Capítulo 5º.

128 6 5
                                    

Jared se presentó como cada día para invitarme al desayuno. Siempre a la misma hora, se había convertido en rutina.

No podía quitarme de la cabeza el dichoso día de ayer. Increíble. Todo me pasa a mí.

Thomas se había ido tras tomarse de un trago su té y tan siquiera sin mediar palabra, simplemente se fue. Su rostro no denotaba furia, ni cualquier otro sentimiento nefasto, se mantenía imperturbable, con un único detalle, aquél detalle que marcaba la diferencia. Los músculos de sus mejillas temblaban en un suave baile tosco. Thomas los hacía bailar así mientras apretaba fuertemente los dientes, quizá conteniéndose, aguantando para no hacer o decir algo. Guau… ¿qué le pasa a Thomas conmigo? Siento como si se tratase de mi hermano mayor, furioso por lo que Jared hacía conmigo.

Destrozarme.

Sí, destrozarme con aquellas falsas esperanzas, con aquellos besos prohibidos que sabían a gloria.

Su simple presencia dolía. Y aquél beso ya había terminado de matarme por dentro.

Algo en mi corazón, esperanzador, me advertía de que Jared seguía amándome, pero justo después de ese pensamiento, mi estómago daba un doloroso vuelco, advirtiéndome de que no sería bueno escuchar a mi corazón, pues una vez más terminaría hecho trizas y tiraría por la borda todo lo que había conseguido hasta ahora, aunque no avanzase demasiado rápido, lo hacía firmemente, pero, ¿cómo no trastabillar tras lo ocurrido ayer?

Se me hace imposible no pensar que me ama, no pensar que lo de Verónica fue solo un error y que quiere volver conmigo…

Por otro lado… ¿Estaría bien que volviese conmigo?

Está claro que no, no merece tan siquiera mi presencia, pero yo anhelo la suya, y así me encuentro, sentada frente a él. Una vez más el vapor proveniente de nuestros cafés nos separan ligeramente de aquella cercanía visual.

Jared no había levantado la mirada del café solo que le había servido hace unos minutos y yo no apartaba la mirada de él.

Parecía cansado, hoy su felicidad innata se había esfumado, e incluso su labia. Apenas habíamos mediado palabra desde que llegamos a la cafetería.

 –¿Estás bien, Jared? –Le pregunté al fin, inclinándome un tanto sobre la mesa circular.

–¿Eh?... eh, sí. –Murmuró él a la vez que ladeaba una sonrisa suave, cansada y desganada en realidad.

–¿En serio?

 Jared simplemente asintió, estirando la mano en mi dirección para agarrar la mía.

 –Perdóname, Alma. –Susurró de forma inesperada, alzando aquellos hermosos ojos azules hacia los míos. –Lo siento tanto…

–Eh… –Llevé una mano a una de sus mejillas y acaricié su barba con cuidado con la yema del dedo pulgar. –¿Me vas a explicar lo que te pasa? –Susurré cuidadosamente, aún inclinada hacia él, pues lo que decía era confidencial.

–Me siento tan… destructivo, Alma… he nacido para hacerte sufrir.

–Eso no es verdad, Jared.

–Joder, sí que lo es… y no quiero, te juro que no quiero hacerte sentir mal, odio que sufras por lo ocurrido, pero… soy un desastre, no sé hacer nada a derechas contigo.

–¿Por qué me besaste ayer, Jared? –La pregunta salió disparada de entre mis labios.

–Me moría por hacerlo desde hace tiempo. –Susurró él, dejándome boquiabierta.

Groped in the Dark | Jared Leto | Tom Hiddleston.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora