capitulo 10

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Sentía que le faltaba el aire, sus pulmones quemaban, lagrimas no dejaban de caer y su visión se nublaba, su mente no lo dejaba en paz. Se preguntaba ¿Por qué? ¿Cuándo? ¿Cómo? Había muchas preguntas en su cabeza, muchas preguntas que cuya respuesta le causaba dolor y angustia.

El aire golpeaba su rostro porque había olvidado de colocarse el casco, entre la angustia y las ganas de salir corriendo, solo pensaba en una sola cosa, en su hermana, ese dolor no se comparaba a nada. Estaba consciente del riesgo que corría al ir a esa velocidad, pero no le importaba, sobrepasaba a los autos a su alrededor.

Necesitaba llegar, necesitaba verla, quería que todo esto fuera una broma, una maldita broma, que cuando llegara al hospital y entrara a la habitación, estuviera ahí sonriendo como ella sabía, que estuviera esperándolo a él para que le cantara. Pero no será así, ella ya no estará esperándolo, no estará sonriendo, no estará despierta.

Quiere recordad cuantas veces tomo su mano, cuantos te quiero le dijo y si fueron los suficientes, cuantas veces le canto y si a ella le gusto esas canciones.

Había llegado y su mundo parecía ir demasiado lento, corría por los pasillos que para él fueron interminables.

Sus manos temblaban al ver esa escena de lejos, sus piernas quedaron quietas por un momento. Ver a sus abuelos llorando en silencia, su madre siendo consolada por la enfermera Kim. Su madre no paraba de llorar por su niña. El grandioso doctor Park sosteniéndose en una de las paredes de espalda al resto para que no lo vieran llorar, Chanyeol lo veía de lejos, y rompía su corazón cada vez más. Camino paso a paso, pasando por sus abuelos que solo lo miraron con mucha tristeza, llego hasta su madre y la abraso quería darle una calidez que no sabía si tenía, miro a su padre que solo se detuvo a verlo cuando se acercó a su madre, puso su mano sobre su hombro y le susurro "entra". No sabía que era peor, si quedarse fuera viendo llorar a todos, o haber entrado y ver esa imagen.

Minha era una niña muy hermosa de piel clara, con el cabello largo de un color castaño, no era tan alta como él solía serlo a su edad, más bien era bajita como su madre, sus ojos eran oscuros como los de su padre, tenía una calidez tan particular que solo ella podía portar, su sonrisa era grande como la del mismo Chanyeol, no importaba como estuviera ella siempre te sonreía.

Pero no ahora, no hoy, su rostro pálido y sus ojos cerrados eran la confirmación que ya no los abrirá más, su calidez desapareció siendo remplazada por un frío, apretó su mano con esperanza, pero no tuvo repuesta. Una nueva ola de lágrimas invade sus ojos, las palabras se acumularon en su garganta provocando un nudo, mil perdones flotaban en su mente, cantidades de gracias abrasaban su corazón y cientos de cientos te quiero atesoraba su alma.

–Min, hermanita mayor te amo – respira para lograr controlar su voz – Perdón por no estar contigo – se le hace demasiado difícil – Gracias por ser mi hermana y por regalarme muchas de tus sonrisas. Tu veías el mundo con ojos brillantes y a pesar de todo lo que pasaste seguías siendo tu misma – sonrió llorando sosteniendo aun su mano con fuerza –Te quiero mucho Minha, te quiero mucho –

Sus lágrimas no paraban de acumularse en sus ojos, pero por alguna razón él no las dejaba salir. Con fuerza las sostenía y aunque algunas llegaron a escaparse y las limpiaba con la palma de su mano.

Tenía que ser fuerte por su familia, sabía que también estaba su padre. Pero también sabía que ya tuvo mucho con la enfermedad y cada vez que lo veía a los ojos, podía notar el peso de su fracaso por no haber salvado a su propia hija de esa enfermedad y por su madre que parecía derrumbarse a cada segundo, por sus abuelos que no sabían cómo ayudar a sus propios hijos para seguir a delante.

Ese traje negro lo está asfixiando, quiere sacárselo y quiere que todo esto termine, quiere volver a casa y dormir. Siente un dolor de cabeza que le está molestando, quiere salir a tomar aire, tal vez salir corriendo, sí eso quiere, correr muy lejos, pero sabe que no debe así que resiste un poco más, recordando esa última semana.

CONQUISTANDO A UN ÁNGELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora