Día 04

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Temática: Lencería.

Temática: Lencería

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-K-Katsuki, deja que jugar con los ligueros.

-¿Celos?

El bicolor no pudo hablar más, pues los blancos dientes de su pareja se hundieron en una de sus largas piernas; la temperatura del ambiente ha subido considerablemente, incluso su lado derecho se siente caliente, ¿cómo no?, si llevan tres horas teniendo sexo, turnándose entre ser pasivo y activo, jugando y probando nuevas poses y juguetes, dejándose las pieles repletas de chupetones y mordidas. Y es que, cuando se trata de tener sexo, no se contienen por nada del mundo.

-Bonitas marcas.

-Te voy a golpear.

-Sabes que eso me excita.

La risa del ojicarmín llenó el encendido ambiente, pero eso no detuvo que sus traviesas manos recorrieran los hermosos muslos de su pareja, no dejó de comerle con la mirada mientras que daba pequeños choques "inintencionales" contra el bulto debajo de las panties que trae el bicolor; el corsé negro, que tan bien se ajusta al torso delgado del más alto, es demasiado excitante pero no tanto como las medias con ligueros del mismo color que Todoroki ha decidido ponerse. Ése bastardo, tan jodidamente tierno con sus mejillas sonrojadas pero tan jodidamente sexy con esa mirada perdida en la lujuria; ¿sería mala idea llamar y agradecerles a sus suegros por haber creado tan magnífica pieza de arte?

-¿Quién pensaría que el héroe número dos puede hacer estas expresiones tan pervertidas?

-C-cállate.

-Sólo yo las provoco y sólo yo las puedo ver, porque soy tu dueño.

-Sí, amo.

Una especie de juego que realizan cuando la cordura se ha ido, pero sólo eso, un juego sin sentido que a ambos les excita de sobremanera, pues enaltecen el orgullo que ni uno de los dos ha perdido a través de los años, permitiéndose reír de eso a la mañana siguiente sin que haya incomodidades o vergüenzas; confianza y comunicación, pequeñas y tontas peleas por cosas sin sentido que terminan en el tan famoso sexo de reconcilición, citas como cuando eran adolescentes, tantas cosas que han cambiado y otras que no, todas importantes para mantener su relación equilibrada.

-Basta de dedos...quiero más...

-¿Qué quieres?

-Te quiero dentro mío, Kats...

-¿La palabra mágica?

El de iris heterocromáticas se estremece al saber lo que seguirá después de lo vaya decir, así que sonríe y habla con la voz más clara que su nublada mente le permite.

-A-amo, quiero que me destroce.

Bakugou sonríe, aceptando la petición de su esposo, quitando las panties de encaje que el mayor lleva puesto, repasando con la mirada el pequeño tatuaje que hace juego con el que tiene él en la misma zona, "B.K" se puede leer la pelvis del que yace recostado en la cama; sin hacerle esperar más, y con las ganas de volver a arremeter contra el cuerpo de su pareja, Katsuki quita sus dedos y se permite penetrar al hombre con el lleva once años de pareja y con el que se casó hace ya siete años.

-Shouto.

-Katsuki, múevete ya.

El rubio presiona, por encima de corsé, los erectos pezones del más alto, uno de los tres lados más sensibles que el bicolor cuando se excita; los juegos previos empiezan desde la nuca, el primer punto sensible, siguen los pezones donde Bakugou se divierta por largos minutos, y terminan en los gruesos muslos que tanto excitan al menor, y aún más cuando lleva puestas medias negras.

La espalda de Shouto se arquea en una erótica curva que le indica a su pareja lo bien que la está pasando, mientras que sus manos se aferran a la almohada que está debajo de su cabeza, permitiéndose temblar ante los roces que el rubio hace sobre su piel; la voz sale ahogada, la vista se le ha nublado por el placer, y sus gemidos vuelven a llenar la habitación cuando su esposo comienza a acelerar el rítmico vaivén que tan bien conoce y que tanto adora. Ahora sus manos rodean los hombros del menor, quien le lame y mordisquea los ya muy sensibles pezones, el heterocromático clava sus uñas en la pálida piel ajena cuando su próstata es tocada repetidas veces hasta llegar al último clímax de la noche.

-Eso estuvo genial.

-No podré caminar en la mañana.

-Ambos estamos iguales, no te quejes.

Los dos relajan sus cuerpos sobre el colchón y ríen divertidos, se miran de reojo con esa confianza que tanto se tienen, permitiéndose sostenerse mutuamente en un agradable abrazo en el que caerían dormidos hasta la mañana siguiente; el dolor empezaría apenas se levantasen de la cama, pero eso ya es una costumbre cada vez que cumplen un mes más como pareja.

Los dos relajan sus cuerpos sobre el colchón y ríen divertidos, se miran de reojo con esa confianza que tanto se tienen, permitiéndose sostenerse mutuamente en un agradable abrazo en el que caerían dormidos hasta la mañana siguiente; el dolor empe...

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Pido una disculpa por la cosa que escribí, no soy buena redactando escenas de éste tipo.

También perdón por el retraso.

-Dumbass_Hill

TodoBaku/BakuTodo WeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora