E x t r a (segunda parte)

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La salina brisa de una fresca madrugada en la playa acariciaba el rostro del joven omega que aún presenciaba aquella deteriorada fogata cuyo fuego apenas se mantenía

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La salina brisa de una fresca madrugada en la playa acariciaba el rostro del joven omega que aún presenciaba aquella deteriorada fogata cuyo fuego apenas se mantenía. Las olas rompían de fondo, y todo parecía estar en tranquilidad.

Sin embargo, no todo lo estaba.

Chan lograba percibir rastros de una titilante preocupación que procuraba ser enterrada. Una preocupación inestable a la que, en vano, se trataba de ocultar. Ese sentimiento provenía de Alaska; Chan lo sentía pese a su escasa intensidad. Sentía ese pequeño miedo, esa leve incertidumbre que revoloteaba en su hermanastra mayor.

Porque así era él.

Él percibía cosas más allá de lo que el resto normalmente lograba captar. Chan detectaba sentimientos escondidos, deseos reprimidos, personalidades ocultas y hasta ciertas condiciones en omegas o alfas. Y todo porque era un ser altamente sensitivo.

—Hay algo que comenzó a preocuparte —Señaló—, ¿quieres hablar?

Alaska estaba echada sobre una manta que cubría una pequeña porción de arena. Miraba el estrellado cielo nocturno con sus manos enlazadas por debajo de la cabeza, mientras reflexionaba un poco sobre su vida al estar el ambiente tan calmado y silencioso.

Daniel y JiHyo ya se habían marchado hacia la casa, por lo que sólo quedaron ellos dos, compartiendo la tranquilidad de una noche de verano en aquella playa privada de Malibú.

—Todavía no me creo que Lio y yo seremos mamás —Dijo—. La odiosa leona está esperando un bebé mío, ¿comprendes? ¡Tendré un bebé de Lio! —Exclamó incrédula y se echó a reír. Chan sonrió y sacudió la cabeza con diversión—. Ay, ¿quién lo diría? Tantos años odiándonos, llevándonos como perros y gatos, arrancándonos los pelos siempre que podíamos, y míranos ahora, esperando un bebé juntas. Ay, tan lindo todo. Pero se me hace tan irreal, hermano, tan... tan... Ay, no sé, me da unas tremendas cosquillitas en la pancita cada vez que lo pienso. Y tú sabes que me emociona el que ella esté embarazada. Claro que me emociona, pero luego, no lo sé, me pongo a pensar en... Bueno, tú sabes que yo amo llevar esta clase de vida, de tomarnos todo a la ligera... nuestras salidas... nuestras escapadas, nuestras travesuras... Siempre hemos sido tan unidos nosotros y, no sé, me da un poco de miedo que todo eso se acabe... de perderme de ustedes... bueno, de ti, Daniel ya me da igual. A ese zopenco ya lo perdimos de hace rato por la culpa de JiHyo.

Chan, abrazado a sus piernas flexionadas a la altura de su pecho, dejó huir una ligera risa por el último comentario.

—Ay, tan tierna mi alfa favorita. Tan linda... Me das náuseas, Alaska, náuseas. Mira si te vas a preocupar por esa bobada. Las cosas van a cambiar naturalmente con la llegada de tu crío, pero te aseguro que pase lo que nos pase, siempre seguiremos encontrando la manera de hacer de las nuestras. No te preocupes, y tampoco seas tan dura con el mequetrefe de Daniel. Yo, la verdad, prefiero que se quede leyéndole cuentitos a JiHyo en vez de tenerlo sufriendo con nosotros.

Sublime Dominación || GyuCheol [ADAPTACIÓN] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora