(Les recomiendo que se pongan la Playlist truste, solo para ambientar un poco más :D)
-¿Estás bien?- la voz de Odette me sacó de ese extraño trance. Recordé que aún me encontraba como mal tercio y la miré con algo de pesadez. Solté un fuerte y bastante prolongado suspiro para luego contestar.
-Si.- cómo anteriormente, todo siguió siendo silencio. Ella estaba incómoda, miraba de un lado a otro, cómo si se estuviera preguntando que clase de psicópata era, a la par que suavemente sacudía sus pies. ¿Qué carajos hago aquí?
-Vaya que hace calor, ¿No crees?- después de esa pregunta comencé a creer en el hecho de que ella en verdad no podía soportar la falta de habla. Lo último que necesitaba era continuar esa absurda plática, pero como siempre debía hacerlo.
-Algo...- con la mirada trate de visualizar a Noriaki, aunque ni pista de el encontré. Resignando, ahora fui yo quién habló - Creo que Kakyoin ya tardó más de lo normal.- pronuncie por inercia. Su semblante cambio a uno de interés y miró hacia donde yo.
-P-pero se fue tan solo hace tres minutos...- oh rayos, ¿En verdad tan poco tiempo había pasado? A este paso moriría ahí mismo. Me reservé las palabras, era mejor dejar la conversación muerta.
Quería fumar, se que lo acababa de hacer, pero lo necesitaba de nuevo. Mi cabeza daba vueltas y unas extrañas náuseas hacían fiesta en mi estómago. Podía soportarlo, solo necesitaba nicotina en mi cuerpo...
No, no podía soportarlo. Con rapidez me levanté de la mesa y fui hasta el baño, incluso mientras me dirigía hacía este la reacción confundida de aquella rubia no me pasó desapercibida. Segundos después de entrar, justo en el primer cubículo que ví, saque toda la basura que comenzaba a subir por mi garganta hasta el punto de quemarme.
Una gran punzada se hizo presente en mi cabeza y un escalofrío recorrió mi cuerpo desde el valle hasta la cresta, entonces, de nuevo ese calor sobre mi tráquea hizo presencia, indicando que más jugos gástricos trataban de escapar por mi boca y no tuve otra opción que dejarlos salir.
Encorvado en el maldito baño de ese arcade, vomitando y sintiendo mi cuerpo explotar, pensaba en lo miserable que era mi vida. En lo gris que se había convertido...
Todas esas terribles cosas que siempre tenían que sucederme, en los momentos menos oportunos. Y desde que Noriaki llegó a mi vida, todo fue diferente, al menos un tiempo.
Por fin hubo algo. El me hizo querer ir adelante, luchar aunque la batalla pareciera perdida y tener la fuerza que creía agotada. Por fin había colores. Por fin había amor. Amor que alguien más me arrebató.
Se sentía como haber sido elevado hasta el punto más alto del maldito cielo y de repente haber sido soltado. Sin advertencias. Sin protección. Callendo de lleno al suelo, quedando aún más hundido de lo que antes me encontraba.
-¡¿K-kujo?! ¡¿Te encuentras bien?!- y hablando de la Reina de Roma...
Ni siquiera podía contestar. Recargue mi espalda sobre la pared y limpie agresivamente mis labios con el papel higiénico. Ya no se qué demonios hacer.
-E-estoy bien. Enseguida salgo.- contesté tratando de ocultar el tono roto de mi voz, después de un rato, por fin salí del cubículo. Tomé el asqueroso jabón y lavé mis manos, después mojé mi rostro con aquella agua tan fría. Eso me sentó bien.
Mire a la persona frente a mí; unas grandes ojeras remarcaban sus ojos cansados, tenía rizos azabaches, los cuáles se encontraban hechos un desorden pero no más que su ropa... O su vida. Tal vez nunca habría reconocido a ese tipo, de no ser porque era mi propio reflejo. Me quedé un rato observandolo, hasta llegar a la conclusión de que Nori en verdad debe pensar que soy patético.
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No te entrometas •«Jotakak»•
Fanfiction¿Podrías llegar a amarme como yo te amo a ti? Lo dudo. Este sentimiento en mi pecho, esas punzadas en mi estómago, ya no son placenteras, no, ahora son puro dolor. Y es que se, que tú jamás me miraras como la miras a ella. -Mini fic de cuatro capít...