~Capítulo 4~

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*16 Años*

Hacia dos años desde que sufrí el accidente, estaba harta de las pastillas y las visitas al hospital.

Cuando termine de vestirme me quede tumbada en la cama, mi vida era una maldita porquería...Mi hermana entro en mi habitación

-Gisele, tenemos instituto, vas a llegar tarde..

La fulmine con la mirada, ella adoraba el instituto, le encantaba enrollarse con su novio y que la vieran todos.

-Yo no voy...- Mire hacia la ventana y pude ver el jardín donde estaba Frosky, mi perro

-Escúchame, siempre has sido la rara sin amigos y no quiero que me arruines mi vida solo por que estés loca, Gisele no tienes amigos y estas amargada, que tengas una enfermedad no significa que tengas que ir pareciendo una víctima loca... Deberías a prender a disfrutar- Sophia me miro con suficiencia

Me lleno completamente de ira lo que dijo, quería devolvérsela, esta vez no se iría de rositas..

-Sabes...no quiero disfrutar del mismo modo que tu, siendo una guarra y enrrollandote con todos, tu reputación consiste en enseñar todo lo que tienes y lo que no

Mi hermana se quedo confusa, yo no insultaba a nadie, y menos a ella, pero la odiaba, siempre se creía mi jefa y no lo era....De sus ojos empezaron a saltar chispas, estaba muy cabreada con migo, se acerco a mi y me pego fuertemente en la cara, después me miro y se fue llena de ira, de mi nariz empezó a brotar sangre y cuando me mire en el espejo de mi tocador vi que en la mejilla tenia una marca roja y un poco lila que me escocía y dolía terriblemente, lo mas probable era que me apareciera un enorme moratón.

Fui al baño a echarme agua y de el armario que estaba al lado del espejo saque una pequeña cajita de madera, donde había unas pastillas diminutas, las había guardado desde hace dos meses, moje mi dedo en la sangre que me salia de la nariz y escribí adiós en el espejo, me trague todas las pastillas y mi vista empezó a nublarse, caí al suelo y me di en la cabeza con el borde de la bañera, de fondo oía a mi hermana y mi madre aporrear la puerta, pero ya era tarde. Mis padres sospechaban lo que había hecho, mi padre abrió la puerta quitando las bisagras, los tres entraron y pudieron verme pálida y con un charco de sangre procedente de la cabeza, se quedaron paralizados, pero debían actuar rápido o me iría para siempre, llamaron a la ambulancia y ya en el hospital los médicos intentaron salvarme, pero no lo consiguieron, estaba muerta, y lo estuve durante medio día...Pero cuando todos lloraban mi perdida, mi corazón empezó a latir lentamente, nadie supo como, pero paso y eso fue lo importante...

El adiós que escribí en el espejo atormento a mi hermana siempre, ella nunca se perdonara lo que paso ese día...

La Luz del OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora