All the while > Mallermo (Marcos y Guillermo)

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Se miró en el espejo y suspiró, preparándose mentalmente para los malos tratos de su jefe

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Se miró en el espejo y suspiró, preparándose mentalmente para los malos tratos de su jefe. Caminó despacio hacía el establecimiento y cuando llegó a la puerta de la oficina, miro la hora, le esperaba una regañada, iba cinco minutos tarde.

— Buen día — entró, esperando a que Marcos empiece a reprocharle.

— Hola — el peliteñido le daba la espalda.

— ¿Está todo bien? — se extrañó ante el tono de informalidad de su jefe.

— Todo perfecto ¿contigo? — "debe ser una broma" se dijo para sí mismo.

— También bien ¿necesitás algo? — el peliteñido asintió sin voltearse.

— Cierra la puerta y trabala — el venezolano se extrañó, pero dio la vuelta y caminó hasta la puerta, la cual cerró y trabó, tal como le había dicho Marcos. Iba a voltearse cuando sintió el cuerpo del otro chico detrás de él.

— ¿Vas a matarme? — preguntó ante la cercanía, el argentino soltó una leve carcajada, cosa que extraño más al peli—negro.

— Lo que menos quiero hacer es matarte — era un poco más bajo que el chico delante suyo, entonces su aliento chocó con el cuello de Guillermo, quien sintió su piel erizarse — volteate — se alejó solo dos pasos hacía atrás y a los segundos estaban frente a frente.

— Si no vas a matarme ¿qué vas a... — sus palabras quedaron en el aire cuando Marcos lo empujó, dejándolo apoyado contra la puerta — ah, vas a golpearme — afirmó.

— ¿Por qué crees tantas cosas malas sobre mi? — frunció el ceño y se acercó.

— ¿Por qué será? — el sarcasmo era notorio en su voz.

— Que gracioso que sos — rodó los ojos y sin más vueltas, tomó la cara del venezolano entre sus manos y juntó sus labios. Una electricidad recorrió el cuerpo de ambos y sus labios se movían con rapidez, como si fueran ganas acumuladas. La falta de aire se hizo presente y se separaron solo un poco, para poder respirar. 

— ¿Qué.. — una vez más sus palabras quedaron en el aire, por los labios del argentino sobre los de él, volvió a corresponder. El beso fue más rápido que el anterior y esta vez se separaron cuando Marcos empezó a bajar sus besos por el cuello del peli—negro (creo que es castaño, pero me vale verga madre puñeton, ahre). Ambos tenían la respiración agitada y Guillermo estaba confundido por la actitud del peliteñido, pero más lo confundía que la actitud le gustaba. Tomó el mentón del argentino y volvió a estampar sus labios, esta vez un beso lento se dio paso entre ambos. 

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒; ━━━━ disney Bia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora