Capítulo 2

17 1 0
                                    

Era la primera vez que Ryouko estaba dentro de un zepelín, la idea de ello la tuviese emocionada si el contexto no fuese tan amargo. Una sensación de mareo comenzaba a desarrollarse desde su estómago y no era precisamente por la altura en la que ahora se encontraban.

—Te lo dije, eres bastante perceptiva muchachita. Tienes razón. Me llamo Veleno, y pertenezco a la organización militar privada más influyente de todo el mundo, “Kriegkraft.”

Las palabras que pronunciaba aquel hombre causaron dentro sí un cóctel de fuertes emociones que se desencadenaban una tras otra. Lo primero que experimentó fue un sentimiento de terror que la invadió en cada sector de su cuerpo, el cuál comenzó a humedecerse producto de la segregación de un frío sudor que se deslizaba rápidamente por su piel. Un escalofrío recorrió su columna mientras rememoraba ciertos temores del pasado; recuerdos que también le provocaron una intensa rabia que emergía desde lo más profundo de su pecho en dirección hacia el trajeado que la observaba con detenimiento. Fue entonces cuándo en un cruce de miradas, la poca calma que aun albergaba la rubia se transformó en una histeria agresiva que expresó verbalmente hacia su contrario.

—Hijo de…. ¡¡AGH!! —presionó su dentadura—¿¡Qué demonios quieres conmigo, basura!? ¿¡Acaso me quieres abducir por relatar la mierda que son ustedes realmente!?

—¿De qué estás hablando? —bebió otro sorbo de café— Esto no tiene nada que ver con la organización. Además, ¿en que le afectaría a esta la rabieta de una mocosa histérica?—Respondió con total seriedad, lo que provocó frustración en Ryouko; pues no fue capaz de dominar el enfrentamiento verbal.

—¿¡Entonces, qué diablos significa esto!? ¡Yo estaba durmiendo plácidamente en el cuarto de mi casa! ¡Quiero saber que diantres hago dentro de un dirigible junto a un maldito psicópata y secuestrador!

Veleno señaló con el índice en dirección hacia una segunda habitación. Ryouko siguió la indicación con la mirada, inclinando su cabeza para observar en dirección hacia la señal manual de aquel sujeto.

—¿Sabes quién se encuentra durmiendo allí dentro?—Cuestionó. Hubo un breve silencio en la sala hasta que finalmente decidió darle la respuesta —Tu compañero, el pelirrojo.

La expresión de Ryouko cambió entonces por una de asombro. Sabía a quién se refería, pero en lugar de darle esperanzas, ocurrió exactamente lo contrario.

—Entonces, tú…—La rubia volvió a hacer contacto visual con su secuestrador, al cuál se le dibujó una sonrisa en el rostro.

—Así es, muchachita. Ahora mismo estamos saliendo del continente en dirección hacia el sitio dónde se llevaran a cabo los exámenes de admisión a Kriegkraft. Por supuesto, el chico que está en aquel cuarto recibió mi aprobación para llevarlos a cabo. —Aclaró.

—¡Pero eso no contesta mi maldita pregunta! Souta está aquí por decisión propia, pero yo no tengo nada que ver con ustedes, es más, desearía que no existieran. ¿¡Entonces qué carajo hago aquí!? ¡¡Respóndeme antes que te rompa el cráneo!! —La paciencia de Ryouko era como una avalancha que caía rápidamente desde la ladera de una montaña. Generalmente era calmada y algo fría, pero se tornaba extremadamente agresiva cuándo algo perturbaba su equilibrio

—Tú eres una casualidad inesperada que se apareció frente a mis ojos, la cuál no quise dejar escapar. La organización necesita soldados de primerísima calidad para mantener su reputación; y por supuesto, tú cuentas con un potencial increíble para cumplir con las expectativas. Es una lástima que seas tan alterada.

La explicación de aquel hombre solo logró sacarla aún más de las casillas, provocándole un fuerte temblor en las manos mientras ejercía presión sobre aquel bate que sus manos sostenían. Cada palabra que escuchaba la desequilibraba cada vez más, especialmente los insultos que recibía.

—¿¡Y acaso andan cortos de personal que necesitan recurrir a algo tan sucio como secuestrar a una adolescente solo porque te llamó la atención!? ¡No me jodas, estoy más que segura que existen más personas como él con tan poco sentido común como para desear ser parte de ustedes!—profirió refiriéndose a su compañero. — ¡Nunca jamás en mi maldita existencia se me pasó por la cabeza pertenecer a su putrefacta organización, y tampoco pretendo serlo sólo porque a ti se te ocurra, maldito pedófilo!

—¿Un… pedófilo? —Por alguna extraña razón aquel comentario le causó más incomodidad que todo lo anterior que la rubia verbalizó —Escúchame, jovencita. Como te mencioné hace un momento, esto no tiene nada que ver con la organización. Fue decisión mía el subirte aquí dentro, nadie me lo ordenó. Y en mi posición actual, es sencillo para mí hacerte pasar como aspirante en los exámenes de admisión. Claro, tampoco es tu obligación llevarlos a cabo, pero analiza tus opciones. Ahora mismo estamos varios kilómetros sobre el suelo, a punto de dejar la gran masa continental. Cuando eso suceda, sobrevolaremos el océano y será imposible para ti aterrizar en tierra firme aún si logras encontrar los paracaídas de emergencia. Y una vez lleguemos a nuestro destino, estarás sola en un páramo desolado sin siquiera un solo billete. Sin dinero no podrás regresar a tu hogar, claro está, salvo que recurras a métodos poco honestos para conseguirlo. En resumen, tus probabilidades de regresar sana y salva son prácticamente nulas.

La mirada de Veleno se tornó penetrante tras finalizar su explicación, atravesando así cualquier barrera que protegiera a la rubia de sentirse profundamente intimidada por el hombre de cabellos azules. Se sentía indefensa, como si fuera la presa de un enorme depredador que la acechaba hasta arrinconarla en un muro invisible. Su cuerpo se echó hacia atrás por mero instinto de supervivencia que se había activado pese a que no había ninguna intención de ataque por su contrario. Fue entonces cuando el miedo se convirtió en el combustible que necesitaba para abalanzarse sobre su secuestrador, buscando aplastarte el cráneo con aquel bate de béisbol que había recogido de la habitación en dónde se encontraba. Sin embargo, su ataque jamás llegó a conectar con la cabeza de su enemigo, quien había frenado el objeto usando una sola de sus manos con tal fuerza que lo frenó completamente. Ryouko reaccionó asombrada pues no fue capaz de percibir el movimiento de su oponente sino hasta que sintió que el bate no se movía ni un centímetro.

—Por supuesto, ese bate no estaba allí por casualidad. Lo puse a propósito para poder estudiar tu comportamiento ante la desesperación. Tienes la fuerza de voluntad necesaria para superar el terror, pero no racionalizas bien tus acciones porque permites que tus emociones te dominen. Un soldado no debería perder el juicio tan fácilmente.

—¡Cállate, malnacido! ¡Tú no eres un soldado, eres un criminal de pies a cabeza!—Gritó enardecidamente
Veleno golpeó el abdomen de la muchacha con la palma de su mano, empujándola violentamente hacia una de las paredes de la aeronave. La rubia había quedado prácticamente fuera de combate sin haber podido hacer nada más que gimotear de dolor producto de aquel impacto. Y en medio de aquel bullicio, el pelirrojo despertó exaltado, preguntándose que había ocurrido. Salió apresurado de su habitación solo para encontrarse con su compañero tendida sobre una pared, aún consciente pero visiblemente adolorida.

—¿¡Ryouko!? ¿¡Qué haces aquí!?—Demoró en percatarse que aquel sitio no era su hogar, sino un sitio completamente diferente. Esto lo desorientó hasta que escuchó la voz del trajeado dirigirse hacia él.

—Buenos días, bello durmiente. Discúlpanos el alboroto, estaba dándole una lección a tu amiga. —Su actitud había cambiado nuevamente.

—¿Quién es usted? —Cuestionó a la defensiva, reacción natural al encontrarse en un sitio completamente desconocido con una persona a la que jamás había visto. Tenía el presentimiento de que algo malo estaba sucediendo, razón por la cuál había adoptado una postura idónea para reaccionar ante cualquier posible ataque.

—Vamos, vamos. No levantes tanto la guardia, no pretendo hacerles nada —exclamó mientras estudiaba al pelirrojo —Él parece ser más calmado y analítico, reaccionó bastante bien ante una situación de potencial peligro hacia su propia integridad mientras defiende a su compañera. —pensó tras observar su postura —Mi nombre es Veleno, soy un capitán de Kriegkraft. Estoy aquí para llevarlos al sitio donde tomarán los exámenes de admisión —

En ese momento la expresión de Souta había cambiado completamente. En un principio no entendía con exactitud lo que estaba sucediendo, pero luego de la explicación de aquel extravagante individuo, sus pupilas se agrandaron a la par que la iris se iluminaba.

—Entonces… ¿significa que pasé la selección? —cuestionó.

—Sí, lo lograste. Felicitaciones. —contestó el peliazul.

