Capítulo 3

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Fecha Estelar 2259,XX
En Algún Sistema del Cuadrante Alfa

Los papeles del Informe transcrito cayeron al suelo desde la mano del Capitán, mientras este era apretado contra la cama por el cuerpo fuerte de su Vulcano favorito. Su piel ardía ante el roce de esos dedos, y Jim no pudo más que sonreír mientras se abrazaba al cuello largo del más alto. Sus miradas se encontraron, llenas de pasión, y pronto se encontraron entrelazados en un humano beso apasionado lleno de lenguas.

- Así que... me consideras un descarado - ronroneó el rubio mientras su cintura era acomodada para la posición justa para el vulcano.

- Es un hecho fehaciente el que lo eres, Jim - le respondió ahogadamente Spock mientras pasaba su lengua por el caliente cuello de su pareja quien no contuvo el jadeo de placer frente a la humedad - No tienes vergüenza.

- Hum, sí, pero solo contigo.

- Con todo el mundo - le corrigió el vulcano mordiendo su piel rosa sin importarle marcarle visiblemente, celebrando el gemido del Capitán - Eres un descarado con todo el mundo.

- Pero con el único que soy un descarado en la cama es contigo - susurró ardientemente Jim, mientras impulsaba sus caderas hacia abajo para frotar esa despierta hombría con su trasero - ¿O no?

Dos segundos después el rubio se encontraba sin respiración mientras su cuerpo vibraba de placer y dolor al albergar dentro de sí parte de la anatomía de su amante. Sus bocas se encontraron desesperadamente mientras las manos del capitán se aferraban a la espalda de Spock con la suficiente fuerza para marcar hematomas que luego tomarían un color verdoso.

El labio inferior de Jim fue mordido con violencia, antes de que Spock respirara y le besara con renovada suavidad, como una disculpa. No había Pon Farr cercano, ni nada por el estilo (Jim Kirk aún ni siquiera sabía que era ese evento vulcano), sin embargo Spock sentía su sangre y su mente arder por ese hombre, temiendo la reacción de su cuerpo si en algún momento ya no le tenía con él.

- Más te vale - consiguió decir mientras con un movimiento de caderas arrancaba gritos complacidos de su amante. Sus labios mordieron el hombro de Jim mientras su mente gritaba "MÍO, MÍO, MÍO" demasiado fuerte como para oír algo más, pensando inevitablemente en las palabras de Uhura en aquel informe - Más te vale que solo sea mi cama. Solo la mía.

Posesividad, celos. Eres mío, no puedes escapar. El deseo de tatuarle su nombre en la espalda, en la frente, en el culo. Que ellos sepan que no eres libre. Spock no podía detenerse. Él no quería detenerse.

- Sí, sí, sí... ¡Solo tu Cama!

Aquella fiebre vulcana que le atacaba siempre que su Capitán se desnudaba no se iba hasta que ambos completaban el acto. Entre gemidos y súplicas, Spock hizo suyo ese cuerpo, le marcó una y mil veces hasta que no quedó centímetro en esa piel que no gritase que el Vulcano le había hecho el amor. Que todos en esa nave y fuera de ella se enteraran, desde McCoy al niño Chekov. Jim Kirk era suyo.

Sus mentes se unieron en medio del sexo solo para que el vulcano estuviese completamente seguro de que todo en ese humano le pertenecía, desde el primero hasta el último pensamiento, antes de ambos entregarse a la liberación de sus placeres, uno en el otro. Ensuciando sábanas y limpiando sus corazones.

Los Defectos del Capitán (One-Shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora