El Caballero de la Noche.

Castle

Gulf estaba emocionado, casi tanto como para olvidar el hecho de que llevaba más de seis horas sentado.
El viaje a casa de su abuela era una tradición, y como todos los años; en compañía de sus padres viajaban desde Bangkok hasta un hermoso bosque fronterizo. El lugar solo estaba registrado en mapas antiguos y solo aquel que conociera el lugar perfectamente podría salir de allí con éxito, los caminos frondosos eran trampas para foráneos que intentaban excursionar.

Su abuela y otras veinte familias vivían en el sitio sagrado. Y solo un templo y un castillo era lo interesante del lugar.

Sus padres aprovechaban el viaje para hacer méritos por año nuevo, así que esa era la fecha exacta en la que iban.
Gulf ahora tenía diecisiete años. Y también planeaba hacer méritos para su año escolar.
Deseaba tanto entrar a la universidad.

Su abuela como siempre, les esperaba en la entrada del camino a su vieja casa, con una hermosa sonrisa llevaba canastillas de dulces caseros para su bebé.
La hermana de su padre preparaba bocadillos silvestres mientras tanto y su madre rellenaba la despensa para seis meses junto con su suegra.

Gulf tenía una nueva habitación, ésta tenía vista hacia la profundidad del bosque.
Desempacó en la mullida cama y de inmediato tomó una cámara que su madre le había regalado en su cumpleaños.
Se despidió de sus padres y corrió hasta el jardín.

"No vayas más allá del riachuelo"
"No cruces el camino de bayas azules, ahora hay dueño en ese lugar y no se ve muy agradable"

Las palabras de su abuela danzaban en su mente como seguramente Caperucita roja también repasó.

El olor a bollos de canela quedó atrás cuando el olor a flores silvestres le indicó que estaba por llegar a los límites de la abuela. El sonido del agua en el riachuelo le hizo tomar su primera fotografía.

Los paisajes se hacían más y más hermosos conforme al clic de la cámara. Sus pies vacilaban entre los arbustos mojados, las aves formaban parte del cielo azul que comenzaba a notarse, la frondosidad de los árboles desapareció.

Y de pronto notó que ese sitio, dónde estaba parado era el punto lejano que veía a través de su ventana.  El ruido de una parvada de aves lo hizo despegar la vista del río y de inmediato su vista logró captar un hermoso castillo. Se notaban dos torres por entre los pinos así que decidió guardar esa hermosa postal. Caminó hasta el inicio de las bayas azules y también capturó el árbol.
Una de ellas estaba apunto de caer, así que se le hizo fácil tomarla. El crujir del césped le hizo voltear...

— ¿Qué haces? —dijo alguien de repente, el susto lo hizo trastabillar, intentó sostenerse pero fue inútil, por salvar su cámara se fue de espaldas hasta el suelo.

— Te he hecho una pregunta... — continuó la voz, una voz gutural y profunda.

Los pasos que oía pronto se hicieron más cercanos.

Un hombre delgado aproximadamente en sus treintas se puso delante de él.
Vestía de negro con un traje antiguo, posiblemente del siglo XVI en Inglaterra o algo así, el hombre de aspecto pálido alzó una ceja al muchacho que aún yacía en el suelo...

— Yo he... Ah... Yo...

Las palabras se quedaron en su garganta, comenzó a balbucear cuando cruzó miradas con él.
El aspecto del hombre comenzó a hacerse más suave.

— Está frío y mojado el suelo, debes levantarte. — ordenó el hombre, Gulf solo pudo asentir. Colgó la cámara en su cuello y recibió la mano del hombre como ayuda para levantarse.

— Lo siento señor — dijo en cuanto vio sus pantalones mojados al igual que el traje fino del contrario.

— Debes ir a casa... Ahora.

— S-si...

Gulf dio la vuelta hasta el río y se preparó para ir a casa, ya tenía suficientes fotos. Y el cielo empezaba a tornarse naranja.
Quiso dar un último vistazo al hombre pero este había desaparecido de repente.

— Soy Gulf Kanawut — recitó en voz alta. Teniendo la impresión de que debía presentarse.