E x t r a (final)

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La luz de un nuevo día entraba por aquel gran ventanal que formaba parte de una de las tantas habitaciones de la clínica

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La luz de un nuevo día entraba por aquel gran ventanal que formaba parte de una de las tantas habitaciones de la clínica. Los rayos se apaciguaban por el vidrio polarizado, pero pese a ello JiHyo deslizó la cortina, cubriendo sólo una parte del ventanal. Lo justo y necesario para que la luminosidad del sol no le pegara a su alfa, quien se encontraba tendido en una cómoda camilla, sonriéndole débilmente.

Daniel había estado un buen tiempo inconsciente, utilizando un respirador para llenar de oxígeno su ser. JiHyo había estado allí, aguardando con ansias, sentada en un banquito a su lado, a que despertara o moviera un dedito o algo, llenando el sitio con su voz.

Fue una explosión de alegría cuando despertó. JiHyo lloró y se mantuvo aún más apegada a él, expresándole sin retención una y otra vez cuanto lo amaba y reprendiéndole por no haberle hecho caso.

El resto de la familia también estuvo presente, tan felices como nunca por verlo.

Daniel continuó con el respirador por algún tiempo más, inmovilizado en aquella camilla. Sin habla y sin fuerza para casi nada, escuchó cada una de las palabras de su omega. Escuchó la verdadera historia de MinGyu y Harry. Escuchó a su omega diciéndole con una emoción casi palpable que podían estar juntos; que estarían juntos. Que ya no tendrían que esconderse, ni rechazarse, ni tomar distancias. Podían estar tan unidos como ambos querían.

El respirador escondió la débil sonrisa que el alfa esbozaba, mientras las lágrimas se deslizaban por sus mejillas.

Le costó demasiado creerlo, asegurando que debía haber caído en coma y solo estaba soñando.

Porque no podía ser verdad.

Apenas logró respirar por cuenta propia, JiHyo le regó dulces besitos por todo su rostro. Le besó los labios, esos labios marchitos y resecos que aún no habían tenido posibilidad de dejarle paso a las palabras. Daniel sólo elevó sus comisuras en aquella misma sonrisa débil que era capaz de dar.

JiHyo se acostó más de una vez a su lado, asegurándose de no hacerle daño. Pasó cada día junto a él, cuidándolo, mimándolo, entreteniéndolo, llenándole de amor, de vida, de felicidad.

Su hermana y sus padres también aportaron. Se turnaron para estar allí. Fue MinGyu quien le ayudó a levantarse por primera vez y quien le sostuvo con fuerza mientras él intentaba caminar. Fue Alaska quien también lo sostuvo cuando él no podía mantenerse por su cuenta. SeungCheol le ayudó a mantenerse limpio y bien alimentado. Chan, a pesar de no estar en carne y hueso, le hablaba a través de video-llamadas, pasándole sus buenas vibras desde la distancia.

Daniel se sintió todo el tiempo como un bebé, lo cual odió, excepto cuando estaba con JiHyo. Ahí si amaba ser un bebé mimado y consentido.

SeungCheol y MinGyu habían mantenido una charla con ambos, confirmándole a Daniel que no había ningún coma y esa era la realidad pura. Aún así, Daniel tenía miedo de despertar. Ese mismo día, usó la poca fuerza que había adquirido para abrazarlos. En especial a SeungCheol.

Sublime Dominación || GyuCheol [ADAPTACIÓN] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora