere por ella, dio su vida y su libertad por salvarla. Y os lo puede decir Triana, vivían en una caravana como una pareja con una sola cama. Rizos por tu bien, déjala en paz – dijo Goya con tranquilidad.

- Sisi, y bailaron una bachata muy pegaditas, tenían unos frikimuebles todo ordenados, todo muy cuqui. Yo desde el primer día que las vi, sabía que tenían algo. No es normal como se miran y solo tenéis que mirar con disimulo la cara que tiene ahora mismo Zulema. Te digo lo mismo, da igual el daño que hayan hecho, eso es cosa de ellas, lo que si te digo es que se muere la una por la otra y que no tienes nada que hacer -.

- Eso ya lo veremos – di la conversación por terminada y me dispuse a terminar de comer.

- Zule tía que te pasa, ¿es por lo de la colgá de la Rizos? La rubia bebe los vientos por ti -.

- Le he pedido un tiempo a Macarena, no por mí... por ella, y me siento la persona más mierda de este mundo. Yo no sé pedir perdón, quería arreglarlo y solo lo he empeorado -.

- Si me permites Zulema, yo la conocí ayer y te digo que no he visto mirar a nadie como ella te mira a ti. No sé la intensidad de tus sentimientos por ella, solo te digo que la cuides si está algo inestable. No es el mejor sitio para que se la vea débil, menos con el currículum que se gasta -.

- Gracias – le sonreí sinceramente a Tortu, la verdad es que no me caía mal y sí, la había comprado por joder y me iba a costar caro, pero había merecido la pena.

- Mira reina mora, la rubia seguramente estará en la celda llorando después de lo que le ha montado a Rizos. Ha dicho que habéis peleado por su culpa, por lo tanto está deseando que vayas con ella -.

- No sé gitana, me ha dicho que tenía que pensar -.

- La tortu y yo, vamos a vomitar el yogurcito este caducao y vamos a pasar la noche en la enfermería porque vamos a estar muy malas – le guiñé un ojo – así que arregla las cosas con la rubia y déjala satisfecha, como para que no os escuchemos gemir en tres o cuatro días. Así ganamos todas jajaja -.

- Qué imbécil eres -.

- Imbécil no, que estuvisteis follando toda la tarde y toda la noche -.

- Acostúmbrate gitana... la rubia y yo hacemos el amor todos los días. Me lo prometió cuando le pedí que fuera mi novia -.

- Jajajaja hacer el amor, que romántica... tía no te imagino pidiéndole eso a nadie -.

- Para que veas -.

- ¿Quién eres y que has hecho con mi puto elfo del infierno? -.

- Jajajajaja, voy a buscar a mi rubia anda. Gracias a las dos. – les dediqué una mirada de agradecimiento sincero y fui a la celda en busca de mi rubia.


Aquí les dejo otro capítulo! Espero que les guste! Gracias por sus comentarios y favs!

Siguiente cap: 4. Mi Colibrí 

ZURENA - ENTRE REJAS CONTIGO - [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora