«Es la madre de toda sombra existente en este retorcido y putrefacto mundo. Se dice que nació entre la ausencia de luz y las tierras del caos absoluto. Criada desde el infinito silencio y el arrullador llanto de la oscuridad, donde no fue, sino hasta después de que se hizo el ruido, cuando tuvo su propia voz. Pero tan solo son leyendas. Rumores que pasan de boca en boca, muy cambiantes y que se adaptan al tiempo, pero tal secreto de sus inicios solo lo saben las sombras.»
Era tiempo de luna y las sombras estaban más grandes que nunca. Largas y oscuras, siendo la silueta de su propio cuerpo. La noche había caído y todo se consumió en penumbra. Giona apareció bajo la sombra de un farol, una de sus manos estaba aferrándose fuertemente a su báculo como si estuviera lista para atacar mientras, por el contrario, sus ojos permanecían tan serenos y tranquilos que se asemejaban al vacío. Cuando no sintió nada fuera de lo normal, guardó el arma en su espalda y comenzó a caminar entre las calles vacías de la ciudad. Susurró un canto que solo sus hijos podían escuchar mientras sacaba algo de su túnica negra, y en un abrir y cerrar de ojos toda sombra desapareció. Ella paró sus pasos, y sus ojos blancos fueron hacia el frasco de vidrio en sus manos, analizando su contenido que se tornó negro. Ella sonrió suavemente, cerrándolo.
—Será por muy poco tiempo, mis niños —susurró a lo absoluto y a lo indefinido, acercó el frasco a sus labios y lo besó con todo el amor que tiene una madre a sus hijos.
Escuchó murmullos detrás de ella, guardó el frasco lo más rápido que pudo y agarró el báculo de su espalda, apuntándolo hacia algún punto de la oscuridad.
—Ven a mi —ordenó, y eso pasó.
Primero fueron unos ojos amarillos, después un pico grande y largo color gris y al final, el cuerpo de una bestia mitad cuervo y mitad hombre. Giona sabía de aquel ser que se hacía llamar Ópalo, amo de los huesos.
—¿Qué haces aquí? —preguntó, mas no obtuvo respuesta.
Él se acercó de manera lenta, observando con atención hacia Giona como si estuviera viendo una próxima víctima. Ojos hambrientos, avisando el peligro inminente.
—Me ha contado el viento —comenzó a decir la bestia con una voz ronca y gruesa que podía robarle el aire de los pulmones a cualquiera, rodeándola delicadamente con pasos elegantes y certeros—, que tus sombras están extinguiéndose.
—El viento habla por hablar —respondió Giona, sin bajar su arma.
—Oh, eso lo sé muy bien —sonrió, sus dientes grandes y filosos se asomaron.
—¿Entonces por qué estás aquí?
—No hay que estar a la defensiva, querida amiga —reprochó, alejándose más de ella, pero aun sin borrar la sonrisa de su rostro—. Tan solo digo lo que escuché.
—Vete —dijo con firmeza, sus manos apretando el arma con demasiada fuerza y sus ojos blancos puestos en la bestia de plumaje gris y garras filosas—, estas no son tus tierras. Los cielos sabrán que estás aquí y si yo no te mato, ellos lo harán.
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Giona y sus sombras (SAGA SERES #1)
FantasyEs la madre de toda sombra existente en este retorcido y putrefacto mundo. Se dice que nació entre la ausencia de luz y las tierras del caos absoluto. Criada desde el infinito silencio y el arrullador llanto de la oscuridad, donde no fue, sino hasta...