Los ojos café del Nara se dirigieron hasta la figura femenina que estaba de pie, al lado de Shizune.
Unos orbes amarillos chocaron contra los suyos. El amarillo era un color que transmitía felicidad e inclusive se usaba para atraer buen augurio pero los ojos de esa chica, sin importar el color, transmitían oscuridad e intranquilidad.
—Su situación es un tanto difícil. Pertenece al Clan Doragon ¿Has oído hablar de el?
El Nara asintió, aún con su fachada de flojo empedernido él era el futuro líder de su Clan así que conocer sobre los otros Clanes existentes en el País del Fuego era un aprendizaje básico.
El Clan Doregon era tan ancestral como peligroso, fue el Clan hermano de los Uchiha así como los Uzumaki lo fueron de los Senju.
Problemas más, problemas menos; su poder se vino abajo después de un conflicto interno en su Aldea Escondida hacía unos cuantos años.
—Eso hace todo más fácil. Kaen es la única sobreviviente de la rama principal, tú serás su protector de ahora en adelante.
Dos palabras. No, una: problemático.
—Entendido, Hokage-sama.
—Yoshino-san ha accedido a mi petición de que se quede en el complejo Nara así que, ambos pueden retirarse. Kaen te contará el resto de la situación.
❝ 𝐘𝐨 𝐬𝐨𝐲 𝐞𝐥 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐞𝐫𝐦𝐢𝐧𝐚 𝐲𝐞́𝐧𝐝𝐨𝐬𝐞. 𝐋𝐨 𝐡𝐚𝐠𝐨 𝐛𝐢𝐞𝐧. ❞
—¡Oe, Shikamaru!
Una voz hiperactiva llegó a los oídos del par. La foránea volteó disimuladamente encontrándose con un chico rubio de ojos azules, al parecer bastante cercano a su protector, quien en su monótono rostro había formado una sonrisa floja.
—Naruto.
Musitó.
—¿Y ella quién es? No la había visto por aquí 'ttebayo.
