KRAFTKRIEG: Guerra de Poder

Prólogo

 "Me encuentro aquí sentado en una de esas incómodas sillas de plástico típicas de cualquier aeropuerto, mientras espero el llamado de mi vuelo intercontinental hacia Unjoku. Me pregunto, ¿por qué el comandante debe complicarnos tanto las cosas? Tiene soldados más que competentes en todos los rincones del mundo, ¿por qué ordenarme a mí la tarea de evaluar a los futuros aspirantes en otro continente? Parece que se divirtiera complicándonos la existencia...

Bueno, en esta organización absolutamente nada es simple. Desde el momento en el que ingresas, te expones a innumerables situaciones límite dónde preferirías huir tan pronto como sea posible. Te encuentras sometido a entrenamientos estrictos en los cuáles saldrás lesionado más de una vez, participas en actividades dónde tu vida se encuentra en constante peligro y por sobre todas las cosas, sientes la presión de cumplir con las expectativas para evitar ser desechado. Así son las cosas en esta pequeña selva, la violencia y la muerte son el pan de cada día. Luchamos contra enemigos de todo tipo, desde pequeños grupos armados, pasando por redes criminales de tráfico de cualquier tipo, hasta organizaciones terroristas que siembran el caos en diferentes lugares del mundo.

Lo hacemos por dinero y también por reputación. La organización ha obtenido tanto prestigio que mantenerlo es más valioso que la vida de cualquier soldado. Claro está, cada uno de nosotros obtiene un número de ingresos tan grande que cualquiera pensaría que es un trabajo de ensueño, pero desconocen por completo la fatiga tanto física como mental y emocional a la que uno se expone. Pasas de ser un ciudadano común y corriente a ser propiedad de una corporación que espera lo mejor de ti en todo momento. Muchas veces el sentimiento de agobio pesa más que cualquier ingreso monetario que puedas recibir, por lo que no es extraño que muchos de los nuestros sucumba ante la presión y fracase más temprano que tarde, o elija por sí mismo presentar su renuncia.

Y como todos los años, llegamos a esa época donde nos toca evaluar a los futuros aspirantes a soldado. Exigimos lo mejor de lo mejor, por lo que no cualquiera logra obtener la admisión para participar en los verdaderos exámenes de ingreso para convertirse en un miembro de la que posiblemente sea una de las organizaciones más influyentes del mundo actual. Muchos de ellos no deben siquiera dimensionar lo que eso significa, por lo que inocentemente toman la decisión de convertirse en soldados sin saber lo que les espera.

La única certeza que tengo, es que cualquier persona que aspire genuinamente a pertenecer a este lugar, es una persona extravagante; alguien que no se encuentra en la totalidad de sus cabales o carece del suficiente sentido común como para replantearse su decisión. Y por supuesto, no soy la excepción a la regla...

Bueno, debo soltar el lápiz. Acabo de escuchar el llamado hacia mi destino, y sólo me pregunto qué sorpresas me traerá esta nueva generación de aspirantes de las que seguramente tendré que hacerme responsable. Como capitán de Kriegkraft, cumpliré mi deber al pie de la letra."

1 de diciembre, 1998.