JeongHan

-¡Amor! ¡Amor!

-¿Que sucede mi vida? ¡¿Por qué corres así?!

-Es que estoy feliz amor. Tengo una buena noticia. Nuestras plegarias han sido escuchadas. -la mujer colocó la mano de su esposo en su vientre-

-¡Amor! ¡Estas embarazada! una anciana que pasaba por allí con su carrera, estaba oyendo la conversación de la pareja- ¿Sabes que amor? A partir de ahora ni se te ocurra volver a caminar.

Cargó a su mujer y se dirigió a la anciana.

-Buena mujer. ¿Podría llevar a mi esposa en su carreta? Esta embarazada.

-Su felicidad es la mía. Enhorabuena. Súbase señora.

-Muchas gracias. -habló la mujer con una voz dulce y con ayuda de su esposo subió a la carrera y la anciana se sentó a su lado- Usted tiene muchas hierbas anciana.

La mujer se asoma a la carpa detrás de la carreta-

-Si tengo bastantes. Toma esas que están en aquella canasta. Son muy buenas para tener un embarazo sano y que el bebé nazca perfectamente. Considerenlos como un regalo de mi parte.

-¿Oh enserio? Gracias amable anciana. -la mujer tomo las hierbas y se comió una. Luego otra y otra más- ¡Son deliciosas! Como se llaman estas hierbas anciana?

-Son solo unos Rapunzel.

-¿Rapunzel? Nunca escuché hablar de ellas.

-Tengo varios rapunzel en mi casa. Cuando los necesiten díganme y se los daré.

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Pasaron los meses y la mujer pedía y pedía más y más rapunzel a su marido quien tenía que ir a altas horas de la noche a casa de la anciana para pedirle aquella hierba. Más de una vez el esposo trato de entrar a casa de la anciana a tomar el mismo los rapunzel pero la mujer no lo dejaba pasar.

Una noche su esposa parecía estar al borde de la muerte al no tener más rapunzel y le pidió desesperada que fuera a buscar más. Pero al llegar a casa de la anciana toco la puerta varías veces y nadie abrió, así que subió por el muro de la casa hasta caer en el jardín de la mujer recogió los rapunzel y salió pero fue visto por la anciana quien lo detuvo antes de su huida con una amenaza.

-Te has atrevido a robar mis rapunzel.

-Perdone señora pero mi esposa se muere sin los rapunzel.

-¿Ah si? Pues bien, tu esposa tendrá todos los rapunzel que quiera pero a cambio cuando su bebé nazca será mío.

-¡Que! ¡No puede hacer eso!

-O es eso. O tu esposa y tu bebé mueren. Ellos ya dependen del rapunzel y sin el. Lamentándolo mucho. Morirán.

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Cuando llegó a su casa el hombre estaba devastado. Le entregó la canasta a su mujer quien sin siquiera saludarlo le arrebató la canasta con rapunzel y se los comió con ganas.

Cuando había saciado su hambre le preguntó a su esposo.

-¿Que ha pasado amor?

-Nada. Ahora no nos faltará rapunzel hasta que el bebé nazca.

-¡Eres tan bueno conmigo! ¡Serás un excelente padre!

-...-

A los pocos días la mujer dio a luz a un sano bebé de cabellos rubios y piel blanca. Aún no tenían un nombre para el bebé pero la mujer había dicho que si era niña la llamaría como la 'milagrosa hierba' rapunzel. Pero al ser varón debían pensar en otro nombre que les gustará a ambos. El hombre dejó a su bebé en la cuna y se fue hasta su mujer.