Una sonrisa se dibujo en el rostro del pelirrojo. Había estado esperando aquel día durante muchísimo tiempo. Sintió como si un volcán de emociones estuviera a punto de erupcionar en su interior e iba a estallar de alegría. Sin embargo, las dudas comenzaron a invadir su mente antes de que pudiera dejar salir aquel aluvión de júbilo que guardaba dentro de sí. Volvió a ver con preocupación en dirección hacia la rubia, quien hacía un esfuerzo por levantarse del suelo mientras tosía.

—Pero… ¿Por qué estás tú aquí, Ryouko? ¿Y por qué estabas tendida en el suelo? —Su presencia era lo que más inquietud le causaba.

La chica escuchó su pregunta, la cuál dudó en responder. Temía de que su compañero se abalanzara hacia aquel hombre al que definitivamente era completamente imposible de derrotar si ella decía la verdad. Guardó silencio por unos segundos mientras simulaba que recuperaba el aliento, tiempo que aprovechó para mentalizarse antes de contestar su pregunta con alguna mentira que pareciera cuánto menos, aceptable. No obstante, antes de poder siquiera emitir la primera sílaba de su respuesta fue interrumpida por Veleno.

—Ella también logró aprobar el examen de selección, pero se molestó porque la llamé cobarde por ocultar todo este tiempo sus verdaderas intenciones. ¿No es así, señorita? —Profirió con una sonrisa burlona.

—Hijo de… —Suspiró antes de mirar a su compañero a los ojos — Es cierto. Me inscribí hace un par de meses pero no tenía la suficiente confianza en mi misma como para decirlo abiertamente. Si por alguna razón fracasaba me iba a sentir humillada ante los demás, especialmente contigo. —Respondió amargamente. No le sentaba bien el tener que mentir sobre lo que pensaba, especialmente tratándose de algo tan delicado para ella como Kriegkraft. Aquella humillación de la que hablaba era como realmente se sentía en ese preciso momento.

—¿De qué estás hablando, Ryouko? ¡Jamás me hubiese burlado de ti si hubieses fracasado! ¡De hecho te hubiese alentado a volver a intentarlo en el próximo año! —Decía con sinceridad. Estaba un poco molesto por haber sido «engañado» durante tanto tiempo, pero del otro lado de la moneda se sentía profundamente aliviado. Con ella de su lado, no se sentiría tan solo en aquella organización dado que estarían compitiendo como era de costumbre entre ellos dos.

—B-bueno… Discúlpame por haberte mentido. —respondió. Toda esta situación la tenía visiblemente estresada, pero para ella también era un alivio que el pelirrojo le hiciese compañía. Por lo menos, había alguien en quien podía confiar.

—¿Y qué hay de mi madre? Ella no sabía casi nada respecto a esto —Inquirió el quinceañero.

Ryouko sintió otro escalofrío. Se había olvidado completamente de su padre debido a lo furiosa que estaba en ese momento. ¿Qué pensaría él acerca de qué su hija haya desaparecido tan de repente? Temía que algo malo le sucediese a causa de todo esto.

—No te preocupes. He dejado una nota escrita en la mesa de sus respectivas casas explicando la situación con claridad, así que no hay de que preocuparse —respondió el soldado.
Para la rubia eso no era suficiente. Su padre no creería que ella fuese capaz de unirse a aquella organización que tanto odiaba de forma tan repentina sin mostrar ningún indicio como precedente de su decisión. Podría incluso llegar a pensar que se trataba de un secuestro vinculado con lo de su madre. Antes de poder hablar, Veleno le dedicó una terrorífica mirada. Claramente sabía lo que pensaba, pero si decía algo al respecto, Souta podría sospechar. De ser el caso se vería obligado a usar la fuerza bruta para detenerlo.

—Ahora mismo estamos saliendo de Khan. El vuelo se prolongará durante el resto del día, pero mañana por la mañana llegaremos a nuestro destino. Allí podrán comunicarse con sus familiares antes de tomar los exámenes de admisión, y explicarles todo con sus propias palabras. Dejé constancia de ello en las notas, así que no se preocupen por su reacción. —Acotó. Su explicación iba dirigida hacia Ryouko principalmente, quien se relajó un poco tras escuchar eso. —Pueden leer un libro o jugar un juego de mesa mientras dura nuestro viaje. Probablemente sea su último entretenimiento.—

Veleno se levantó de su asiento para dirigirse hacia la cabina de pilotaje, donde se recostó sobre una de las paredes mientras sacaba una libreta desde el interior de su saco, donde también almacenaba un bolígrafo dentro de uno de sus bolsillos. Allí comenzó a escribir sus primeras impresiones sobre aquel dúo del que probablemente debería hacerse cargo si lograban completar los exámenes.Por su lado, el pelirrojo le ofrecía ayuda a su compañera para reincorporarse del todo.

