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Decidí pasar y solo hacer el gesto de una sonrisa en forma de saludo, en ese momento noté algo raro, la madre me sonrió, pero la niña no movió ni un pelo de su cara, estaba paralizada, como con la mirada perdida. Mientras ellas salen de mi casa, yo entro. No tardó ni tres minutos en preguntarle a mi papá quién era esa señora, a lo que él me respondió que era una compañera de trabajo, "¿Y que hacia acá con su hija?" le digo yo con un tono un poco prepotente, "No es su hija, es algo así. Su propósito acá no te incumbe, negocios". 

CHIARA #CdADonde viven las historias. Descúbrelo ahora