Rent A Boyfriend || Changlix.

♡›› O29.

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Jinnie
¿Quieres almorzar conmigo mañana?

Lixie
Me encantaría pero le prometí a Dahyun que iríamos por pizza! Otro día tal vez?

Jinnie
Claro, no hay problema. Es sólo que... me gustaría verte de nuevo.

Lixie
Awww, eres todo un cariñosito. Hoy tengo la tarde libre, por si te interesa

Jinnie
¿Y la noche?

Lixie
Mientras no hayan homicidios involucrados, por supuesto! Qué tienes en mente?

Jinnie
Un amigo me contó de un nuevo bar en el centro. ¿Qué dices? ¿Quieres ir por unos tragos?

Lixie
Debo informarte que soy muy mal bebedor y te verás arriesgado a acabar con mi vómito encima

Jinnie
La vida es un riesgo.

—¿Con quién hablas?

Felix brincó del susto, causando que el teléfono se resbalase de sus manos y acabara chocando contra las baldosas bajo la mesa. Se petrificó por un instante en su sitio, antes de reaccionar.

—Dios, Changbin. ¡No vuelvas a sorprenderme así!— lo regañó, agachándose para recoger el artefacto y verificar que estuviese en buenas condiciones. El pelinegro arqueó ambas cejas y tomó asiento frente a él.

—Vaya, estás... bastante alterado. ¿Está todo bien?

—C-Claro que sí— titubeó, un poco (muy) consciente de lo que Changbin provocaba en su sistema. Sobre todo vistiendo esa jodida camisa. ¿Por qué se habían comprado esa camisa? ¿Acaso no notaba que se adhería demasiado bien a sus músculos?

La cita en el parque de diversiones había terminado bien. Comieron algodón de azúcar, Felix ganó un peluche de felpa, hicieron el famoso recorrido de la casa embrujada. Una cita doble estándar con un final feliz.

O medianamente feliz. Porque lamentablemente en toda historia existen malas noticias ¿no?

Para clarificar, Felix nunca había tenido la intención de enamorarse de Changbin. Eso había sido un accidente, del que desgraciadamente no podía retractarse. Los sentimientos ya estaban ahí, propagándose por la sangre y llenado su corazón; no había una forma instantánea de eliminarlos. Por lo que, se veía obligado a aprender a vivir con ellos.

Querer a Changbin de manera romántica era, honestamente, un asco. Una pesadilla. El pelinegro parecía ignorar por completo los sentimientos de Felix, lo que dificultaba las cosas considerablemente. Que le llamase "bebé", que lo tratase como un jodido príncipe azul, que lo fuese a visitar a la universidad y que se reuniesen a comer juntos... No ayudaba, para nada, en su miserable intento de comportarse con normalidad.

Y tampoco lo hacía esa camisa, arremangada, permitiéndole una mejor vista de sus brazos. Dios... ¿Por qué hacía tanto calor de repente?

—¿Tienes algo que hacer después de clases?— preguntó Changbin, para luego darle un sorbo a su café.

Era viernes. Y por algún motivo que desconocía, Changbin le había pedido que desayunaran juntos. Quizá debió haberse negado pero... pero era débil ¿de acuerdo? No iba a rechazar un desayuno con el chico que le gustaba.