—¿Estás bien, Ryouko?—Estaba preocupado por su estado físico tras recibir aquella «lección»

—Sí, no te preocupes…—Respondió cabizbaja— Estaba molesta porque ese sujeto me hablara tan despectivamente, y perdí la cordura. No tuve ninguna oportunidad para él.

—¡Por supuesto…! Es un soldado de la organización militar más influyente del mundo, está bastante por encima de nuestros estándares.

La manera en la que su compañero vanagloriaba a la organización le producía un fuerte rechazo. «¿Cómo puede estar tan ciego?» se decía a si misma hacia sus adentros. Le frustraba un poco el no poder expresarse adecuadamente con él porque cualquier cosa negativa que dijese de la organización, él lo negaría por completo en su defensa.

—No importa… Estoy cansada, iré a acostarme.—Dijo mientras caminaba en dirección hacia la habitación desde la que salió. Cerró la puerta para luego acostarse boca abajo con el rostro sobre la almohada, con una expresión desanimada. Sentía que el mundo se le había venido debajo de un día a otro, sin tener tiempo de siquiera poder procesar lo que estaba sucediendo. No tenía más opción que hacer lo que el peliazul quisiera o de lo contrario no volvería nunca a su hogar. Cerró los ojos con resignación, dejando salir algunas lágrimas de tristeza por su pasado y terror sobre su futuro.—Perdóname, papá…—

.  .  .


En el interior de un despacho ejecutivo cuya ornamentación destacaba por la tintura de color blanco, un hombre de avanzada edad se encontraba sentado detrás de un largo escritorio, el cuál estaba cubierto por pilas de documentos que debía firmar con el sello de Kriegkraft. Frente a él se encontraba su joven asistente, quien le servía el té con el que acompañaría su tediosa jornada.

—Aquí tiene, comandante.

—Hmm… Esta época del año es definitivamente la más agotadora de todas.—Exclamó el anciano.

—¿Por qué lo dice?

—Cierto que es tu primera vez en época de reclutamiento.—Profirió —Los exámenes de admisión son llevados a cabo por un comité compuesto principalmente por capitanes y tenientes de la organización, quienes deben dedicar toda su atención a que se celebren exitosamente. Eso significa que mientras se prolongue su duración, nuestras fuerzas militares se ven debilitadas para completar los encargos que nos envían nuestros clientes. Por esa razón debemos dividir efectivamente las misiones a cada uno de los pelotones de modo que podamos cubrir la mayor cantidad de encargos en el menor tiempo posible. Aquellas solicitudes de menor urgencia deben ser postergadas; y por supuesto mi deber es comunicarme con los usuarios de nuestro servicio para informar acerca de los detalles de la demora. Además también soy el presidente del comité, así que debo presentarme en persona frente al grupo de enclenques que haya pasado la selección—Explicaba con el dedo meñique dentro de su oído.

—Y supongo que cada año es más difícil tener bajo control el creciente número de encargos. No hay suficientes soldados para acaparar cada una de las misiones, ¿no es así?.

—Me agradas, mocoso. Entiendes rápido y eso me hace las cosas un poco más fácil. —Sonreía con algo de malicia —Tienes razón. El número anual de ingresantes es extremadamente bajo en comparación al incremento de encargos por cada temporada, y generalmente no suelen progresar lo suficiente para compensar las cifras. Aunque este año hay algunos que son especialmente prometedores.
El anciano le entregó cuatro documentos a su asistente. Eran perfiles de ingreso de algunos de los aspirantes de este año, cuyos nombres sorprendieron a su lector.

—Ellos son miembros de las “familias nobiliarias…” ¿me equivoco?

—Bingo. Y cada uno de ellos posee un potencial increíble para convertirse en soldado. El comité estima que probablemente sean los únicos en completar el examen, pero no me quejaría si fuese el caso.

El anciano observaba en dirección hacia la única ventana de aquella oficina en la que estaban ubicados. Pese a su templanza y carácter, parecía estar emocionado cuál niño pequeño por los resultados del examen de este año. El honor de varias familia estaba en juego a través de sus aplicantes a la organización, esto haría complicado el ingreso de otros, sólo la idea de la pronta brutalidad que habría le daba más sabor a su té verde y su alma envejecida.

Las pruebas de este año serían de las más difíciles en mucho tiempo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 26, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

KRAFTKRIEG: Guerra de PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora