Happy Meal.

256 38 15
                                    

Conway casi quema la casa.
tratando de hacer la receta que salía un libro, al meterlo al horno se le quemó al instante. 
Siempre sufría por estas cosas, y siempre pensaba en pedir una clase de cocina..
Pero no tenia tiempo. 

Con una mano detrás de tu cuello viendo el desastre que se mandó, nota que uno de sus hijos, Horacio, entra a la cocina.

— ¿Qué pasó aquí papi? — Pregunto, en una esquina de la cocina.

— No, nada importante hijo mío.. Solo era.. Papá tratando de cocinar. — respondió ante aquella pregunta, un poco nervioso sacando lasaña del horno junto al humo negro, haciéndolo toser.

— Mmh.. ¡Ya sé! ¡Papá, papá! — exclamó Horacio, dando unos leves brincos llamando la atención de su padre. — ¿Podemos comer en Mcdonald's?

Tal vez si, era una gran de idea.
De todas formas hace tiempo que no salían a comer.
Decidido en la idea de su hijo, lo alza manteniéndolo en sus brazos y sube al segundo piso, encontrándose con Gustabo jugando en su consola.

—Gustabo, ponte ropa, saldremos a comer.

— ¡SII! ¡Vamos a comer afuera! — Grito el menor de cabello rubio, dejando su consola de lado y buscando su mejor ropa para salir, mientras que su hermano era vestido por Conway.

Los dos ya vestidos, esperan a que su padre se ponga su formal traje de siempre.
Gustabo siempre pensó que Jack solo tenía esa ropa, pero cuando reviso los cajones de su padre, noto que tenia más prendas, algo que lo impactó demasiado.
Mientras que Horacio, siempre encontró a su padre alguien muy guapo, sea con la ropa que se pusiese.
Su padre era tan guapo, que las chicas no dudaban en suspirar enamoradas con tan solo oír su voz.
Horacio sabía que un día de estos papá Conway encontraría a la mujer indicada, algo que siempre lo colocaba feliz.
Ese anciano necesita de una mujer en su vida, o hombre.

— Niños, ¿Ya están listos? — Pregunto el mayor mientras se colocaba la corbata. 

— ¡Si! — exclamaron ambos niños, al mismo tiempo haciendo poses.
Jack simplemente rió y cuando por fin pudo colocarse su corbata, agarró las llaves de su auto, de la casa y salieron.

Nada era mejor que estar en su maravilloso auto policial. Era su tercer hijo, aún que los otros dos no supieran.
Mientras conducía, Horacio saludaba a cada persona que veía muy alegremente, tanto que la mayoría le respondía de una manera muy amable y positiva.
Gustabo solo jugaban con su pequeño autito de juguete, encima del asiento haciendo ruido con su boca e imaginando una pista de carrera.

— Niños, recuerden siempre ponerse el cinturón — Dijo Jack, mirándolos desde aquel pequeño espejo,  provocando que ambos menores se sentarán bien en sus lugares correspondientes y se quedaran quietos.

No duró tanto ese silencio.

Luego de una media hora, por fin Conway pudo llegar a aquel grande lugar donde sus hijos amaban estar; ¡Mcdonald's! Y justo el que tenia un patio de juegos, donde ambos menores se divertían con los demás niños. 

Al bajar del auto, Horacio rápidamente agarró de la mano de su padre, dirigiéndose a la entrada del restaurante mientras que Gustabo corría alegremente para quedarse en la entrada y esperar a su padre junto a su hermano menor.
Y cuando Conway abrió la puerta, entraron.

— ¡Mira Horacio! ¡Ahí está el patio de juegos! — Grito el menor de mechas rubias, quién al ver aquel parque, las paciencia de querer pelear con unos cuantos niños era insoportable.

Horacio siempre ha tenido más relaciones con niñas, ya que de alguna manera peinarle el cabello a una Barbie era más higiénico y divertido que estar revolcándose con unos desconocidos..
Era totalmente el lado apuesto de Gustabo.

— Vale, niños, quiero que se porten bien y nada de amenazar con armas. ¿Oyeron par de capullos?

— ¡Si! — Y en unos segundos, Conway vería con mucha atención cómo ambos hijos corrían hacia el patio.. perdiendolos por completo de vista.

Vaya.

Habían pasado casi media hora, Conway, relajado en una de aquellos grandes sillones que había en el restaurante, escucharía como su hijo más menor repetía de su nombre. ¿Qué habrá pasado ahora?

— A ver.. ¿Que ocurrió? — preguntó este, bajando la mirada para ver con claridad el cuerpo completo del menor.

— Papi, Gustabo le dio mi juguete a un niño y no me lo quiere devolver.

— Horacio, no puedo meterme al parque. — Como decía, al parecer aquel patio tenía prohibido el paso hacía los mayores, pero el llanto de su hijo era más fuerte que un simple "Stop".
Decidido, a pesar que no quería, levantándose del gran sillón rojo; iría a pasos lentos junto a Horacio para luego entrar a los terribles y sucios juegos. — Venga, ¿Dónde está el niño?

— Aquí papá, ven ven. — Gateando, a pesar que Horacio era muy pequeño, guiaria cada paso de los juegos llegando a su destino en donde Gustabo peleaba contra el niño para quitarle el jueguete.

— ¡Papá! — Gritó el rubio, metiéndole una paliza al estómago del desconocido para luego quitarle el juguete de aquellas pegajosas manos y correr hacía ambos. — ¡Se lo quité!

— Ya dejen de hacer el gilipollas, me hicieron venir hasta aquí para nada.

— Mm, no.. ¿La estás pasando bien papi?

— ¡Soy el único mayor de aquí, claro que no la estoy pasando bien!

— ugh, viejo. cada día estas más amargo, hasta te pareces al viejito de "Up". — Conway, quien miro a Gustabo con mucha seriedad.. agarraria el cuerpo de ambos menores para tenerlos debajo de sus axilas y correr hacia la salida de los juegos a pesar de lo grande que era.

Vaya día de mierda.
Lo único bueno fue la comida.

¡Mi papá es superintendente!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora