Bajo una máscara - Gay

Capítulo 4

Solo me quedo sentado, mi corazón se desgarra, siento un dolor tan intenso, siento como si mi alma saliera de mi cuerpo, pero de algo estoy seguro y es lo único que me tranquiliza, este dolor es menor que llegar a ver a Niccolò en la calle, perdiendo su honor y su posición, él no podría vivir algo así, yo si lo he vivido y sé lo duro que es.

Aun recuerdo esos días,y más aumenta mi amor por él, mi deseo de protegerlo de una vida tan asquerosa y miserable, una vida que ni en mil años estaría dispuesto a darle a quien amo.

Trato de no llorar mucho para que nadie más lo note, no pueden verme llorar, así que entre el nudo que tenía en mi cabeza, me reincorporo y trato de caminar, sin embrago mis piernas tiemblan, aún me duele todo lo que le dije, sé cuan mal se puede estar sintiendo porque peor me siento yo.
A como puedo llego adentro, veo todo un poco nublado aún, veo tantos disfrutar y reír que no soporto más, la verdad mejor me voy. Todo pasa en cámara lenta,no sé porqué, porque yo solo voy concentrado en mi mente "pie izquierdo, pie derecho, pie izquierdo, pie derecho..." Porque siento que en cualquier momento fallo y caigo en medio salón.

A como puedo llego a mi carruaje y el chófer pronto se entera de mi llegada, me ve mal y me ve el rojo del vino y por supuesto le cayó como balde de agua fría -Señor!! Qué le ocurrió, ¿esto es sangre?!- gritó esto último -no, es solo vino, estoy bien, solo quiero irme a casa ya - él asiente - sí señor - y me ayuda a subir.
Una vez dentro del carruaje fue como si soltaran una bomba, lloré demasiado, todo el camino, cada vez que recordaba mis palabras, el dolor que pudo sentir y mi deseo de tenerlo, amarlo y nunca hacerle daño pero que eso no pudiera ser así, me abría más la herida.

Tal vez piensen que soy un asco de caballero, pero no, no! Piensen un momento! Nada de estas decisiones son fáciles para mí, ustedes creen que es lindo vivir en la calle? Saben lo hermoso que debe ser no saber si vamos a tener qué comer o si vamos a salir apedreados,ahora sí entienden la gravedad? Bueno quizás no, putos refinados de mierda! Los odio!, se creen más que cualquier por poder leer, por tener dónde pasar sus tardes entre jardines y vinos, pero yo sí! Yo sí lo he vivido! Entiendan!

Fueron largas horas de camino y con ello, de grandes gotas que salían de sus ojos, gotas que estaban llenas del dolor y teñidas con el amor más intenso del mundo sin lugar a duda.

Llegamos a mi Palacio en Francia, los sirvientes me esperan y por lo pronto me ven me ayudan con mis cosas, los puedo ver como me miran extrañados por mis ojos hinchados pero por lo pronto entendieron todo y solo se dignaron a redirigir su mirada.
Subo al cuarto,y caigo en la cama, intento dormir pero la cara de mi amado llorando llega a mi, no puedo para de discutir en mi mente sí eso que le dije fue lo mejor, pero siempre caigo al mismo punto, eso es mejor que cualquier otra cosa.

¿Alguien se imagina cómo un hombre de la nobleza pudo haber vivido todo eso? ¿Por qué Jean-Jacques dice esas cosas? Es que ni tan siquiera cabe en la cabeza.

Mi esposa duerme en otra cama, una diferente a la mía, desde siempre todo ha estado claro, nosotros solo nos casamos por su padre y mi madre que estaban obsesionados con la unión de tierras y negocios que nos pertenecían a cada familia; es por eso que no pude invitar a Niccolò a la boda, ese fue el día más triste de mi vida, yo a quien quería tener frente a mí era a él, besarlo, darle unas suaves y delicadas caricias por su hermosa piel, quitarle cada prenda en la cama, escuchar sus suspiros y después sus gemidos llenos de placer se mezclaran con los míos, llenos de deseo por devorarlo, comerlo, saborear su pene, hacerlo soltar todo de su interior, morderle sus perfectas nalgas, respirar el delicioso aroma que emana su piel, su fuerte pero delicado pecho, pasar mis manos por todo su cuerpo, sus torneadas piernas y sus grandes pantorrillas y que él se comiera todo mi pene, mi enorme pene, que fuera solo de él, ahogarlo con mi grande cabezota, saber que se se haga con mi pene, mi símbolo de amor llegándole hasta la garganta para dejarle mi semen ahí adentro, que sepa que me pertenece, que existe un amor intenso y fuerte dentro de cada uno de nosotros, sudar y sudar, él en mi pecho agotado, disfrutándome, cansado y rodeado por mis fuertes brazos, sudando de todo mi amor, sonreír agotados del éxtasis tan grande y más magnífico sobre la faz de la tierra.

Eso, eso es lo que me gustaría hacerlo sentir desde mi cuarto, desde mis sábanas, no debajo de un puente, no en el exilio, no en la peor vida que un ser humano puede tener y que yo ya tuve.

En eso escucho la puerta tocarse así que solo respiro y sonrió, como siempre en mi asquerosa y aburrida vida - pasa - es mi madre, ella es lo único que me reconforta, la única que me hace creer que de verdad existe el amor y no que todos en esta putrefacta vida viven de apariencias, y es entonces cuando me ve y solo se digna a abrazarme, ahora entienden lo que les digo? Ella sabe lo infeliz que vivo.

Pasan las horas de solo llorar junto a ella, ya sin lágrimas la verdad, ella no sabe que lloro por un hombre y no es que no confíe, es que prefiero no involucrar a más gente en esto, es algo mío, es algo que siempre he tenido, me encantan los hombres, pero desde pequeño se me enseñó que eso solo los de la nobleza lo podían, los demás eran simple aberración, pero ahora que lo vivo, lo sé, es pura apariencia, es pura mentira y eso es lo que más carcome que nunca en mi puta vida he podido ser feliz; pero al final me quedo dormido hasta el día siguiente, cuando me despierto solo suspiro intento sonreír y bajo por el desayuno.
Mi aburrida e infeliz vida sigue como siempre.

Así pasan los meses, cada vez me siento más vacío, más plano, más inseguro, sí, yo el gran Jean-Jacques Rousseau, dueño de dos tercios de Francia, de la mitad de París, poseedor de una fortuna invaluable, el grande, el de brazos grandes, el de pecho fuerte, el de un penesote también, el de que mujeres y hombres pagarían por tan siquiera verme sin camisa, el que era la representación de un dios en la tierra, era cada día más inseguro, cada día más vacío, porque me faltaba mi amor, mi persona favorita, el que se convierte en mi bastón para levantarme cada mañana.
Hasta que llegó el día en el que no soporté más, hoy me decidí, a la mierda la maldita Corte, he notado que he vivido peor estos últimos años que cuando viví en la miseria verdadera, hoy me doy cuenta y sé que mi Niccolò debe estarse sintiendo igual, lo puedo sentir, lo he podido sentir todo este tiempo, sé que entre nosotros hay una conexión única y quizá todavía se pregunten a queme refiero con la miseria que viví, pero eso no es algo de lo que quiero innundar mi cabeza, solo quiero pensar en mí felicidad, en llenar de felicidad a Niccolò, darle todo esto de mi, que se llene, que sepa lo mucho que lo amo, así que ordeno que arreglen mi carruaje porque me voy, me despido de mi madre y ella solo llora, ella sabe lo que pasa, ella también lo vivió conmigo, ella sabe lo que va a pasar, pero eso le despierta sentimientos y entre esos la esperanza; también me despido de mi esposa y le aclaro de una buena vez que recibirá noticias sobre mi, en un futuro, ella aún no entiende bien, pero solo se despide de mi también.

Aún en el camino rumbo a Venecia, voy pensado cada posibilidad, cada decisión, cada palabra que le voy a decir a mi amado, hacerlo mi esposo, cada cosa que tendremos que vivir, cada centímetro de tierra que perderé por su amor, cada libra que perdería, pero aquí en el carruaje llevo bastante, eso lo tengo muy claro, lo voy a necesitar por mi Niccolò, él los va a necesitar, necesito darle la vida de un Rey, porque por mí no, sé que el dinero no ha sido lo primordial ni lo qué he tenido en toda mi vida.

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Otro más!!!
Aún no saben que es ese pasado de Jean-Jacques? Por qué lo esconde tanto?

Recuerden que los amo!!

~Maikjjf