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Desde muy temprano llegaron hasta el aeropuerto internacional de Bangkok, ya habían realizado todo lo necesario para poder abordar, sólo les tocaba esperar hasta que fuera la hora de salida hacia Tokio, donde se realizaría la cena y por consiguiente el intercambio, ese mismo día.

-Tengo sueño.- Ambos se encontraban sentados, uno al lado del otro, en las mullidas  sillas de espera. Gulf recargando su cabeza en el hombro derecho del mayor dispuesto a dormir, al menos por unos cuantos minutos.

-Pasajeros del vuelo 104 con destino a Tokio, Japón. Favor de ir a sala de abordaje No. 28.- Se oyó de los parlantes haciendo eco en todo el aeropuerto.

-Vamos bebé, podrás descansar durante el viaje.- Mew se levantó primero llevando consigo a un somnoliento pelinegro.

Se veían tan normales y relajados, como si en unas pocas horas no fueran a realizar una misión secreta posiblemente peligrosa.

Libraron fácilmente el detector de metales aún cuando cargaban consigo sus armas. Eran espías entrenados para cualquier situación, un simple detector de metales no iba a poder contra ellos.

Después de esperar unos pocos minutos más ya estaban arriba del avión, tomando sus asientos asignados.

Aquel transporte aéreo despegó sin mayor complicación, avisando que el tiempo estimado para llegar a Tokio sería de cuatro horas aproximadamente.

-Perfecto, hora de dormir en mi almohada favorita.- Habló bajo Gulf, sólo para que lo escuchara su esposo.

-Ven, cariño.- Sabiendo Mew que él era la almohada, acercó más a Gulf para que reposara su cuerpo en su hombro, no sin antes darle un beso en la frente y desearle un buen descanso.

Al tener a su esposo dormido y no querer pasar aburrimiento Suppasit comenzó a revisar un poco más de información sobre el caso desde su teléfono celular, uno que se le fue brindado por el equipo de inteligencia de su base.

El viaje pasó sin mucho que hacer, ambos al final terminaron durmiendo hasta la hora de llegada.

Arribando al aeropuerto japonés, activaron su modo sigilo, yendo a recoger su única maleta y dirigiéndose a la salida del lugar para ir a rentar un vehículo que les serviría durante su trabajo. Aún era de mañana, y la cena se realizaría a las nueve de la noche, tenían el tiempo suficiente para familiarizarse con el lugar donde se realizaría el intercambio.

Rentando un Mercedes-Benz clásico, se dispusieron a emprender camino hacia el Museo Nacional de Tokio, a una hora y media de donde se encontraban.

-Pon el GPS, por favor.- Ya ambos dentro del auto, Mew le pidió al contrario quien acotó el pedido rápidamente.

Después de unos minutos más de viaje, Gulf entabló una nueva conversación, pero  ésta meramente relacionada a la misión.

-De acuerdo, amor. Misión extracción, yo seré el señuelo, tú el vigía, serás mis ojos.-

-A sus órdenes.- Mew sonrío, le gustaba cuando Kanawut tomaba la iniciativa de formar el plan.

-El objetivo es el tal Aiko Tanaka, no parece peligro, pero sus guardaespaldas sí, tendré que ser cuidadoso.-

-No creo que sea un problema para ti, bebé.-

-Claro que no, pero si llegan a sospechar un poco será más complicado.-

-De acuerdo, el informe dice que el museo cuenta con varias salas, debemos encontrar la indicada con algún punto ciego para evitar las cámaras de seguridad.-

-De eso me encargo, tú me guiarás.-

-Perfecto, ya está listo. Distraer, tomar y salir, pan comido.-Ambos sonrieron ante lo último, claro que no era pan comido.

-Faltan diez minutos para llegar, iré checando en cual hotel podemos hospedarnos.- Concluyó Gulf, sacando un teléfono celular, igual al de su esposo.

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Llegando a su destino, pudieron ver a varias personas de aquí para allá entrando y saliendo del gran recinto, seguramente revisando que todo quedará perfecto para la noche.

-En persona se ve más impresionante.- Comentó Gulf. El museo era una gran y elegante construcción, con un pequeño lago artificial adornando su entrada.

-La verdad es que sí.- Aceptó el contrario.-Hora de recorrer el perímetro.- Finalizó ambos saliendo del Mercedes-Benz estacionado a varios metros lejos del edificio.

Sigilosamente y evitando ser observados por las demás personas, fueron checando cada área del lugar, para poder escoger su lugar de entrada y de salida, aprendiéndose, igualmente, la ubicación de cada cámara de seguridad.

Sin mucho esfuerzo pudieron entrar al lugar haciéndose pasar por decoradores. No queriendo estar mucho tiempo dentro, observaron a detalle cada rincón del enorme lugar y una vez satisfechos, se retiraron sin levantar la menor sospecha de los que se encontraban en el recinto.

-Revisión, lista.- Volvieron al vehículo rentado.

-Ahora a esperar que se haga de noche.-

-Me estoy muriendo de hambre ¿Vamos por sushi?- Gulf se veía como un pequeño niño emocionado.

-Lo que tú pidas, bebé.- Arrancando fueron a uno de los mejores restaurantes de sushi de la ciudad.

Sólo debían esperar a que el sol se empezase a ocultar.

Pareja explosiva | MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora