Capítulo doce: Peligro

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Tras hacer el amor y compartir besos tiernos, JungKook olvidó todo, cayendo rendido en un sueño profundo contra la figura igual durmiente de la madre de su cachorro.

Tuvo sueños tranquilos, protagonizados por un sonriente hada de cabellos color rosa y un niño pequeño de facciones adorables que lo llamaba papá lobo. Su corazón se hinchó de amor y explotó cuando a la escena se unió su amado hermano. TaeHyung tomó al niño con dulzura entre sus brazos. Lo curioso era que tras la piernas de su hermano había otro par de infantes, resguardados por el muchacho.

La consciencia lo reclamó de vuelta y olvidó el sueño con tanta rapidez que ninguna memoria de él quedó de vestigio.

Para el momento en que despertó, no alcanzó siquiera a darse cuenta de cuánto tiempo había dormido, porque toda su atención la obtuvo el hecho de que el hada no estaba allí en el lecho y definitivamente no entre sus brazos. El lobo en su interior gruñó de furia, le recriminó haberse dormido y no haber sido más cuidadoso de su pareja. El hombre no le había dado su pleno consentimiento, Jeon entendía que la cagó en grande y esa era la única razón del rechazo hacia su persona, por eso debería haber sido atento al extremo de no dejarlo sin supervisión, de no permitirle cualquier posibilidad de un escape hasta que pudieran solucionar todos los malentendidos.

Quitándose las sábanas de encima, se incorporó justo cuando unos gritos provenientes de afuera lo alertaron: era la voz de su compañero y se escuchaba demasiado alterado. Al abrir la puerta encontró al único dueño de sus pensamientos intentando soltarse del pétreo agarre de uno de sus guardias, exigiendo su libertad. El hombre no lucía en lo absoluto intimidado, estando acostumbrado a esa clase de situaciones. Algunos hombres más aguardaban en la entrada observando la escena. Una molestia reverberó desde sus entrañas porque otro osara tocar lo que era suyo, siendo además muy bruto mientras lo hacía. Podría estarle causando daño a su exaltada pareja, se veía asustado y no era una cosa buena en su estado.

JungKook impuso su presencia emitiendo un gruñido potente y feroz.

—¿Qué está pasando aquí? Quítale las manos de encima —exigió, otorgando una mirada sin oportunidad a réplicas y que escondía una amenaza además.

El joven guardia no dudó en acatar y poner en libertad al revoltoso hada, que corrió a esconderse detrás del alfa.

Jeon inhaló un par de veces para calmarse antes de volver a exigir respuestas.

—¿Y bien? ¿Alguien me responderá? Saben que no me gusta tener que repetir las cosas.

El guardia que estuvo sosteniendo a su chico, separó con premura los labios al hablar por fin.

—Alfa...

—Ellos no me dejaron salir —irrumpió la grave voz del joven que se protegía tras sus espaldas, sonando tan cerca de los oídos del alfa que este sintió un estremecimiento ante el cual necesitó todo su autocontrol. El chiquillo conseguía mucho de él con pocas acciones—. Dicen que necesitan tus órdenes para permitir que alguien salga o entre de la casa.

Bien, eso era cierto. La protección había sido impuesta más que nada por su hermano menor, pero lo cierto era que TaeHyung tenía sus trucos y mañas para escaparse y volver sin que nadie pudiera detenerlo. ¿Cómo lo hacía? Maldición, nadie lo sabía. El chico bien podría ser la reencarnación de Houdini.

Jimin, al parecer, carecía de tales habilidades excepcionales.

—Creímos que podría estar tratando de escapar de usted, señor, y que debíamos detenerlo.

Él tenía un punto. Agradecía la lealtad, pero tenía que poner las cartas sobre la mesa respecto al tema y ese era un buen momento para hacerlo. Jimin se presionó contra su espalda, llenándolo de su calor corporal, entretanto apretaba la camisa del líder. Lo imaginaba realizando un hermoso puchero propio de sus berrinches.

Intenso JungKook «Kookmin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora