El juego del amor.

855 66 34
                                    

El juego del amor.

Rubén.

Decir que no dolía tan profundamente que sentía que mi corazón podría desquebrajarse en cualquier momento, era mentir completamente, pero por un segundo, tan solo por un instante, dejé eso de lado, ya que... ¿qué importancia puede tener que algo que yo he provocado inconscientemente, duela tanto que desee morir? Nada. Verdaderamente nada.

-¿Estás bien?- Escuché un susurro, un bajo sonido de voz quebrada. Claro que no lo estaba. ¿Cómo sentirse bien, al fin y al cabo?

-Sip- Reí, de esa forma rota que sale cuando tan solo quieres llorar noche tras noche hasta que tu vida termine.

-Yo no te veo bien.- Quería gritar en ese momento. Decirle que me importaba una mierda lo que él pensase o cómo me viese, pero me calmé a mi mismo recordándome que todo era mi culpa. Mi maldita culpa. Por haberle dejado marchar. Por haber judado con el amor.

-Ya bueno...- Contesté simplemente a la par que suspiraba. Deseaba salir de allí, o en cualquier momento me vendría abajo delante de él, y esto posiblemente lo emperaría todo mucho más.- Me iré a casa.- Esa simple frase, desató el caos en mi interior.

Me recordé a mi mismo tiempo atrás, con mis mejillas sonrojadas por culpa de sus indirectas, hasta que yo ya no podía más y acababa arrastrándolo a mi apartamento para entregarmele en cuerpo y alma; me quise voltear para suplicarle que viniese conmigo, pero recordé que él ya no era mío, así que solo seguí caminando por aquella oscura calle de Madrid, mientras sentía como mi corazón se rompía a cada diminuto paso, como las fuerzas lentamente abandonaban mi cuerpo, como mis ojos quemaban cada vez más, como... mi alma, el aura que me rodeaba, se disipaba lentamente, dejándome desgarrado por el dolor.

"Me lo merezco. Porque todo fue mi culpa"

Dolía. Dolía de una manera tan indescriptible. Allí estaba yo, un hombre derrotado llorando en su almohada.... mientras suplicaba, como un niño pequeño, que él volviese a mi lado. Mientras deseaba volver a tener sus labios chocando con los míos, recorriendo cada parte de mi cuerpo, haciendo que me volviese loco. Pero no. Porque era un maldito gilipollas que lo había estropeado todo. Un puto imbécil que no sabía lo que tenía hasta que lo perdió. Y que tras saber que lo había perdido, lo dejó ir sin poner resistencia alguna, porque ya la había cagado lo suficiente.

Suspiré mientras me colocaba en otra posición para que mi rostro no se mojase por culpa de la húmeda almohada.

“¿Cuántas veces me había perdonado? ¿Cuántas veces me dijo que no pasaba nada, y se marchaba a su habitación para llorar y llorar, sufriendo en silencio? ¿Cuántas veces me mostró una sonrisa tan llena de dolor, miedo a no ser suficiente y desesperanza; una sonrisa verdaderamente rota, por mi culpa? ¿Cuántas veces vi sus ojos dejar de brillar cuando yo llegaba con una nueva marca bajo mi ropa, color rojiza o morada, o me susurraba suavemente que olía distinto, como a 'perfume de mujer'?.
Mas el nunca me objetó, solo me daba un beso en la frente y se marchaba a 'su' habitación, para llorar toda la noche, o así lo sentía yo".

Yo estaba acostumbrado a disfrutar del famoso 'juego del amor', ir de flor en flor pues no da dolor, pero todo cambió cuando él, Miguel, apareció en mi vida. Aquella distración, aquella manera de jugar, aquella forma de sentirme poderoso ante las personas, mientras yo fingía que amaba a alguien para después ver como se quedaban derrotados por mi partida, desapareció al ver como sus ojos brillaban al verme. Eso quedó lejos. Poco a poco, fuí queriendo más de él, no solo su cuerpo como usualmente solía pasar. Primero, era fisicamente, quizá curiosidad, ya que yo nunca había 'tratado' con un hombre, fue por eso me dije a mi mismo que saciarme estaba bien. Culminar mi curiosidad de la mejor forma.

El juego del amor. [Rubelangel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora