PROLOGO:
Persecución a medianoche
Arequipa, 1868
Raramente Amalia podía amodorrarse durante la noche, la misma que parecía larga e infernal. Excepto aquel día, donde logró dormitar acurrucada y extrañamente tranquila. Era incómodo dormir con un vestido, especialmente ella lo sabía, se encontraba abrumadamente sumida en un letargo que hacia que la voluntad pareciese insuficiente.
El bonete blanco de niñera descansaba envuelto en un elegante manojo, encima de la mesilla de noche, de roble.
Su cabello se arremolinaba suelto sobre las sábanas blancas, las mismas que envolvían su catre chirriante y oxidado, el cual la patrona le había brindado.
En su mesa de noche una vela se extinguía en una oscura palmatoria, donde la cera se desparramaba y era acuosa.
Amalia odiaba su pequeña habitación de sillar y basanita , la misma que era traída del enigmático volcán de la ciudad arequipeña. No solo detestaba su habitación por el reducido espacio, también por el punto donde se ubicaba, en la primera planta de la casona, donde servía, esta misma tenía acabados barrocos.
Mientras se perdía en estos raciocinios exhalaba vaho, el mismo que se disipaba en la oscuridad , todo debido al cortante frío que entraba por las ranuras de la puerta, esto le ponía la piel de gallina. Dichas condiciones traían consigo una atmósfera agobiante y perturbadora .
Amalia intentaba generar algo de calor corporal, lo cual no parecía obtener resultados
Su vestido azul de lino, común de la servidumbre con privilegios, descansaba sobre el esbelto cuerpo de la niñera, ella no se había puesto el camisón con el cual solía dormir debido a la pereza.
Amalia solo tuvo tiempo de dejar su delantal encima de un perchero astilloso en la puerta, lo cual agradecía. Mayormente gratificaba no llevar tanta indumentaria como lo hacían las damiselas de la casa, Amalia cargaba consigo, detalles sencillos en su vestimenta de séquito, algo ligero y cómodo, pero en oportunidades , en los paseos y salidas , ella cargaba consigo vestidos de algodón que eran rústicos, los mismos no variaban de tonalidades oscuras, como el azul y el gris.
Los dueños de la casa eran españoles, pero les gustaba mucho las modalidades de la era victoriana en Inglaterra, por lo cual vestían a sus doncellas y mayordomos según la moda extranjera.
Amalia tratando de olvidar la baja temperatura, suspicazmente recordó la noche lóbrega cuando llegó a la casa, dicha vivienda se encontraba en la calle del “puente viejo”.
El hermoso puente hecho de sillar blanco como el hueso y con sus faroles a base de gas, contaba con grandes pilares, que forman grandes arcos, los pilares sustentaban la gran estructura, la misma que cruzaba el río de aguas cristalinas, que poseía una abundante riqueza, en aquella calle Amalia observaba tambos, y casonas como la de la familia para la que trabajaba.
El día en que arribó, la luna se alzaba imponente en el cielo grisáceo del cual caía una ligera llovizna, ella era llevada en un carruaje, por recomendación de su antigua “señora”, su pasada ama no presentó objeción de brindar a una de sus más serviciales doncellas, para sus fiel amiga de origen español.La cual no contaba con una niñera para los retozones niños de la vivienda.
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Esencia Mortífera
FantasySINOPSIS: Amalia Ivano, doncella y niñera de dieciséis años, atesora poderes sobrenaturales, uno de los cuales es lograr ver y oír muertos.Todas sus habilidades son producto de una maldición, o eso es lo que ella cree, sin embargo una de dichas apti...