O4. ❨ welcome to alexandria ❩

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CHAPTER THREE:

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CHAPTER THREE:

ꦽꫬ꣫⎘ꦿ bienvenida a alexandria.

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𝘥𝘦𝘢𝘳 𝘥𝘪𝘢𝘳𝘺: — 𝘵𝘰𝘥𝘢𝘺 𝘪𝘴 𝘵𝘩𝘦 𝘥𝘢𝘺  
𝘯𝘶𝘮𝘣𝘦𝘳 𝘧𝘰𝘳𝘵𝘺-𝘦𝘪𝘨𝘩𝘵.

Todo mi ser se encontraba en paz, respirando el aire fresco de la mañana, mientras trataba de calmar mis sentidos, se sentía como si fuera la única en el mundo, como si no hubiera nadie mas, como si aquellas escorias putrefactas no existieran, como si nada hubiera pasado, como hace cinco años, antes de el aparente fin del mundo, donde simplemente los adolescentes se preocupaban por aprobar sus exámenes, mientras que los niños, simplemente correteaban por su casa o estudiaban para su próxima clase.

Pero al abrir los ojos, me vi envuelta nuevamente en una realidad, oscura y tétrica, donde existían aquellas bestias come-humanos, donde solo quedaba un tercio de la población, donde tenias que escapar para sobrevivir, todo era tan diferente, tan lumbre y sangriento, que me fue inevitable no hacer una mueca de completo desagrado, seguido de un suspiro de frustración.

—¿Te encuentras bien? —Me pregunto el hombre, de no mas de treinta años, barba de aparentemente dos días, levemente fornido y cabello castaño alborotado.

—Si —Mentí, obviamente no me encontraba del todo bien, pero era algo que se decía para no preocupar a otros, ¿No?

El hombre de nombre Samuel simplemente asintió, siguiendo caminando, los cuatro restantes del grupo de encontraban un poco mas adelante, Melinda, la chica malhumorada que me apuntaba con su pistola por el simple hecho de hablar italiano, se encontraba al frente, mientras que los otros dos chicos delante de nosotros, hablando de algo que no puedo lograr entender debido a la distancia.

Al llegar a nuestro destino, nos encontramos con dos autos, uno era un Volkswagen viejo, estaba algo oxidado y se podría decir en mal estado, pero aparentemente aun andaba, mientras que el otro era una camioneta cuatro por cuatro, era negra y al parecer era de no hace mucho, ya que se veía que se encontraba en un muy buen estado. Melinda, junto con Harry y Genny se subieron al Volkswagen, mientras que Samuel y yo nos subimos a la camioneta. Era irónico, contando que los chicos eran tres, mientras que nosotros simplemente éramos dos, así que en un principio supuse que los chicos se montarían en la camioneta, pero me equivoqué.

Samuel encendió el auto, al igual que Jhonatan encendía el otro, el adulto se adelantó, quedando de primeros, mientras que los demás iban detrás de nosotros a una velocidad considerable. En el camino me quede observando el paisaje a mi alrededor, viendo como a lo lejos se veía uno que otro muerto-viviente, o de vez en cuando nos topábamos con uno de frente, ¿Qué hacíamos?, simplemente lo ignorábamos, algo obvio.

Me quede pensando, ¿Qué hubiera hecho Kendall en mi lugar?, ¿Habría aceptado la propuesta de Samuel?, ¿La habría negado?, esta ultima la descarte, Kendall era alguien que no dejaba ir una oportunidad de esta magnitud, hubiera dudado, cualquiera lo hubiera hecho, pero ella era de esas personas que ponía a sus seres queridos antes que a ella misma.

Obvio, yo no era de ese tipo de personas.

Suspire frustradamente, mientras veía como de a poco el sol iba cayendo, creándose unos hermosos colores anaranjados, rosas y rojos en el cielo, dejando un paisaje digno de admirar a la vista, pero yo no me encontraba de humor para poder apreciar mejor aquella hermosa vista panorámica.

—Algo te tiene atormentada, culpa, dolor quizá, o tal vez simple impotencia —Hablo Samuel de repente, haciéndome tragar en seco ante sus palabras.

—Nada me atormenta.

—¿Estas segura? —Me dirigió una mirada de reojo por el pequeño espejo, viendo como sus marrones orbes, haciendo que me removiera incomoda en mi asiento.

—Completamente.

No dijo nada más, simplemente siguió con si trabajo de manejar hasta aquella tan esperada comunidad, cosa que agradecí profundamente, no quería y no tenia la necesidad de contarle mis problemas a un completo desconocido, el cual apenas sabia de su existencia hacia no mas tres horas, así que simplemente seguí con mi "entretenida" tarea de admirar aquel paisaje de colores cálidos, el cual, de a poco, se iba perdiendo entre el manto de la oscura noche.

Paramos en medio de la carretera, al parecer a descansar, a nuestro lado izquierdo se encontraba la entrada a un bosque, mientras que en el otro una llanura de monte y pasto seco, que se expandía kilómetros y kilómetros, sintiéndome sumamente pequeña ante aquella enorme llanura.

—Bien, descansaremos un rato, y en caso tal, dormiremos aquí, para mañana retomar rumbo a Alexandria —Ordeno Samuel, dirigiéndose hacia nosotros cuatro, junto a mi se encontraban Genny y Jhonathan, mientras que al lado del adulto de treinta años se encontraba Melinda.

—Perfecto —Aceptaron los amigos, mientras que la castaña mantenía su rostro serio de siempre.

Y así fue, lamentablemente me quede dormida la gran parte del viaje, ya que estaba demasiado cansada, y hacia mucho tiempo que no dormía sin el miedo de ser devorada, así que, cuando retomamos viaje hacia la famosa comunidad, no pude apreciar el camino, ni mucho menos memorizarme la ruta, así que cuando sentí un bache, fue cuando logre despertar de mi ensoñación, dándome cuenta que nos acercábamos a una villa abandonada, cosa que me sorprendió ya que las mayoría de las casas se encontraban quemadas, me asuste un poco, pensando que esos bastardos me habían mentido, tal y como en Terminus.

—Tranquila, ya llegamos —No me percate que frente de nosotros se encontraba un gran portón de metal de lata, y a lo largo y ancho de este se encontraba una pequeña muralla de unos tres o cuatro metros de ancho, no estoy segura, siendo sostenidas por palos de metal.

Detuvo el auto, haciendo que me sobresaltara, no podía creer que me encontraba frente de esto, un nuevo lugar, donde podría dormir y descansar tranquila, sin preocupaciones, sin miedo, donde podría volver a vivir. Sentía que mis ojos picaban, pero no les daría el gusto de verme llorar, pero es que la felicidad era tanta, que sentí mis piernas temblar.

—Bienvenida a Alexandria —Sonreí, comenzando a caminar a la par de Samuel, acercándonos cada vez mas al portón de la comunidad, acercándonos mas a la tranquilidad.

Desde este mismo instante, me prometí una sola cosa: Que no me volvería débil, que no caería ante el temor y la ignorancia, que no olvidaría lo que soy ahora.

Una sobreviviente.

𝑼𝑵𝑫𝑬𝑹 𝑶𝑼𝑹 𝑷𝑨𝑰𝑵, carl grimes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora