Capítulo 1 - Parte 3

39 5 1
                                        

Para cuando me quiero dar cuenta, la conversación con aquel hombre, llamado Jack por cierto, se torna bastante interesante. Es mayor que yo y muy elocuente. Enseguida se le suelta la lengua al segundo vaso que le ofrezco y aprovecho para que mi mano se cuele por entre sus muslos. Son caricias suaves, roces tontos, como de casualidad, pero queriendo dejar claras mis intenciones. Y al parecer están dando su fruto, porque no las está rechazando en absoluto. Esto se anima y tras unos sorbos más de la bebida, me envalentono y directamente coloco mi mano sobre su paquete. No hago nada, no lo masajeo, ni lo froto. Tan solo la poso sobre él, delicadamente, pero ejerciendo una ligera presión.

- ¿Continuamos en tu habitación? – pregunto ya sin descaro alguno.

- S-Sí – tartamudea un poco debido a su incipiente excitación.

Los heteros no son fáciles de convencer. Pocas veces acceden, pues suelen tener muy claras sus convicciones. Pero hay un pequeño porcentaje de ellos deseosos de probar nuevas experiencias. De adentrarse en lo desconocido y dejarse arrastrar, aunque sólo sea por una noche, a un mundo de perversión y placer oculto. Me encanta ser yo el que les brinde dicha experiencia, el que les abre las puertas del paraíso a nuevas y lujuriosas dimensiones. Me siento un pequeño dios con el poder de pervertir vírgenes.

Me levanto triunfal de la silla, pero oh, maldita sea... son las 00:32h... he tardado 22 minutos en conseguirlo. He perdido la apuesta y Mike lo sabe, porque le veo ahora dar saltitos triunfales tras la barra mientras agita los brazos en alto y acaba señalándome mientras se ríe. Se ve tan sexy el jodido cabrón.

Bah, me da igual. Espero poder convertir esos 100 euros de apuesta en algo mucho más interesante. Todo es cuestión de saber negociar. Pero ahora, tengo que olvidarme de él y centrarme en Jack. Él es mi presa esta noche. De algún modo tengo que desahogar mi frustración.

- ¿Seguro que puedes caminar sin ayuda? – le pregunto viendo que se tambalea tras haberse tomado ese último vaso demasiado rápido.

- S-sí... e-estoy bien – ya no sé si tartamudea por los nervios de un primerizo o por el alcohol.

- ¿Qué habitación es la tuya? – le pregunto cuando ya hemos salido al exterior y nos encaminamos hacia la galería de habitaciones atravesando el lateral del parking.

- 102 – confirma mientras va sacando la llave de su chaqueta. Viste un traje informal marrón. No es caro. Ninguno de los que vienen a este aparthotel tienen bienes lujosos. Pero al menos se ve limpio. Parece una persona pulcra y así lo demuestran sus brillantes zapatos negros, a juego con sus gafas. Parece Superman antes de meterse en una cabina telefónica para lucir su traje de súper héroe. Este hombre está claro que no salva vidas mientras surca los aires volando, pero me ha dicho que es abogado defensor, por lo que seguramente haya salvado a algún que otro inocente de la cárcel. Eso sí, aunque no sea realmente Superman, espero que esta noche me haga volar por los cielos consumiéndome de placer.

Llegamos a la habitación y no me demoro más. Estoy necesitado, ese gesto de Mike al posar su dedo sobre mis labios me ha encendido sobremanera. No puedo contenerme y así se lo hago entender a Jack cuando empiezo a desvestirlo rápidamente mientras le acorralo con mi cuerpo contra la puerta que acabamos de cerrar.

- D-despacio – parece algo abrumado. Tendría que haberme dado cuenta antes. No puedo abalanzarme así sin más sobre alguien y menos si es un primerizo.

- Lo siento, iré más despacio. No te preocupes – le sonrío de forma tranquilizadora y él parece aceptarlo.

Paso a besarlo. Suave, delicadamente. Dejando que mis labios se posen sobre los suyos como si fueran plumas. Aún no meto la lengua. No quiero cohibirle. Después de todo es su primera vez con un hombre.

Heaven WingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora