Capítulo único.
Al entrar a la habitación tenebrosa y miserable la encontré durmiendo. Con sus cabellos oscuros como la noche misma, su piel blanca como la nieve, su cuerpo delgado y suave como la seda, toda ella reflejaba paz que buscaba en esta vida de tormenta.
Desafortunadamente no duró mucho ya que su toser seco la despertó y junto con eso mi obligación como enfermero. La ayudé a sentarse en la camilla y le tendí pañuelos junto con el tacho de basura, no me dirigió la palabra, pero eso no me es relevante.
Cada día lo mismo, llegar a mi turno y ayudar a estas pobres personas a poder curarse de su enfermedad respiratoria. Pero había algo diferente en esta mujer, me había enamorado de ella, de sus hermosos ojos avellana y su sonrisa tímida. Mis compañeros decían que no le quedaba mucho tiempo de vida, yo no les creo.
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Es una tarde de invierno, estoy en mi descanso tomando mi típico café cuando Carmen entra a la sala gritando mi nombre.
-¡¿Qué ocurre Carmen?!
-¡Es Silvia Martens! ¡Está en condiciones graves y tú eres su enfermero de turno!
Salgo corriendo a su habitación, A29, A31, ¡A33!. Abro la puerta sin hesitar y la encuentro con un tubo respiratorio conectado. Al preguntarle a los doctores en la sala me comentaron que se encontraba estable pero que surgió un problema mayor. No pude escuchar los detalles ya que caí en trance. Mi amada, la mujer que le dio luz a mi vida, se encontraba grave, no le queda mucho tiempo, todo eso y más surgió en mi mente en cuestión de segundos.
Cuando me quedé solo con ella no dudé en ir y sentarme a su lado.
-Amada mía, pronto estaremos juntos sin demonio que nos frene. Pronto caminaremos por la Plaza de Cataluña, nos casaremos en la Parròquia Sant Pau Terrassa y viviremos felices con nuestros 2 futuros hijos. Solo tienes que mejorar.
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Pasaron dos semanas de ese incidente y me encuentro en mi coche yendo al Hospital del Tórax a cumplir mi deber y ver a mi luz. Todo parece normal y tranquilo, hasta que llego al edificio y me encuentro con la policía en la entrada, los ignoro y me adentro al establecimiento. Revisando los pacientes que me tocan en el día, su nombre no está en la lista. Fui a recepción a confirmar si se habían olvidado de ella, pero lo único que encontré fueron caras de malestar, como si hubieran sacrificado todo en una carrera pero al final el piloto se retiró de esta.
Llegué a su habitación, tan vacía como mi corazón en este momento. De repente un toque frío en mi hombro y una voz gélida.
-No lo soportó, su mente no aguantó el encierro y se liberó en alma y cuerpo. No la busques, ya que la locura se enamoró de ella primero.
Esa noche la pasé en la habitación A33 del Hospital del Tórax, lo único que me iluminaba era la Luna, y yo se que ella brillaba solo para mí.
-FIN-
El hospital en multimendia :)
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El Hospital del Tórax
RomansaEl hombre que se enamoró de una mujer condenada. Por: fuckinjason