1-Daiki

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Otra vez los molestos gritos no lo dejaban dormir. El molesto Niño gritaba y gritaba cada maldita noche y el solo tenía ganas de explotar sus propios oidos y de ese modo no poder escuchar más aquellos gritos.

Gruñó molesto, maldecía a Shiori por morir, si ella no estuviese muerta estaría a su lado con el pequeño niño, calmaría al niño y lo calmaría a el también, su Shiori sabía como reaccionar a esas situaciones.

La bola de masa seguía gritando cada vez más fuerte mientras que el calentaba la leche en la máquina inmunda que la inmunda de Airi le facilitó.

— Ven aquí. — murmuró molesto y le colocó la tetera en la boca, la criatura empezó a succionar y por fin sus oídos descansaron de aquellos gritos que lo taladraban.

El Niño lo miraba con aquellos ojos de color azul, era claro que no tenía ni un pizca de sueño, aquellos enormes ojos que poseía su madre también.

Terminó su botella y se quedó viéndolo.

— ¿no dormirás? — le pregunto y el pequeño parpadeo. — como si me fueras a responder.

Suspiró y lo levantó para verlo de frente. Examinó a su hijo un poco más detalladamente, sus ojos azules y redondos al igual que sus mejillas pero con las facciones finas que caracterizaban a Shiori, también tenía sus cejas y aquellos mechones de cabello dóciles, aunque de color rubio como el suyo.

El pequeño frunció el ceño justo como el, si Airi hubiese estado ahí tal vez le diría que eso era una simple contracción de sus músculos faciales, pero el sabía que era copiando su expresión.

— Mocoso molesto. — murmuró.

Las horas pasaron y entonces un grito lo despertó.

— BAKAGO.

Katsuki abrió los ojos, sabía muy bien quién era la dueña de ese grito. Miró al pequeño en sus brazos que dormía tan tranquilo en sus brazos.

Airi abrió la puerta de la habitación y con eso entró más luz a la habitación lastimando sus ojos. Ella con cuidado tomó al Niño en sus brazos y lo colocó en su cuna. Katsuki salió del cuarto siendo seguido de la mujer de cabello rosado.

Airi le golpeó la cabeza.

— Imbecil, te he dicho que si lo duermes en tus brazos lo seguirás malcriando. — le regañó mientras caminaban a la cocina.

— Cierra la boca. — pidió con su tono de fastidio, pero sin gritar como antes.

— Katsuki. Sal a tomar aire con Daiki, no les hace bien estar aquí encerrados.

— El Niño y yo no necesitamos nada de eso.

Airi suspiro y empezó a hacer el desayuno. Hacía unos meses que el pequeño estaba con el y Airi se enteró de que Chinami debía entregárselo a ella y no a él, pero al tomarse atribuciones que Shiori jamás le dio pues la de ojos negros mandó a la chica al hospital y probablemente tendrá cicatrices de por vida.

Katsuki bostezo, estaba muy agotado por la criatura esa. Airi lo ayudaba cuando podía pero ella tenía sus propios problemas con los gemelos de once meses y su embarazo de dos que se estaba empezando a notar y ella aún no le comentaba a Kirishima.

Desayuno lo más rápido que pudo pero antes de terminar el incendio salido de las entrañas de Shiori empezó a llorar.

— Tranquilo, yo lo calmaré.

Y así lo hizo, Airi era una mujer insoportable, irritante y odiosa pero por alguna razón los bebés la amaban y ella era santa calma para ellos.

-.-.-.-.-.-.-

— No debiste hacerle caso a la mujer loca. — murmuró Katsuki a su amigo.

— Te hace falta aire bro. Y a Daiki un poco de sol. — respondió Kirishima sentado a su lado.

Estaban en el parque, Katsuki tenía a su bebé en aquella cosa que los colocaba como una mochila al frente y Kirishima tenía a sus hijos en un coche doble.

El rubio miró a su Hijo, de vez en cuando emitía un sonido de succión por el chupete pero el tenía sus ojos azules enfocado en la fuente, le gustaba el agua como a su madre por lo visto.

Tenía un bebé y no tenía a Shiori. Y eso lo destruía.

La tarde fue tranquila, no lloro a horrores y pudo tomar aire fresco y pasar tiempo con su mejor amigo, cosa que no había pasado desde la llegada del niño. Lo colocó en la cama mientras que guardaba en un cajón la ropa que Airi había doblado.

Entonces El Niño empezó a llorar otra vez.

Katsuki lo levantó en sus brazos y el llanto continuaba, le dio el biberón, revisó el pañal, lo media y hasta le puso esa molesta canción de dibujos animados que lo entretenía. Pero nada.

El llanto continuaba.

— Maldita sea. — murmuró al respirar profundo. Se estaba empezando a irritar y debía controlarse para no activar su particularidad.

Entonces una lágrima cayó.

¿Que diablos hacía? ¿Shiori estaba demente? ¿Por qué le daba su hijo a él? El no era capaz, simplemente no podía con eso. Era claro porque los dos estaban llorando en un rincón.

— Por favor. — sollozó. — cierra la boca.

El pequeño lloro más fuerte y un quejido silencioso se escapó de los labios del rubio mayor, entonces el bebé hizo silencio y sus ojos azules vieron a los rojos de su progenitor.

—  Se que no te caigo bien, pero hagamos las pases... por favor Daiki.

El bebé dejó escapar un ruda al escuchar su nombre.

Si.

Por primera vez el no le había dicho "mocoso" o "bola de carne"

Lo había llamado por su nombre.



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⏰ Última actualización: Aug 30, 2020 ⏰

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Padre soltero - Katsuki BakugōDonde viven las historias. Descúbrelo ahora