Capítulo:8

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Capítulo:8
En esos momentos deseo que su vergüenza fuera ajena.

Luego de unos momentos en un cómodo silencio, decidió que si haría esto del matrimonio, Sesshomaru debía explicarle todo, y también debían ingeniar una mentira creíble para su madre. Se separó del cálido abrazo del peliplata y lo miró, su corazón se aceleró, cada vez que lo veía, parecía volverse más atractivo, ese pensamiento la arroyo como un tren a toda velocidad.

-. Sesshomaru- su voz salió baja, con demasiada vergüenza, los ojos ámbar se anclaron a los suyos, con una mano, él peliplata le acarició la mejilla, como queriendo decirle que tenía su atención, se animó a hablar-, no se nada sobre los youkais, ni sobre como funciona nuestro matrimonio- se avergonzó-, explícame por favor- lo miró sonreír satisfecho, cada fibra de su ser se estremeció de felicidad.

-. Es un tema extenso- la miró con ternura-, no se ni siquiera por dónde comenzar- Sesshomaru suspiro mientras le miraba los labios-, nuestro lazo, o nuestro matrimonio, será intenso- vió a las pupilas ámbar dilatarse-, durante el primer año, nos nesecitaremos con locura, no habrá momento que no deseemos estar juntos- le comenzó a dar calor, pero decidió disimular-, tranquila, aprenderemos a controlar nuestros impulsos- sintió pesados los pechos, se acomodó quedando sentada a horcajadas sobre Sesshomaru, cuando se sentó sobre la erección del peliplata lo escucho gruñir-, nuestro lazo- trago saliva y le tomó las caderas, la jalo para que sus intimidades se tocaran atravez de la ropa, contuvo un gemido-, permite que compartamos las emociones- las fuertes manos del youkai la movieron con suavidad, haciendo movimientos lentos para hacer que se rozaran-, sí, sí...- Sesshomaru pareció olvidar lo que iba a decir-, sí tú estás triste- se relamio los labios, sí ya estaba excitada, eso la llevo al borde de la locura-, yo estoy triste, sí te deseo- los ojos ámbar eran puro fuego, dejando muy claro lo que quería-, tu también me desearas- se lanzó a los suaves labios que Sesshomaru, fue un beso apasionado, y lleno de necesidad.
Le tocó los pechos por encima del vestido, no llevaba sujetador, solo un cómodo corpiño, este permitió que sintiera con claridad las caricias, gimió con fuerza, y le tiró los brazos al cuello profundizando el beso.

-. Levántate- ordenó, ella un poco desorientada, se levantó, dejando un frío en su entrepierna, y el espacio suficiente para que él pudiera desabrocharse los pantalones, el fuerte rubor en las mejillas de la chica y su respiración agitada era la clara demostración de que estaba tan deseosa con él, con rapidez se desabrochó los pantalones y bajo sus boxers, su dolorosa erección saltó dejando en evidencia su enorme deseo, miró a los ojos de la chica, sus manos subieron con suavidad por sus muslos, dando tentadoras caricias, ella se estremeció, sus manos subieron hasta los extremos de sus bragas, no dudo ni un segundo en romperlas, Aome soltó un jadeo de sorpresa, y él tiró la inútil tela, sus dedos bajaron a su intimidad, con los ojos vidriosos de placer ella pidió que la tocará, se sintió como un cachorro, era conocido por ser un amante tranquilo, pero con su esposa solo tenía deseos de enterrarse lo más pronto posible en su interior, se obligó a calmarse, debía darle algunos juegos previos.

Sus largos dedos separaron sus cálidos labios vaginales, para su gusto, ella era calidez y humedad total en esa zona, estaba sin lugar a dudas preparada para recibirlo en su cálido interior, trago saliva, debía ser paciente, en los juegos previos, estaba el dulce, pero doloroso placer, la expectasión era la mejor arma de seducción. Sus eróticas intensiónes se fueron al carajo cuando su impaciente compañera en un rápido movimiento se había dejado caer sobre su adolorida erección, el imprevisto acto le hizo imposible callar el gruñido de absoluto placer. La miró a los ojos, estos le dieron a entender que no quería esperar, le beso los labios con ternura, abrió el cierre del vestido que se encontraba en la espalda, Aome se quito el vestido bajandolo por sus hombros dejandolo en su cintura, rápidamente le quitó el cómodo corpiño y se lanzó a esos rozados pezones, mordió con suavidad la punta de uno de ellos, y después lo acarició con la lengua, Aome daba cortos sentones, era suaves, pero eso no quitaba que lo estimulará hasta la última célula de su cuerpo.

Se Vende (+18 FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora