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Luego de esa mañana estuvimos juntas todo el día, de repente tenía una amiga, alguien en quien confiar, y ella también se abría hacia mi. Nos reímos mucho, a veces sin parar, estaba feliz de haberla encontrado, pero tenía miedo de que mañana no esté, de que haya sido un acto de buena fe de hoy, y que mañana sea borrón y cuenta nueva. Me despedí y fui a mi casa, al llegar veo un auto negro, grande, estacionado en la calle frente a casa, y cuando abro la puerta la veo a ella, a esta mujer elegante de anillo rojizo, pero esta vez tiene a su lado a una niña, un poco más chica que yo, y no tan elegante como la madre, un tanto sucia y desprolija. 

CHIARA #CdADonde viven las historias. Descúbrelo ahora