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Meowscles caminaba hacia esa enorme agencia, pasó por delante de millones de salas pero no encontró al objetivo que estaba buscando.

Irritado de tanto buscar, se dirigió a uno de los secuaces que había por ahí y le preguntó dónde podría estar su novio y actual jefe de la agencia.
El secuaz le dijo que estaba en uno de los despachos haciendo papeleos y planos para su misión final. El secuaz, al instante, le advirtió que estaba muy ocupado trabajando y que sería mejor no molestarle.
Miaúsculos ignoró eso y se fue hacia el despacho de su amo, el cual tenía la puerta cerrada, con unos cuantos secuaces vigilando por si algún intruso pretendía entrar.

Miaúsculos abrió lentamente la puerta y entró con sigilo, haciendo que su novio Midas se no diese cuenta. Midas estaba apoyado en su mesa redonda, donde, según él, hacían reuniones importantes. La mesa estaba llena de papeles mal ordenados, y en el centro había un gran plano donde se veía la posición de la agencia en el mapa. Midas estaba concentrado en ese gran mapa, haciendo pequeñas fórmulas y redactando corta información.

Sin previo aviso Miaúsculos abrió los brazos y lo enredó su espalda en ellos, dándole un cálido abrazo como bienvenida.
Midas al momento se asustó y se puso tenso, pero cuando noto los robustos músculos de su mascota se tranquilizó

-¿Qué haces aquí? ¿No te dije que tenía trabajo?

Miaúsculos ignoró su pregunta y le continuó el abrazo, empezando a ronronear y a abrazarlo con más fuerza, el gato tenía claro que él era suyo y de nadie más, si fuese por él nunca lo soltaría de sus cálidos brazos.

Midas no esperó a que respondiese, ya que su felino no sabía hablar.

-¿Miaúsculos? Ya puedes dejar de abrazarme.

Miaúsculos volvió a ignorarle, al contrario, posicionó su cabeza en el hueco de su hombro olfateando el aroma de su jefe y restregando su cabeza contra él, el gato amaba el olor a sudor mezclado con el perfume varonil que llevaba, era un olor embriagador. Los ronroneos se hacían más presentes en la sala. Hasta que midas finalmente lo apartó

-¿Estas en celo?

Midas lo miró confundido mientras apartaba varios folios de la mesa, queriendo ordenarlos sin éxito.
Suspiró y se giró para admirar la perfecta cara de su socio, el cual estaba igual de confundido que él.
Midas procedió a colocar ambas manos en sus mejillas, acariciandolas con su dedo pulgar.

-Tranquilo, cariño. ¿Qué te sucede?

Midas miró con seriedad y cariño a Miaúsculos, con total confianza. Realmente amaba a ese hombre, no quería que ese momento terminase nunca, pocas veces estaban así y lo menos que quería era que todo acabase. Así que procedió a besarlo con ganas, como si no hubiese sido alimentado en años.

Midas correspondió al instante, él también merecía un descanso al fin y al cabo. Estaba estresado y solo necesitaba unos cinco minutos a solas con su novio. Sus 24 horas diarias se las dedicaba perfeccionando su plan maestro, peleando con intrusos que intentaban robar su valiosa caja fuerte, reuniones por todos lados, entre muchas cosas.

Solo necesitaba un minuto de relajación.

Miaúsculos lo agarro por las caderas, relajando a Midas aún más, el nombrado se acercó lo suficiente y, en puntillas, le abrazó el cuello con los brazos. Estuvieron así unos cuantos minutos hasta que se separaron por culpa del oxígeno, el maldito oxígeno.

Se quedaron callados por unos cuantos segundos, presenciando las respiraciones agitadas de ambos dos, Miaúsculos apretó sus garras contra él y con su brazos y su fuerza lo subió a la gran mesa, empujando los documentos y tirando algunos al suelo.

-¿P-Pero que haces? ¡Eso es importante!

Respondió un tanto enfadado, su dedicación y esfuerzo fueron tirados a la basura, pero le daba igual, valía la pena pasar estos momentos con el hombre de su vida, o así quería pensar él.

El felino antropomórfico comenzó a quitarle parte del traje a su superior, dejando su torso y su pecho al descubierto.
Una lengua rasgosa pasó por entre sus dos pezones, haciendole entre cosquillas y dolor, pero no era un dolor muy fuerte, era más bien molesto. Midas no se resistió más y comenzó gemir en voz baja, no podía olvidarse que los secuaces aún estaban ahí fuera vigilando por si alguien venía, y esperaba que no.
Sus gemidos cada vez se volvían más incontrolables, así que se tapó la boca con el torso de su mano, conteniendo los hermosos gemidos que a su novio le volvían tan loco.

-Miaúsculos m-me haces daño con tu lengua.

Sus pezones estaban erectos, así que dejó de lamerlos, no quería hacerle daño a su amado. Así que volvió a besarlo en la boca para tranquilizarlo.

A veces se le olvidaba que era un gato

Sus peludas manos se encontraban bajandole los pantalones con cuidado de no romperlos. Estaba muy ansioso, necesitaba desahogarse pronto.

Midas estaba completamente desnudo, Miaúsculos lo contemplaba como si fuese una obra de arte, su piel pálida y sudorosa, junto con sus tatuajes.

Lo hacían el ser más hermoso del puto mundo.

Midas su tumbó en una posición comprometedora, tenía las piernas entre abrieras y tenía el brazo ocultandole los ojos, mientras que su pecho subía y bajaba más rápido de lo normal
El gato comenzó a masajearle la entrada, no necesitaban lubricante, su perfecto pene sin esa capa de piel hacia de perfecto lubricante

El minino ya estaba lo suficiente excitado, quitándose los tirantes y quitándose los pantalones a conjunto, su miembro estaba lo suficiente erecto, haciéndose ver su glande traspasarse de su capa inicial de piel. Esto debía ser perfecto.

Se acercó a su amado y lo cogió por las caderas, centrando su pene rosado en el recto anal. Se posicionó y lo metió de una estocada, haciendo que Midas temblase como nunca. Jadeó y gimoteó fuerte, abría su boca con desesperación para salivar o para simplemente morderse el labio.
Le dolía pero al momento se sentía en el paraíso, era el puto paraíso

El gato, abusaba de su pequeña cadera, estaban arañadas y llenas de moratones. Daba profundas estocadas haciendo que Midas explotase en gemidos sin control. No se resistió más y condujo su mano hacia su miembro y procedió a masturbarse al mismo ritmo al que le follaba Miaúsculos.

Se sentía tan bien.

-¡Dios, M-Miaúsculos, córrete dentro mio! ¡T-te necesito!

Miaúsculos al instante acotó eso y unos instantes después se corrió dentro de su amado jefe, el cual estaba destrozado debajo suyo, tenía su prominente semen en su abdomen y estaba jadeando intentando recuperar la compostura y volver en sí. Minúsculos miró cariñosamente a Midas y le devolvió el beso, correspondiendolo al acto.

Ambos se levantaron y limpiaron todo el estropicio que habían provocado hace unos minutos atrás.

-La próxima vez hagámoslo en un sitio mejor, no en mi oficina.

Su precioso novio peludo asintió con la cabeza y sonrió tiernamente.
Esto lo hizo pensar.

Esto era un sueño que, tarde o temprano, acabaría muriendo.

Onshots midausculos (midas x meowscles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora