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—¿Ayer no hablamos de esto? —Kirishima interrumpió la conversación.

—No, ¿de qué hablas? —Denki lo miró extrañado.

Bakugo también lo miró un poco impresionado.

¿Qué es esto? ¿Qué está pasando?

—Ayer estaban molestando a Denki por esto, ¿no es así? —Eijiro trató de explicarse.

—Bueno, todos los días molestamos a Denki —le respondió Sero. Touché.

No insistió más con el tema para no parecer un loco, pero la sensación de que el día se repetía no hacía más que aumentar dentro de él. Todo alrededor se sentía muy extraño en ese déjà vu incómodamente largo, ¿ayer no estaba ese mismo chico delante de ellos en la fila del almuerzo también? ¿Y no era esa la misma mesa a la que le faltaba una silla? ¿No sirvieron ayer el mismo almuerzo que hoy? Sentía que su cabeza empezaba a dar vueltas.

—¡Eijiro Kirishima! —la voz de Bakugo lo sacó de sus pensamientos, igual que el día anterior.

Ya no tenía tiempo ni ganas de pensar en lo lindo que era que su amigo lo llamara por su nombre.

—Amigo, te ves un poco pálido —Denki se dirijió a Kirishima y le pasó su brazo por los hombros, como para darle apoyo en caso de que fuera a desmayarse—. Lo llevaremos a la mesa, ¿sí? —le avisó a Bakugo.

Esto no podía estar pasando, ¿verdad? No sabía mucho de física, pero estaba seguro de que no había forma de que algo como esto fuera posible. ¿Se estaba volviendo loco? ¿Acaso esto era obra de algún quirk del cual no estaba enterado?

—Kirishima, ¿te encuentras bien? —le preguntó Ashido, que otra vez estaba sentada en la mesa con ellos.

—S-sí, es sólo que... ¿Qué día es hoy? —se interrumpió a sí mismo.

—28 de Marzo, ¿por? —le contestó Sero.

Mierda, oh, mierda. El día definitivamente se repitió. A pesar del enredo extraño de emociones que sentía al respecto, se contuvo. No podía expresar toda la ansiedad acumulada por algo que era real solamente para él. Respiró profundo y trató de actuar calmado justo cuando Bakugo llegó con sus almuerzos.

—Aquí tienes —le dijo, entregándole la bandeja y sentándose junto a él—. ¿Estás mejor?

Cada uno de los presentes en la mesa miraron extrañados a Katsuki, quien no tardó en volver a ser él mismo otra vez.

—¿Qué demonios miran? ¿Le estaba hablando a alguno de ustedes? ¡Pues no! Ahora, vuelvan a lo suyo antes de que los mate —dijo el rubio en un solo respiro.

Ese era el Bakugo al que estaban acostumbrados, así que nadie dijo nada y volvieron a conversar entre ellos.

—¿Entonces? —Katsuki volvió a dirigirse a Eijiro.

—Sí —mintió el pelirrojo—. Gracias.

Kirishima comenzó a comer sin ganas, sintiéndose casi tan tenso como ayer, pero ahora no era tanto por estar junto a Bakugo, sino más por esa sensación tan... anómala.

Si era por un quirk, debería terminar pronto, ¿no?

Durante la última clase, de entrenamiento de quirks, aprovechó que ya sabía lo que hizo mal antes, y corrigió cada error que cometió. Se llevó las felicitaciones de Aizawa-sensei por su buen trabajo, lo cual era al menos un poco reconfortante.

Al volver a los dormitorios para estudiar otra vez Japonés Moderno, ocurrió el mismo problema con las sillas, y otra vez se ofreció a quedarse parado. Definitivamente nada había cambiado fuera de su interrupción en la conversación del almuerzo. Parecía que él era el único afectado por esta repetición.

「 re-do 」 kiribakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora