"Mierda." Susurró Draco para sí mismo, acababa de darse cuenta que había sido controlado toda su vida.
Y ahora era un mortífago, ahora había sido obligado a matar a Dumbledore.
Él ya no sabía si podría ser capaz de soportar aquello, especialmente lu...
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"Jaque" Pronunció Draco sin interés.
Su madre hizo una exagerada mueca de confusión y miró a su hijo alzando una ceja.
"Con el alfil, madre" Dijo señalando suavemente aquella pieza de cristal.
Draco era bueno en ajedrez, realmente la única persona que había podido ganarle hasta ese momento era su padre, pero la capacidad de analizar las situaciones y deducir los pensamientos de la personas eran excepcionales en los Malfoy.
Aún así, Narcissa no era una particular amante de ese juego. La mujer movió una pieza solamente por pasar su turno, aún sin entender qué era lo que tenía su hijo en mente.
El rubio la miró desconcertado y alzó una ceja, tomando a su dama y posicionándola justo en frente del rey "Mate, gané"
Ella suspiró "Deberías tenerme algo de compasión, soy tu madre"
"Eso no equivale a que deje que me ganes, eres mediocre en este juego" La voz del niño salió con aire de arrogancia, su madre sintió una calidez incontrolable al ver que, al parecer, su hijo estaba lo suficientemente bien psicológicamente como para actuar de esa manera tan arrogante.
"Deberías ir a visitar Hogwarts, para ver cómo están las cosas" Quería que su hijo saliera de la mansión, que hable con sus amigos y que al menos respondiera sus cartas.
El rubio solamente la miró, realmente no se sentía para nada mejor, ya habían pasado algunos meses desde la muerte de Dumbledore pero él seguía teniendo pesadillas acerca de ello e intentando no llorar cada noche. "No lo creo, madre" respondió con amargura, sabía que Pansy y Blaise posiblemente estarían preocupados por su salud mental, pero no sería capaz de convencerlos de que todo estaba bien.
La otra razón por la que sabía que no debía ir era por el terror de encontrarse a Potter allí, no quería volver a verlo y definitivamente no quería sentir aquella calidez en su estómago. Eso solo lo hacía sentir más miserable.
Draco vió como su madre separó suavemente sus labios dispuesta a decir algo, probablemente intentando convencerlo, pero se vió interrumpida por el ensordecedor ruido de las enormes puertas de la mansión siendo abiertas.
"¡No creerán a quien tenemos aquí" Gritó un hombre que el rubio desconocía totalmente.
Sintió unas sonoras pisadas, sabía que su padre y su tía estaban entrando.
Bellatrix soltó una risa mortificante al ver entrar a esos dos hombres.
"¡Él es Harry Potter!" Volvió a gritar el hombre.
Draco se sintió desfallecer, Harry Potter en su propia casa. No, no podía ser posible.
Volteó realmente aterrorizado, logrando ver que allí también estaban los otros dos, el inútil de Weasley y la sangre sucia.
