Allí estaba, una joven, estudiando, en su escritorio, intentado buscar distracción que le desviara su malestar. Siempre hay peleas entre ella y su pepillo subconsciental. Este último se apoda "Ansiedad".
Ansiedad puede hablarle desde su panel de control, pudiendo controlar su sistema nervioso, sus estados de ánimos y pisotear sus ganas de querer acudir a la productividad. Ansiedad es un malvado pepillo que se esconde, y sale cuando le sale de las entrañas diminutas que posee.
—Me duele la cabeza... —murmura la joven, masajeándose las sienes con la yema de los índices. Le comentaban que eso ayudaría a sus constantes dolencias, sin embargo, hacer presión solo le genera más...
—¡Qué molestia! Esto es una porquería —detiene los movimientos inútiles a los lados de su cabeza. Visualiza su pijama, se cambia y se propone a llamar a su sueño. Quizás, descansando le ayudaría a callar a Ansiedad.
No funcionó.
4 horas habían pasado, no lograba pegar el ojo. Su cuerpo temblaba de frío, pero sudaba de los nervios causados por el pepillo malvado.
4 horas, en las que estuvo batallando contra ese pepillo, aturdiendo su sueño, llevándola al desespero por la necesidad de descansar.
El pepillo malvado siguió.
Amaneció, y la joven no había pegado el ojo en toda la noche. Tenía enormes bolsas moradas bajo sus ojos. Su cuerpo dolía. Sus músculos dolían. Temblaba de frío (teniendo dos pares de medias encima y una frazada gruesa.) Se sentía extraña, pero su malestar se había largado.
El pepillo malvado se había ido. Luego de haberle arruinado la noche entera con un metralleta de recuerdos no deseados; haciéndole cuestionar a sí misma quién era, por qué vivía... ¿en verdad había gente que le quería? Todo era involuntario.
Quería llorar por el estrés acumulado. Quería gritar. Quería desahogarse con algo... o alguien.
No podía llorar, porque se acostumbró a reprimir sus lágrimas.
No podía gritar, porque alertaría a su hogar y al edificio entero en el que habitaba.
No podía desahogarse, porque no había nada ni nadie que pudiese prestarse para hacerlo.El pepillo malvado había ganado una vez más. Como siempre.
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Small Words
PoetryTextos asemejados a la diaria realidad de una joven adolescente 🦋