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Las blanquecinas sábanas cubrían su cuerpo, además de una afelpada polera del mismo color.

Sus manos, que se encontraban quietas mantenían rasguños de un color rojo intenso. Su cuello de tez blanca era marcado por varios moretones, que daban la singular forma de unos dedos rodeándole.

Su nariz se encontraba con unos cuantos curitas, mientras que su labio mantenía un no tan pequeño rasguño. Uno de sus ojos estaba de un tono púrpura y verdoso, apenas y podía abrirlo.

Respiraba de manera lenta y amena, su sueño era profundo y tranquilo. Por fin unos minutos en paz, era el tiempo en el que se sentía bien.

Mientras que alguien le miraba dormir. TaeYong mantenía un parche en el ojo, su rostro estaba con moretones, mayormente en el pómulo izquierdo, el labio roto al igual que la ceja y un rasguño profundo en la mejilla derecha.

Salió de la habitación para así descansar en el sofá de la sala. Todo estaba ordenado, como si lo del día anterior no hubiera pasado.

Revisó sus mensajes, y envió un mensaje a Mark diciendo que no podría ir hoy al trabajo ni mucho menos al ensayo. No quiso darle explicaciones.

Cerró sus ojos, cayendo por completo en un sueño profundo hasta unas horas después. Revisó su móvil y eran ya las 5 de la tarde. Volvió hacia la recámara, no había nadie.

Rápidamente buscó entre los cuartos al japonés, hasta encontrarle en el baño.

Este, al verle se encerró nuevamente en el baño sin decir nada. Se acercó sigilosamente y trato de abrir la puerta sin logro alguno.

— Nakamoto, yo... sabes que no fue mi intención besar a Ten, lo sabes. También sabes que no quise decirte todo eso, estaba enfurecido —. Comenzó a explicar, esperando alguna respuesta del chico.

— No vas a disculparte, ¿cierto? —. Habló al otro lado de la puerta, recargado su cuerpo en esta mientras sus lágrimas hacían presencia en sus mejillas.

— Sabes que no es necesario pedirte perdón. Porque sé que tú me perdonarás —. Habló seguro el pelirrojo, mordiendo apenas un poco su labio inferior.

— ¿Y por qué estás tan seguro de eso? —. Preguntó nuevamente, sonriendo amargamente.— Estoy cansado de perdonarte cada que me haces algo más, estoy cansado de tus jodidos celos y palabras. Estoy cansado de ti, Lee TaeYong —. Explicó sin más, mirando su reflejo en el espejo mientras sus ojos se inundaban de más lágrimas.— Es mejor que te vayas, Lee. Porque no voy a salir, y mucho menos, voy a perdonarte —. Aclaró de una vez, secando sus lágrimas de manera agresiva.

El semblante del coreano cambió drásticamente, frunció el ceño y sin siquiera pasar un minuto, comenzó a golpear la puerta.

— Abre la jodida puerta Nakamoto, antes de que en verdad te mate de una vez —. Sugirió enfadado. Dándole una patada a aquel gran rectángulo de madera.— Abre la puta puerta Yuta, ¡Ábrela! —.

El japonés hizo oídos sordos, y sentándose en la tina de la regadera sólo se limitó a mirar hacia la puerta. Sabía que no podía abrirse a menos que estuvieras dentro, así que ganaría sólo esta vez.

Flexionó sus piernas, abrazando estas y cubriendo su rostro con sus rodillas, haciéndose ovillo en aquel lugar. Mantendría la calma esta vez, pues aunque no haya visto del todo al contrario, pudo percatarse de su rostro golpeado.

Definitivamente cuando explotaba, lo hacía de manera bastante agresiva.

Golpes más fuertes se oían en la puerta del baño, pasaron unos largos minutos y se detuvieron, dando señal de que el pelirrojo se había cansado de molestarle.

Salió del baño sigilosamente, mirando hacia todas partes para que no le tomara de sorpresa. Escuchó un ruido, el arranque de una motocicleta.

— se fue —. Murmuró para sí mismo, mirando por la ventana que daba hacía la calle, y de echo, TaeYong se iba con su motocicleta. Soltó un largo y aliviado suspiro.

Dio grandes zancadas hacia su habitación, en la cual sólo se dedicó a recostarse lentamente y observar el techo, inundándose de preguntas sin respuesta, y de pensamientos que ahora se creaban por estos dos días, los peores de su vida.

Una lágrima rodó por su mejilla izquierda, y dejándola seguir su camino se mantuvo en su lugar, hasta cerrar sus ojos y dormirse tranquilamente. Con una respiración pausada y silenciosa.

Lo único que quería en este pequeño momento de paz era descansar de tanta furia, enojo que le consumía el cuerpo poco a poco. Además de su adolorida nariz. Definitivamente no iba a soportar más esto, de ninguna manera.

Llegó la noche, y con ella el aire frío que le hizo erizar la piel. Dio media vuelta percatándose de un cuerpo detrás de él, sólo veía una espalda llena de marcas y una cabellera rojiza.

Trató de levantarse sigilosamente, sin embargo una mano le tomó del brazo. Miró a su compañero, el cual le miraba fijamente.

— No te vayas, Nakamoto —. Murmuró en un tono ronco, a lo cual el chico sólo se sentó en la orilla de la cama.— Te lo pido sólo esta vez, por favor—.

El azabache sólo se recostó nuevamente, dándole la espalda al coreano y tratando de dormir temeroso.

Sólo esta vez, quería descansar sin miedo a que algo le llegara a pasar.

Hey, buenas.
Sólo quería darles esta pequeña actualización, espero pronto preparar más capítulos para ustedes.
Sin más, espero que lo disfruten.
Gracias.
Lian fuera.

˗ˏˋ No manners ︔ YuTae. ˎˊ˗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora