Capítulo 2

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Beomgyu había preparado un banquete para su novio. En la mesa del comedor la mezcla de panes y frutas era deliciosa, de seguro se sentiría muy feliz. La cosa favorita de Yeonjun en el mundo —después de Beomgyu— era la comida.

El castaño había dejado a su gatito durmiendo en su alcoba mientras preparaba todo, se había dado una buena ducha y además había limpiado toda la casa, cuando Yeonjun llegara y le dijera cosas bonitas valdría la pena haberse levantado tan temprano para hacer todo eso.

El sonido de llaves en la puerta principal lo hizo saltar de emoción, con cuidado se quitó el delantal y lo colgó en un perchero para que pudiera verse su ropa. Llevaba unos pantalones claros y una camiseta blanca enorme que pertenecía al peligris. Al mayor le encantaba verle con sus camisas y suéteres.

A los pocos segundos entró Yeonjun en la cocina con un tapabocas negro puesto y la misma ropa con la que se había ido el día anterior.

—P-pensé que aún dormías... todo esto se ve delicioso bebé —alagó admirando los diversos platos sobre la mesa— Te luciste.

Ambos sonrieron y se miraron con cariño, queriendo reducir la distancia.

—Ven aquí —pidió Yeonjun extendiendo sus brazos.

Beomgyu rodeó la mesa del comedor con rapidez y se lanzó a los brazos de su amado, oliendo su aroma y llenándose con su calor.

—Lo siento Gyu, no llevé ropa anoche y no tuve tiempo de bañarme, planeaba hacerlo aquí antes de desayunar.

—No me importa —murmuró apretándolo más.

El abrazo duró unos minutos más, pero el peligris no lo soportó más y alzó el mentón de Beomgyu para verle a los ojos, olvidando que seguía con el tapabocas. Beomgyu hizo un puchero.

—Quiero un beso de Junnie~ —exigió mientras con su mano quitaba el pedazo de tela para dejar a la vista sus gruesos labios .

Sus miradas estaban clavadas en la boca del otro, ansiosos por besarse como llevaban días sin hacerlo, pero cuando sus bocas se entreabrieron rosándose muy levemente un maullido les hizo detenerse.

—...

—¿Gyu?

—¿S-sí?

—Está restregándose contra mi pierna.

Yeonjun empezó toser y Beomgyu a correr para encerar a su travieso gato. Otro momento arruinado por el felino.

.

.

.

Yeonjun estaba en su habitación leyendo, escuchando otra vez las risas de su novio del otro lado de la pared, muriéndose de las ganas que tenía de ir a cogerlo en brazos y besarle, de estar con él aunque fueran unos jodidos cinco minutos.

El desayuno había sido arruinado, Yeonjun no podía comer en paz gracias a sus malestares y Beomgyu solo podía pedirle perdón por no haber cerrado bien la puerta de su habitación. Al final terminaron de comer y cada uno fue a su habitación.

La casa en la que vivían era de los abuelos fallecidos de Beomgyu, quienes se la habían dejado de herencia. Habían muerto hacia ya cinco años, siendo una tragedia muy fuerte para el castaño. Yeonjun era amigo de Beomgyu desde los diez años y se había encariñado mucho con los abuelos de este, por lo que también le afectó mucho. Luego de un tiempo los dos habían podido superarlo y se habían mudado juntos a esa casa, dejando a sus padres para independizarse. Y fue ahí cuando Yeonjun tuvo la oportunidad de vivir con su mejor amigo y el amor de su vida, quien tiempo después aceptó ser su novio.

Alergia. | yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora