S I E T E

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¿Quién iba a decir que un beso pudiera ser así, capaz de alterar el paisaje interior hasta tal punto de desbordar los mares, de empujar los ríos montaña arriba, de devolver la lluvia a las nubes?
-Jandy Nelson

Tomó mi mano y comenzó a correr entre callejones solitarios. De igual manera que en el tango, dejé que me guiara y solo corrí a donde sea que me llevara.

Las veces en las que yo habría de depender mi vida en Floyd han sido catastróficas, así que esta era solo una nimiedad.

Nos adentramos más profundo en el bosque y tenía miedo que nos perdiéramos. Miedo que se fue disipando a medida que la seguridad de Floyd en que todo saldría bien se estaba cosiendo en mí.

Un par de ramas rasguñaron mi rostro, pero el ardor podría ser ignorado por completo con tanta adrenalina cruzando por segundo entre mis venas.

Nos detenemos frente a un acantilado cuyo final se podía ver con solo inclinarse ligeramente al frente.

-Fallon.-Le costaba hablar, pero aún así hizo un esfuerzo-No te conozco del todo, pero puedo meter las manos en el fuego de que podrías ser la persona más fuerte que alguna vez podré conocer. -Acaricia con molestia hacia sí mismo mis heridas- Además que jamás me perdonaría que algo te pasara por mi culpa.

-Está bien, Floyd. -Asiento mostrando falsa seguridad- Saldremos de esto ilesos.

Mira hacia arriba y con la luz de las estrellas puedo ver que su rostro está aún más rasguñado. Bajo la vista hacia sus manos y estaban llenas de sangre. Sabía lo que había hecho con las ramas para que mi rostro solo tuviera un par de rasguños superficiales.

-Por eso quiero que confíes en mí-Me dice. Ladeo la cabeza y siento como aprieta mi brazo con fuerza.

Para lanzarme por el acantilado.

La secuencia fue tan rápida que ni siquiera pude darme chance de gritar. En un momento estaba estable en el suelo y al otro mis pies estaban guindando en el vacío con solo el brazo de Floyd como sostén.

A pesar del terror que sentía sabía que esta era la única opción. Que los policías te atrapen es más que un castigo, más que un regaño, más que una advertencia. Sería una condena.

-Te soltaré y abrirás las piernas para caer de pie, ¿está bien?-Asiento sin mostrar mucho el miedo que sentía. Sabía lo arrepentido y preocupado que estaba Floyd, así que no quise angustiarlo.

Cierro los ojos, pero me parece una mala idea y los abro para estar más al tanto de lo que hacía. Él no lo dijo, pero sabía que gritar no era una opción.

-Uno, dos, tres-Y me soltó.

Ahogué un grito con todas mis fuerzas mientras mantenía mis piernas abiertas esperando el impacto.

Y tenía razón con respecto a la postura, porque el susto de caer fue peor que la caída.

-Ya estoy abajo-Digo en suficiente volumen para que Floyd me escuche.

En un dos por tres él salta como todo un profesional y cae en cuclillas, de la misma manera en que yo lo hice.

-¿Estás bien?-Me pregunta tomando mi rostro entre sus manos. Asiento.

-¿Tú lo estás?-Dirijo mi mirada a los rasguños en su ropa, manos y rostro.

-No importa realmente si lo estoy, cuando de todas maneras llegarás a casa con un montón de marcas visibles.

Oh, no había pensado en eso del todo. Pero tiene razón, ¿Cómo le explicaría a mis padres que parezco la hija perdida de un personaje de terror pre-reanudación?¹

Destiny (Primer Y Segundo Libro) [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora