Me levanté a las siete y diez de la mañana, me metí a bañar e hice mis necesidades. Me vestí y bajé a desayunar. Cómo supuse, papá estaba en el trabajo, así que solo tomé una manzana y salí, la escuela no queda tan lejos.
Estaba increíblemente nerviosa, mi corazón latía tan rápido que ya parecía un zumbido. Al llegar, miré a mi alrededor y sonreí. Era normal, nada de ricos ni de presumidos.
Entré al edificio con las miradas de muchos sobre mi, pero no miradas de disgusto,-como las que recibía a diario-eran miradas de curiosidad.
Entré a una oficina que decía "directora Lopez" en la puerta.
—Buenos días, ¿En qué puedo ayudarte? —dijo al verme pasar.
—Vine a buscar mi horario y el número de mi casillero... Soy nueva
—Ah, usted debe ser la señorita Avery Gray —Su sonrisa desapareció, seguramente sabía lo de mi expulsión.
—Eh, si, soy yo.
—Aquí está su horario y casillero, procure no perder nada de eso, porque no le daré otro, ahora váyase.—uy, qué carácter.
Salí de allí y me dirigí al casillero, puse el código y metí todos mis libros allí, revisé el horario, mi primera clase era literatura, genial. Saqué los libros correspondientes y me dirigí al salón de clases.
Me senté y en unos segundos el timbre sonó, trayendo consigo a un montón de adolescentes al salón.
—Buenos días, Alumnos —Dijo el profesor entrando.
—Buenos días —dijimos todos.
—Saquen sus libros y vayan a la página doce... ¡Oh, casi lo olvido! Tenemos una alumna nueva.
Todos voltearon a verme.
—Venga a presentarse, señorita -me miró y me levanté, con la cabeza gacha.
—Eh... —miré a todos, nerviosa—Soy Avery Gray y tengo dieciséis, chao
—iba a correr a mi asiento pero el profesor me tomó del brazo, impidiendo que me vaya.—¿De qué escuela viene y porqué está aquí?
—Bueno, vengo de Chaning Hills —todos abrieron los ojos como platos y me miraron de arriba a abajo, los entiendo, una plaza en esa escuela cuesta una fortuna —y me fui de ahí por... Problemas... —no iba a decir por la expulsión, obviamente
—Bueno, bienvenida, siéntese junto al joven Josh Richards.
Miré a todos lados
—¿Quién es el joven Josh Richards? —todos me miraron serios, como si me intentarán advertir de algo.
—El chico con la sudadera gris -lo miré y me senté junto a él, con todas las miradas en mi.
Al sentarme, él me miró fijamente.
—¿Tengo algo en la cara? —le pregunté
—Eh... No, yo... Nada.
Asentí, extrañada, y le presté atención al profesor.
—Cómo les iba diciendo —continuó —En la página doce de sus libros está el tema de un ensayo que valdrá el cincuenta porciento de su nota este año, y será entregado en un mes.
Todos asintieron.
»El ensayo será en parejas —todos celebraron — su pareja será la persona que está sentada junto a ustedes, y tendrán que empezar a hacerlo a partir de hoy, porque es largo.