Capítulo 5

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SORRY, I'M LATE

ESTUVE SIN INSPIRACIÓN, Y ME COSTÓ UN BUEN LOGRAR TERMINAR ESTE CAPÍTULO. CADA VEZ QUE ESCRIBÍA SENTÍA QUE NO ERA SUFICIENTEMENTE BUENO (AUN LO SIENTO ASÍ) PERO EN FIN.

NO LO REVISÉ, ASÍ QUE CUALQUIER ERROR, MALA MIA

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Capítulo 5

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-¿Regina?-. Le llamó David, conocía perfectamente esa mirada, estaba temerosa y dudando.

-¿Qué?-. Ella levantó su mirada, aquél miembro era proporcionadamente más grande que cualquiera que hubiera tenido antes; no es como si hubiera estado con tantos… pero le preocupaba que lastimara de alguna forma al pequeño parásito.

-¿Dónde está nuestro hijo?-. Preguntó él una vez más. Una parte de él solo quería sentir su piel contra la suya, escucharla gemir y retorcerse ante el placer que podía darle, pero otra parte aun mayor ansiaba saber donde estaba su bebé.

-Creí que el niño lo había dejado claro pastor –. Respondió luego de poner sus ojos en blanco.

-Lo que le hayas dicho a Henry no es cierto.

-¿Henry?-. Su ceño se arrugó en confusión.

-Lo llamaste así por tu padre Regina, ese niño es tu hijo.

-No lo es-. Respondió jalándolo del cuello para poder besarlo nuevamente y distraerlo de la idea de saber del pequeño parásito. Pero él se alejó. Y ella soltó un suave quejido de frustración.

-Regina te lo suplico, dime ¿que hiciste con nuestro hijo?-. Suplicó el pastor convertido en príncipe.

-¿Tanto quieres saber? ¡Bien, te lo diré! Ese niño ya no existe ¿contento? Ahora si no me vas a follar mejor vete-. Lo empujó lejos de ella para levantarse y con su magia volver a vestirlos. No iba a rogar porque la tocara. Ella era una reina, las reinas no suplican.

-No es cierto-. Respondió el rubio. – Te conozco lo suficiente para saber cuando mientes.

-No conoces nada de mi pastor-. Gruñó mirándolo amenazadoramente.

-Te conozco Regina, tu misma me has dejado conocerte.

-¿No me digas?-. El sarcasmo siempre había sido una de sus armas, pero algo en los ojos del pastor le dijo que no funcionaba con él.

-Tu color favorito es el verde, te gusta porque te recuerdan los prados donde solías montar y encontrarte con Daniel. Te gusta cabalgar, lo hacías en el bosque y lo haces aquí; también te gusta cocinar, dices que te relaja. Te aterran los lugares pequeños y oscuros, porque tu madre te encerraba en un armario cuando no te comportabas como ella quería. Esta cicatriz-. Tocó la pequeña marca sobre su labio y fue cuando Regina notó que él se había estado moviendo cada vez mas cerca de ella. -Te la hizo ella. Tenías doce años y habías estado jugando con la hija de una de las cocineras, la niña tenía apenas siete y se había caído mientras corría contigo, tu madre llegó justo en ese momento y le rogaste que la curara. Ella te abofeteó por estar jugando con el servicio, despidió a la cocinera y te encerró en aquel armario sin molestarse en sanar la herida que te había hecho con su anillo-. Ya no podía detenerse, había captado toda la atención de Regina – También sé que uno de tus grandes sueños era convertirte en madre, pero bebiste una poción de infertilidad para evitar que tu madre hiciera con uno de tus hijo lo mismo que hizo contigo para hacerse de un trono. Te haz estado arrepintiendo por eso un largo tiempo-. Tomó sus manos en las suyas acariciando su dorso, Regina lo escuchaba atenta, con el ceño ligeramente fruncido y ojos desconfiados, David tragó saliva y volvió a hablar – Cuando nos enteramos que estabas embarazada…-. Soltó un suspiro antes de continuar –Tú no querías aceptarlo, no querías creerlo, tenías miedo de que solo fuera un error y no fue hasta que te hiciste una prueba mágica que aceptaste que era real. Lloraste y reíste de emoción cuando lo sentiste moverse por primera vez… así que no me digas que simplemente ya no está y que lo has matado, porque no es cierto-. Susurró con lágrimas agolpándose en sus ojos. -No serías capaz.

Amnesia (EvilCharming)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora