CAPÍTULO 2

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¡¡Sólo soy una simple niña!!


Ya habían transcurrido dos días desde que tal escena llego a mis ojos, aquella que me dejo impactada y destrozada, en la que mis padres y hermanos estaban recostados sin vida en aquellas camillas cubiertos por mantas blanca.

Dos días desde que siento un gran vacío en mi corazón.

Dos días desde que convivo con la señorita Ilein.

Dos días desde que no consigo dejar de pensar en ellos.

Dos días... desde que no dejó de pensar en mi.

Nunca pensé que me sucedería algo así, nunca creí que perdería tan pronto a mis padres y hermanos. Pero las cosas cambian, nada es para siempre.

La vida es como un reloj de arena, cada grano que cae es un día o momento de nuestras vidas, en los que hemos disfrutado, compartido, llorado y amado con nuestra familia. Son recuerdos que quedan plasmados en nuestra memoria y guardados en nuestro corazón. Sin embargo de manera en la que cada grano cae se va acabando nuestro tiempo, cada vez quedan menos momentos que disfrutar con los que amamos, y en el momento en que cae el último es cuando las luces se apagan y todo acaba. Pero luego el reloj da vuelta y la vida se reinicia, y es ahí cuando la vida nos da otra oportunidad de disfrutar y hacer lo que no pudimos lograr. ---La señorita Ilein interrumpe mis pensamientos entrando a la habitación.

---Hola, buenos días Lori ---Me dice la señorita Ilein con una hermosa y bondadosa sonrisa.

---Buenos días señorita Ilein ---Le respondí con un fingido gesto de alegría intentado ocultar el sentimiento que me provocaron mis pensamientos.

---¿Cómo amaneciste pequeña?

La señorita Ilein era muy amable conmigo, ella siempre estaba haciéndome sentir como alguien especial, mostrandome siempre su cariño y bondad a pesar de todo, pues supongo que lo hace para que no me sienta triste por la muerte de mi familia y el hecho de estar sola. Al parecer creo que le recuerdo mucho a su hija, porque cada vez que me mira noto en ella, en sus ojos mucha alegría y nostalgia a la vez, será talvez porque mi compañía le traía felicidad como lo hacía su hija y al mismo tiempo tristeza porque mi presencia frente a ella revivia los momentos que vivió con su hija, momentos felices que volvían húmedos y tristes los ojos de la señorita Ilein al saber que no volverían a suceder.

---Muy bien señorita Ilein ---Solté al liberarme de mis pensamientos.

---Bueno pequeña ya es hora del desayuno ---Dijo mientras abría la puerta para salir de la habitación.

---Enseguida bajo ---Me limite a decir, con una sonrisa en el rostro.

Luego de que salió de la habitación realice la rutina que normalmente hago en las mañanas, pase a ducharme, lavarme los dientes y luego a vestirme, al estar lista baje de inmediato al comedor.

Al estar a unos metros del comedor un aroma delicioso entro por mis fosas nasales causando un cosquilleo y un estremecimiento dentro de mi. Luego pude contemplar de donde venía, puse la mirada en la mesa y encontré sobre ella un enorme festín para dos personas, todo se veía muy delicioso y exquisito, tenía una pinta buenísima. Habían dos platos, uno en cada extremo de la mesa sobre un mantel blanco con bordeado de rosas Rojas, cada plato tenía a su lado un cubierto y un tenedor, en el centro de la mesa posaba un florero de cerámica y dentro de el reposaba unas hermosas flores, azules, Rojas, amarillas, violeta y el color verde de sus hojas sobresaliendo del florero hacia que todo en conjunto resultará ser hermoso y llamativo, a un lado de la mesa estaba una bandeja con ensalada y en una charola un delicioso pollo hornado rodeado de papas y unas cuantas hojas de lechuga, además en una esquina de la mesa había un pastel mediano que tenía un color impresionante y además se veía delicioso.

UNA CRÓNICA INÉDITA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora