Japón.

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—Iwaaa-chan.- grito Oikawa entrando al gimnasio donde su mejor amigo se encontraba.

—TontoKawa.- murmuro el castaño sorprendido al ver al castaño entrar.—¿¡QUÉ HACES AQUÍ!?- gruño molesto dándole un golpe en la cabeza.—¡SAL DE AQUÍ NO PUEDES VER COMO ENTRENA MI EQUIPO!

—¡Oikawa-san!- lo saludo el de cabellos anaranjados mientras que veía como su entrenador sacaba amigo del lugar.

Después de unos minutos esperando afuera del gimnasio su amigo salio.

—¿Qué quieres Oikawa?

—¿Qué? ¿crees que lo olvide?- agrega pasando su mano sobre los hombros de su amigo.—¡MAÑANA ES TU CUMPLEAÑOS!

—oh.- murmuro el pelinegro sorprendido. —Lo había olvidado...

—¿Cómo puedes olvidar algo así?- se escandalizó el castaño.

—Bueno... trabajo.- se río. —Cosa que dudo que tu hagas.

— No seas malo Iwaaa-chan.

—Lo dice la persona que me manda audios justo cuando estoy en mi quinto sueño.- suspira cansado.— Sabes que no entiendo el español.

....

Mientras en otro lado de Japón se encontraba una chica trabajando en una cafetería para poder algún día cumplir sus sueños de poner una pastelería, los cuales cada vez estaban más cerca.
Pero sus sueños siempre se veian frustrados al tener que ayudar a su familia económicamente.

—Oneesan.- La llamo el pequeño sentado en una mesa a escasos metros de ella.—¡Es Oikawa!- se giro a ver la pantalla que apuntaba su pequeño sobrino.

Tooru Oikawa.
Si no se equivocaba lo habia visto un par de veces en la escuela media, era un chico guapo y talentoso.
Pero una característica notable de él era que siempre estaba rodeado de chicas.
Chicas guapas, sin problemas económicos como los de ell y con altas posibilidades de que le hiciera caso.
Ella prefirió guardar sus sentimientos y admiración hacia él para evitar humillaciones y malos momentos, ya que... bien dicen que los Crush son solo eso.
Incluso algunas veces es mejor no conocerlos, ya que tus expectativas hacia ellos se pueden romper en cuestión de segundos.

— Sigues siendo igual de guapo,  como la última vez que te vi.- murmuro viendo la pantalla.

—¿Qué dijiste Oneesan?

—Nada.- corto la castaña.— Guarda tus cosas que tu madre ya va a llegar.

Tal vez nos volvamos a ver (Oikawa Tooru y Tu).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora