Desenlace.
Kenzo y Yí lien por fin habían decidido su último movimiento. Estaban dispuestos a darlo todo en esa “carta de triunfo”, ninguno dudo, apretando los dientes, avanzaron uno contra el otro sin temor al resultado. Himuro solo suspiro; sabiendo quien sería el ganador de este encuentro.
—Para ser una rata... Yí lien es bastante valiente.
Pensando sobre esa opinión personal que tiene sobre el contrincante de su luchador, Himuro se mantuvo espectante hasta el final, conmocionado al igual que todo el público por esta sangrienta y increíble pelea. Ureshi se mordía las uñas esperando la victoria de su peleador.
Ambos luchadores se detuvieron, uno enfrente del otro, se encararon, listos para atacar. Yí lien golpearia con un golpe básico de karate, poniendo su brazo izquierdo desde la altura de su cintura, esta mano que no se encontraba tan mal como su derecha, la terminaría de destruir con el menor golpeando su corazón; si el movimiento es certero, puede parar el órgano del muchacho por unos instantes y darle una victoria.
Kenzo planeaba usar algo que aprendió en su pelea con Yí lien: la patada baja. Esta patada de Yí lien era usando la fuerza de rotación de las caderas, el castaño que nunca había hecho algo así, tenía curiosidad. Sabe donde golpear, la rodilla.
El público animaba, los representantes esperaban el desenlace, ambos luchadores lanzaron sus ataques.
El primero en atacar fue Kenzo, siendo más rápido que su oponente, golpeó su rodilla con toda esa fuerza bruta que tiene, agregándole la velocidad de rotación en sus caderas, el golpe fue mortal. Yí lien se desmoronó, lanzó su ataque, pero nunca llegó; observó como Kenzo se hacía más grande, pero en realidad era él quien caía, mirándolo desde abajo.
Su enorme cuerpo cayó de rodilla al suelo, su expresión de sorpresa lo decía todo. Sabe que perdió.
—¡Maldición!
Las quejas de Ureshi resonaban por todos lados en la habitación, pero eso no salvaría a Yí lien ni tampoco el dinero que tendría que pagar.
Kenzo observó a su oponente, quien no podía mover su pierna. Esa patada destruyó su rodilla por completo, ni si quiera la sentía. Consumido por la impotencia, angustia y desesperación, Yí lien intento poner sus manos encima de Kenzo, pero él solo apartó ambas extremidades.
—Fue suficiente. Se acabó, Yí lien.—dijo el menor.—Es hora de ir a dormir.
Lo último que ese grandulon vio fue el puño mortal de Kenzo, que le traía un escalofrío de muerte, luego todo se volvió oscuro.
—La pelea acabó, Ureshi.—expresó frío Himuro.—Kenzo ganó la pelea, pagame.
El pequeño hombre apretaba sus puños, tratando de contener su ira, su mirada, con aquellos ojos dilatados y fijos en el tranquilo Himuro, podían mostrar esa locura que se acaba de desatar al perder.
—¡Himuro!—mascullo.—¡Ni creas que te daré un centavo!, ¡esto no es justo!, ¡se supone que puedo pedir la revancha!, ¡quiero la revancha!—vociferaba enojado.
—Eso es imposible.—dijo.—No aceptaré, solo retrasaría el mismo resultado. Yí lien se podría volver más fuerte y aún así Kenzo le ganaría.
Ureshi se estremeció.
—Dejemos de perder el tiempo. Pagame.
En ese momento, Ureshi se desesperó, de su chaqueta sacó una pistola y le apuntó a Himuro, no estaba dispuesto a perder tanto dinero sólo por una apuesta en una pelea clandestina.
—¡Te dije que no te daré nada!, ¡hundire este lugar!, ¡todos se irán al carajo!
—... Ureshi, cálmate. Estás sentenciado tu vida.
—¡No me digas que m-!
De la nada, se escucho un disparo, una bala impacto en la cara de Ureshi, atravesando su mejilla, parte de su piel y dientes salieron del otro lado, seguido otro disparo directo a su cráneo, asesinandolo en un instante. Detrás de ellos, salieron unos hombres vestidos de negro, eran guardias de seguridad, quienes se quedaban ocultos detrás de algunas cortinas que estaban ahí solo para esté tipo de casos extremos.
Himuro suspiro, observó como se llevaron el cadáver de su ex-amigo, había muerto con una expresión horrenda.
—Sabía que esto pasaría.—pensaba.—Supongo que es algo natural que suceda esto, después de todo, cuando pierdes dejas ver tu verdadera naturaleza.
Himuro se detuvo enfrente a la enorme ventana, observando a Kenzo celebrar su victoria mientras todo el mundo le estaba aplaudiendo y gritando.
—Esté chico es mi carta de triunfo. No existe nadie más fuerte que Kenzo.
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Lamento si es muy corto pero está actualización tómenlo como una señal de que este subiendo capítulos de está historia más seguido.
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Experimento Yujiro.
FanfictionLuego de años de fracaso intentado clonar a Yujiro hanma, la criatura más poderosa del mundo, la ciencia por fin logró dar a luz a un clon, no tan exacto del mismo Yujiro, pero por lo menos alguien con sus mismas capacidades y carne. Sin darse cuent...