Sleep

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Narra T/n

"Son estos terrores, siento como si alguien me estuviera apretando mi garganta, no puedo despertar..."

Esa pesadilla otra vez, y justo en el día de mi cumpleaños, eso hace que la vida sea más pesada de lo que yo esperaba, dieciocho años no son la cosa más sencilla, todo el mundo espera que tú seas un adulto responsable, que tengas la vida solucionada y todas esas mierdas.

Dejé a mi familia por que me hacían mal, mi madre parecía más mi hermana y mi padre, bueno, para él siempre había sido una desgracia.

Me levanté de la cama, miré el reloj, 4:30am, yo sabía que no podría dormir otra vez, así que tome mi ropa del día anterior y me la puse, fui a la cocina y me prepare una taza de café mientras tarareaba el clásico happy birthday.

Iba a ser un día muy largo.

Miré la ventana, estaba lloviendo, solté un suspiro cansado y decidí salir a ver qué contaba el mundo, hace unos días había oído de una catedral abandonada cerca de casa, tal vez dar un vistazo no me haría daño.

Para empezar, yo siempre he sido algo escéptica con cosas sobrenaturales, así que el hecho de ir a esas horas a semejante lugar no me asustaba para nada, así que me tomé las pastillas que el psiquiatra había mandado y salí a la calle sin abrigo, quería sentir la lluvia.

Caminé y miraba a todos lados, la vida se veía tan gris, hasta que finalmente llegué a la ubicación del recinto religioso, entré y me senté en un banco, las figuras de yeso se veían tan viejas, tan solas, podía sentir el dolor de aquella virgen que me miraba con lágrimas en sus ojos.

El silencio reina ahí, es tranquilizador.

La puerta de la catedral se abre, escucho unos pasos, yo me quedo inmóvil.

Una figura de cabello oscuro y ojos color avellana camina hacia el altar, era demasiado hermoso, no sabía si era ángel o demonio, de repente, ese misterioso chico empieza a entonar una bella canción en una voz que hacía que la estancia ahí pareciera una experiencia religiosa, me transmitía tantas emociones, con cada nota sentía como mi cuerpo mandaba una descarga eléctrica.

Entre las blancas manos del extraño yacía una rosa roja que contrastada con lo gris del resto del escenario. El se veía triste, asustado, frágil.

De repente, detiene su canto alzando su mirada; siento como me mira fijamente con un extraña mezcla de emociones que van desde la sorpresa, vergüenza y una ligera molestia.
Lo único que sale de sus labios es un tímido "Hola".

— Lamento haberte molestado, yo solo estaba aquí por qué no sabía a dónde más ir, lo siento. — dije apenada ante semejante bochorno, le dedique una sonrisa al extraño y me levanté con las intenciones de salir de ahí.

— En realidad, no me has molestado, solo para mí es raro que una chica entre a un lugar como éste a estas horas.

— Bueno, yo lo hice, así que supongo que no es imposible. — Reí con nerviosismo y lo miré, en sus ojos noté un brillo peculiar, como si hubiera un secreto ahí. — Por cierto, cantas muy bien, esa canción no la había oído antes, ¿tu la escribiste?.

— Si, ¿te gusta?. — Subió la mirada hacia el altar, y pasó una mano por su cabello, cerró los ojos y suspiró pesadamente, abrió de nuevo los ojos lentamente y me miró otra vez, clavando la mirada en la mía, yo no sabía que decir así que asentí lentamente con la cabeza y me volví a sentar.

— ¿Puedo saber que haces tu aquí?.

— Bueno, lo mismo que tú, no tengo a donde ir, y solo me quedo aquí a esperar el día en que el desfile negro venga por mi.

— ¿Desfile negro? — pregunté intrigada.

— Si, es algo que me contaba mi padre cuando era niño, cada vez que íbamos a la ciudad y veíamos una banda marchar él me decía "hijo, cuando seas grande, ¿Serás el salvador de los quebrantados, los golpeados y los condenados? ¿Derrotarás a todos tus demonios y a los incrédulos, junto con los planes que han hecho? Porque un día te dejaré un fantasma para guiarte en el verano para unirse al desfile negro". —  al terminar de hablar soltó un suspiro y yo lo miré impresionada.

— Estás esperando la muerte, ¿no es así?. — dije con algo de miedo en la voz, cosa que el notó y a respuesta de ello me miró y dijo:

— La muerte no debe ser vista como el final, si no como un renacer, una nueva etapa de la vida, cuando sea nuestro tiempo, debemos recibirla como una vieja amiga.

— Eso es... Muy lindo. — sonreí tímida y él, al verme, también sonrió.

— Me llamo Gerard Arthur Way, dime Gerard solamente, odio Arthur.

— Un placer Gerard, me llamo _____ Salander.

Acto seguido el se levantó y me tendió la mano.

—¿Bailamos?

En medio de la sinfonía del silencio ambos empezamos a bailar, como una pareja de amantes, ese sería el comienzo de una gran trayectoria, una gran aventura bastante peculiar.

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Hola hola!!! Este es el primer capítulo de mi primer fanfic, espero lo disfruten mucho!!! Me gustaría ver sus comentarios!!

Vampires will never hurt you [Gerard Way y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora