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Hyungwon despertó más tarde de lo habitual.

Había pasado gran parte de la noche pensando en lo que había ocurrido entre él y Wonho el

día anterior. Hyungwon había corrido a encerrarse en su habitación y no había salido para

nada después de aquél beso.

Se preguntaba qué estaría haciendo Wonho en esos momentos...

Hyungwon no había tenido una pareja antes, ni mucho menos había besado a alguien. Pero

eso había sido muy distinto a como lo había imaginado toda su vida. Ese beso había

sido...¿Mágico?

Nah.

Había desechado esa idea desde mucho antes. Wonho no podía decir la verdad respecto a su

pasado...o presente. Lo que sea.

Wonho. No. Venía. Del. Pasado.

Suspiró con pesadez y frotó su cara con ambas manos tratando de despertar.

Se tomó unos minutos para por fin levantarse de la cama. Se puso sus pantuflas de tortuga y,

con lentitud, giró la perilla de la puerta, y se armó de valor para bajar las escaleras.

Al bajar al primer piso, se encontró a Wonho abrazando sus rodillas mientras veía el televisor.

Llevaba puesta la pijama rosa y las pantuflas de conejito que había pedido en el supermercado.

Se veía triste, y Hyungwon tuvo miedo de ser el culpable.

Muchas preguntas comenzaron a formarse en su mente:

¿Y si se arrepintió del beso?

¿Y si recordó que tiene novia?

¿Y si beso mal?

—Hola, Hyungwon- Wonho saludó sin moverse de su lugar. Y Hyungwon pudo notar sus ojitos

hinchados.

—Estuviste llorando...

—¿Ah? Ah,si...

—¿Qué sucedió?- Preguntó Hyungwon, acercándose al sofá con algo de temor.

—Ayer vi algo en la televisión...

—¿Qué viste?

—Un anuncio... Era mi... Era mi castillo. Mi hogar.

Hyungwon frunció el entrecejo.

—¿De que estás...

—¡Ese! ¡Ahí está!- Wonho se puso de pie, y señalaba con su índice el televisor. Sus ojos muy

abiertos y una sonrisa triste en su rostro.

Hyungwon no había pensado ni por un momento, que Wonho debía extrañar mucho su

hogar... cualquiera que fuese.

El castaño miró el anuncio con atención, era una invitación al museo del centro. Habían

remodelado la mayor parte, e invitaban a las personas a su reinauguración.

—Es el museo...

—¿El qué?- Wonho se acercó a dónde Hyungwon estaba sentado.

—Sí, es el museo del centro, no queda muy lejos de aquí y-

—¡Llévame ahora!- pidió. El alto estaba a punto de hacer un comentario molesto debido a la

TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora