5. Ojos dorados

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Día 10: Tema Libre.
"Ojos dorados"

Sinopsis: Akaashi es un dragón con una vida tranquila y pacífica, hasta que encuentra a un ser humano moribundo a orillas de un río, un ser humano que además, parece ser un cazador.

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Akaashi llevaba una vida tranquila, después de un caótico periodo en donde los humanos comenzaron a rumorear que las escamas y la piel de dragón tenían funciones mágicas que curaban todo mal, a partir de que un cazador curó la enfermedad de la reina con tan solo una escama de color rojo.

Miles de criaturas mágicas fueron cazadas sin distinción.

Si bien, los dragones curaban muchos males, la razón no era su piel, escamas, sangre o carne, sino miles de años de conocimientos en energía espiritual y sanación. Los dragones, antes de la gran cacería, eran conocidos por ser sabios, un sin número de viajeros recorrían extensos caminos llenos de adversidades para tener el consejo de un dragón.

¿Ahora? Ahora han tenido que mantenerse ocultos, tomando formas humanas y alejándose de las civilizaciones principales. Escondidos y lejanos.

Akaashi, al ser un dragón joven, no había vivido entre humanos como los mayores, sus habilidades se limitaban a las criaturas mágicas que acudían a ellos por sanación. Nunca aprendió a temerle a los humanos, ya que no había visto la destrucción que eran capaces de causar, no con sus propios ojos.

Por ello, cuando encuentra a un humano, desangrándose a las orillas del río, lejos de los asentamientos, su corazón no es del todo frío. Ve el arma que carga, sin duda alguna es un cazador, si está en esta parte del bosque, quiere decir que estaba buscando criaturas mágicas para vender. En los últimos meses, desde que las hojas de los árboles comenzaron a caer, hasta que la pradera fue cubierta de blanco, ha habido rumores de que un reino cercano ha dado rienda suelta a sus cazadores para encontrar escamas de dragón, o cualquier otra parte que consideren mágica.

Akaashi lo mira cuidadosamente, con el frío del invierno y esas heridas, morirá desangrado o por hipotermia, no hay ningún otro humano que lo ayude, y ciertamente, aunque las criaturas eran generalmente muy amables, este era un cazador.

Lo mejor para todos ahí sería dejarlo morir. De esta manera, salvaba innumerables vidas y evitaba un gran sufrimientos a otras criaturas.

Sin embargo, quizá era algo en la forma en que su cabello se arremolinaba de una forma tan particular, o sus rasgos que se veían tan suaves y amables. Muy probablemente fue por aquel segundo en sus aquellos ojos ámbar se abrieron, difusos pero brillantes.

Realmente no importa la razón que fuera, Akaashi, un dragón negro, toma a un cazador, lo lleva a su propia cabaña y cura sus heridas, una por una, con sumo cuidado.

Akaashi no es bueno usando su forma humana, sus escamas aún se asoman entre la nívea piel con la que viste, sus cuernos aún sobresalen de su cabeza, y su cola aún se asoma bajo sus túnicas. No sabe cómo reaccionar cuando el cazador abre los ojos, aún delirante por la fiebre y lo mira, lo mira de una forma extraña que Akaashi no sabe interpretar.

Generalmente los humanos son así, confusos y raros, o eso ha concluido. Este es el primer humano que ha visto, de todos modos.

—Gracias… —, susurra el humano, en uno de sus momentos de consciencia, antes de caer rendido por el cansancio del procedimiento.

¡Conquista el mundo! -BokuAka Week 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora