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NORMALMENTE UNA VEZ a la semana Joshua y yo, quedábamos los dos solos para desayunar juntos antes de ir al set de rodaje.
Pero esta vez fue distinto a las otras veces, al llegar al bar en taxi, un coche estacionó detrás mía y tocó la bocina, aquello me hizo asustar.
Reconocí inmediatamente aquel coche por la banderita peruana que se situaba en el cristal, y obviamente por mi madre, que me iba a matar.
— ¡Que carajos haces aquí!—me grito desde el coche.
— le mandé callar, pero siguió gritándome más alto.— Déjame explicarte.
— Para que chucha me mientes niñata, me dijiste todas estas semanas que ibas a grabar.—
— Perdóname mamá, pero...—por el rabillo del ojo mire a Joshua.
Joshua me miró nervioso, a el le daba miedo mi madre, es decir, ¿A quien no? Mi madre con dos palabras te arruina la vida.
— mi madre miró hacia donde estaba Joshua.— Te pasas ____, ¿Quien es ese chico?
— suspire agotada.— Es Joshua.
Joshua se acercó al coche y se situó al lado mío, posó su mano derecha en mi cintura, aunque luego lo pensó dos veces y la apartó.
— Hola Sra. Monett.—lo saludó sonriente.
— mi madre le miró fijamente a los ojos, parecía que lo iba a matar con la mirada.— ¿Vas Enserio con mi hija?
— S-si señora.— dijo nervioso.— Llevamos saliendo un mes.
— ¿Como que un mes? ¿Sin mi consentimiento?— mi madre se rio.— No, no cariño, tú tienes que venir a mi casa, comer con toda nuestra familia y ahí, delante de todos me pedirás permiso para salir con mi hija.
— Mamá, ¿really?.— estaba avergonzada, Joshua nunca haría eso.— No hagas esto.
— Joshua con una gran sonrisa, acepto.— Vale, lo que sea por estar con _____.
Me aparte de Joshua enfadada, odiaba las tradiciones de mi madre, estaba muy segura que Joshua no aceptaría, pero lo hizo.
— ¿Que te pasa?—me pregunto Joshua.
— Joshua no vengas a la comida, enserio.—
— ¿Porque no? ¿Estás terminando conmigo?
— No... Solo que mi familia es muy diferente a lo que estas acostumbrado. Los amo con toda mi vida pero estoy segura que estarás muy incómodo con ellos y serás tú el que terminara conmigo.—
— Oye.— posó sus manos en mis hombros.— No me importa lo incómodo que sea aquella cena, te amo, y haría cualquier cosa por ti.
Aquellas palabras acelerón mi corazón, tenía ganas de comerle la boca como la última vez, pero mi madre nos observaba.
