Supongo que saben quién soy, y si no es así realmente no me interesa. Tengo 17 años y acabo de volver de un traumático viaje en Egipto.
En realidad han pasado 6 meses de esos días, donde tuve que enfrentarme al más grande enemigo de mi familia, Dio Brando.
Por mera suerte todos mis camaradas pudieron regresar con vida, claro con algunas prótesis sobre sus cuerpos, pero regresaron. Es algo que jamás dejaré de agradecer pues si alguno de ellos hubiera muerto, yo también lo habría hecho.
En específico con uno: Kakyoin Noriaki. Si, demasiado... Extraño. Desde la primera vez que lo ví simplemente no le pude quitar los ojos de encima, trataba de excusarme diciendo que solo me caía bien o era la emoción de tener un amigo.
Y poco a poco me fui dando cuenta de que no era así. Me costó mucho aceptar el hecho de que me gustaba. Más siendo ambos hombres.
Y al final lo hice. Al volver a Japón el tuvo que estar cuatro meses en cama gracias a la gran herida en su vientre, el estaba realmente triste. Su familia solía visitarlo, al igual que mi madre, el viejo y yo.
Comencé a poner incluso más atención a mis estudios y a las materias que jamás me interesaron, pues sé que el necesitaba ayuda. Fueron cuatro meses realmente pesados.
Pero valieron la pena, pues cuando salió del hospital su sonrisa no tuvo precio. Comenzamos a estudiar en la misma escuela, mismo salón.
Lo mejor que puede pasarle a mi rutinaria vida. Todos los días el verlo bien, con ánimos de seguir y poder apreciar esos dos luceros que lleva en el rostro... Solo eso necesito para ser feliz.
Por eso hoy mismo le diré lo mucho que me importa.
-¡Jojo, ven a mi casa hoy, estaré sola!
-¡Mejor acompáñame a mi!
Estás escandalosas.
-No iré con ninguna, pierdanse.- terminó por decir y ellas se fueron muy contentas. Que repulsivas.
Noriaki aún no sale de su club de pintura, pero no me interesa, lo esperaría todo el tiempo que fuera necesario.
Unos minutos después pude ver su delgada figura, robándome un suspiro. ¿Por qué tiene que ser tan bello?
Me levanté y estiré mi mano para llamar su atención, lo cual funcionó. Parecía alegre y luego una chica se acercó a él, detenidolo.
Maldita sea, que se largue de una vez, necesitamos hablar. Ellos dos parecen entretenidos hablando, solo por eso me abstengo de interrumpir.
Conozco a esa mujer, me es familiar de algún lado, aunque no me interesa mucho ya que han dejado de charlar. Genial, ahora será mi oportunidad.
Conforme el se acerca a mi, mi corazón comienza a palpitar a mil por hora, las palmas de mis manos sudan a mares, mis piernas tiemblan ligeramente y mi estómago cosquillea.
Se lo que significa eso, estoy nervioso. Lo descubrí estando en Egipto, cuando estábamos solo el y yo juntos pasaba lo mismo, pero está vez es mucho mejor.
-¡Hola Jojo! ¿Cómo estuvo tu día? ¡En serio necesito contarte algo, jamás te imaginarás que es!- sonríe ampliamente, señal de que es una muy buena noticia.
-Me encantaría oírlo pero...- fui interrumpido por el.
-¡Estoy tan feliz Jojo, este ha sido el mejor día! ¡Y no solo eso, sino que tam...!
-¡Kakyoin necesito decirte esto antes de que me arrepienta!- grité interrumpiendo su frase y al parecer su emoción.
-...¿Qué sucede Jojo?- parecía confundido con mi actitud.
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No te entrometas •«Jotakak»•
Fanfiction¿Podrías llegar a amarme como yo te amo a ti? Lo dudo. Este sentimiento en mi pecho, esas punzadas en mi estómago, ya no son placenteras, no, ahora son puro dolor. Y es que se, que tú jamás me miraras como la miras a ella. -Mini fic de cuatro capít...